Ocupa los departamentos de Cachi y San Carlos, en el centro-oeste de la provincia de Salta, sobre un sector de los renombrados Valles Calchaquíes, entre los 2.700 y 5.000 msnm. Su límite este lo forman las Altas Cumbres del Obispo o Cerro Negro, las nacientes del río Escoipe, la Sierra del Candado y el Filo del Pelado; por el sur lo limita una línea imaginaria que corta por la mitad al valle de El Tonco; por el norte, lo hace el Abra del Pozo Bravo y por el oeste, la Sierra Apacheta. Ya desde mediados de la década de 1980 se perfilaba como futuro Parque Nacional, al punto que la Administración de Parques Nacionales confeccionó un folleto en 1987 con los Parques Nacionales salteños en el cual incluía a Los Cardones
Flora
Dada su ubicación geográfica, el Parque alberga cuatro eco-regiones que, siguiendo la clasificación del trabajo titulado Eco-Regiones de la Argentina, elaborado por el PRODIA (Programa de Desarrollo Institucional Ambiental) en 1999, son: Altos Andes, Puna y Monte de Sierras y Bolsones, aunque estas eco-regiones no tienen límites demasiado precisos, sino que configurarían un “gran ecotono” entre sí. Para describir el Parque preferiremos, entonces, las biorregiones que propone Cabrera (1976) dado que nos parecen más adecuadas y aún se utilizan para el estudio del área protegida.
Se encuentran presentes en el Parque las siguientes provincias biogeográficas:
1) La Provincia Puneña, tal vez el bioma menos representado, que se presenta en altiplanicies, algunos cerros (el Negro principalmente) y quebradas entre los 3.500 y 4.500 m.s.n.m. aproximadamente. Se caracteriza por su clima frío y seco, de gran amplitud térmica diaria y suelos pobres en materia orgánica, pedregosos y arenosos, con elevado contenido de sales. También son característicos la escasez de arbustos, muchos espacios de suelo descubierto y especies herbáceas muy pequeñas que crecen formando cojines. Entre las más comunes cabe citar a la tolilla (Fabiana densa), una solanácea casi desprovista de hojas, la añagua (Adesmia horridiuscula), con ramas espinosas y flores amarillentas, y la rica-rica (Acantholippia hastulata), también espinosa, entre muchas otras. Sobre las rocas crecen distintas especies de musgos y líquenes, y en algunas partes se observa el suelo tapizado por gramíneas y pastizales. Las vegas 3⁄4zonas de suelo inundado y cubierto por vegetación de las familias de las ciperáceas y juncáceas3⁄4 suelen verse también en este sector.
2) La Provincia Altoandina aparece a más de 4.500 msnm, hasta aproximadamente los 5.200 msnm, donde el suelo también es pedregoso o arenoso pero algo más suelto e inmaduro (en etapa de transición). El clima es muy frío y la amplitud térmica presenta extremos muy opuestos, todo esto en un marco de escasas precipitaciones pluviales y algo más frecuentes en forma de nieve o granizo durante todo el año. La formación vegetal predominante es la estepa de gramíneas, donde se combinan distintos iros 3⁄4nombre que se da en el lugar a matas circulares de pastos muy duros3⁄4 como Festuca orthophyla, Deyeuxia cabrerae y Stipa saltensis, entre otras. Es común ver entre los iros especies como la cuerno de cabra (Adesmia patancana), las Senecio punae y Senecio graveolens, todas ellas con raíces profundas y ramas que forman como placas casi al ras del suelo. Desafiando con total entereza los rigores del clima, crecen, protegidas por los iros, pequeñas hierbas en forma de roseta con vistosas flores multicolores.
3) La Provincia Prepuneña se encuentra especialmente representado en el Valle de Tin-Tin, en la Planicie Cachipampa-Piedra del Molino, en Ovejería y en el sector norte del Valle del Tonco y Rumiarco.
Esta provincia biogeográfica abarca las laderas y quebradas secas de las montañas del noroeste de la Argentina, desde Jujuy a La Rioja, y está estrechamente relacionada con la provincia del Monte. La diferencia principal estriba en la poca importancia o ausencia del género Larrea, la abundancia de cactáceas columnares del género Trichocereus y de bromeliáceas y la presencia de varias especies endémicas de diferente género. Podría ser considerada como un distrito del Monte, pero dentro del Dominio Chaqueño es más conveniente dar a la Prepuna la categoría de Provincia (Cabrera, 1976).
En este bioma predominan los suelos pedregoso-arenosos, sueltos, permeables y casi sin humus, en medio de un clima seco, con lluvias exclusivamente estivales. La vegetación predominante es la arbustiva, pero también se desarrollan cardones (Trichocereus pasacana) 3⁄4que dan nombre al Parque Nacional3⁄4 y bosquecillos de especies muy bajas y bromeliáceas que crecen junto las piedras. La comunidad vegetal predominante es la estepa arbustiva, que cubre las laderas suaves de los cerros con arbustos cuya altura oscila entre un metro y un metro y medio como la chijua (Baccharis boliviensis) y otros menos conspicuos.
Entre estos arbustos o formando comunidades separadas, crecen herbáceas y gramíneas como Agrostis nana, un pasto común, y la endémica amancay (Ippeastrum tintineasis). En suelos salobres hay matorrales de jume (Suaeda divaricta) o de jume y pichanas (Cassia aphylla) conjuntamente. En esta eco-región se forman bosquecillos de churqui (Prosopis ferox) 3⁄4un arbolito muy característico por su tronco siempre torcido3⁄4 muy extensos y casi puros.
En las laderas de los cerros 3⁄4hasta aproximadamente los 3.200 msnm3⁄4, en especial las del Tin-Tin, la parte oeste del Malcante y las de las llamadas Cumbres del Obispo, se destacan los ya mencionados cardones (Trichocereus pasacana), que pueden alcanzar hasta diez metros de altura. Esta cactácea tiene características muy peculiares que vale la pena resaltar. En primer lugar, es significativa su longevidad, que comúnmente supera los 250 años; su tronco está cubierto de espinas de unos 30 centímetros de largo de color amarillo, casi dorado, que son utilizadas por los lugareños para tejer lana de llama. Alcanza la madurez reproductiva sólo entre los cuarenta y cincuenta años aproximadamente, cuando por primera vez genera sus características flores blancas. Éstas mueren a los pocos días de aparecer para dar paso al fruto, la pasacana, del que salen varios miles de semillas de las cuales muy pocas germinarán si encuentran refugio contra la inclemencia del tiempo en algún arbusto, oquedad del suelo o grietas en las rocas.
Su utilidad como madera es múltiple. Además de sus cualidades tintóreas, se usa para confeccionar vigas para los techos y aberturas de las precarias viviendas de los habitantes del lugar, postes para corrales y horcones de telar. Pero una de las utilidades que más cala en el sentimiento del puneño es la de poder confeccionar con el tronco ahuecado los bombos que resuenan a golpes de mano anunciando el carnaval, la festividad popular más importante en estas latitudes. Por último, su fruto es empleado como alimento para el ganado y también para los humanos.
4) Provincia del Monte.- Las especies representativas de esta región biogeográfica se ubican en el Área Tin-Tin (Duende Yacu y Bosque Azonal de Churqui) y quebradas del sur del Valle del Tonco, donde limitan directamente con la Puna 3⁄4más precisamente al pie de los cerros Malcante y Cumbres del Obispo3⁄4 . El jarillal es una de las formaciones vegetales más conspicuas de este ambiente, en el que se congregan con más predominancia las jarillas (Larrea divaricata) y otras especies de arbustos que tienen un amplio margen de adaptación a distintas temperaturas. En este sector, los cardones (Trichocereus pasacana) 3⁄4compartidos con la Prepuna3⁄4 acompañan en los faldeos a las jarillas hasta aproximadamente los 3.200 metros sobre el nivel del mar.
Por último, cabe mencionar que la presencia de pastizal de neblina en sectores del Valle Encantado significa una leve representación de la eco-región (o Provincia, según la clasificación que se tome) de las Yungas.
Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
Fauna
A pesar de tratarse de una zona donde la vida resulta difícil porque la configuración geográfica produce un clima muy inhóspito, la variedad de bio-regiones imperante compensa esa adversidad y hace posible que se den cita una importante cantidad de especies de las distintas clases. Comenzando por los mamíferos, se ha registrado una especie de la familia Dasypodidae, el piche llorón, (también llamado quirquincho chico [Chaetophractus vellerosus]) cuya longitud es de sólo unos 24 centímetros incluyendo cabeza y cuerpo y que está cubierto por abundantes pelos largos aun en la parte ventral. Hay otra especie, llamada quirquincho puneño (Chaetophractus nationi), que podría habitar el Parque Nacional por ser de este ambiente, como su nombre común lo indica, y que fue citada por Yepes (1928) y Cabrera (1957 y 1961) para la Argentina, pero estudios posteriores la excluyeron del territorio. De los félidos (Familia Felidae) encuentran refugio en esta área el gato de pajonal o gato pajero (Lyanchailurus pajeros), categorizado como “Vulnerable” en el orden nacional, el gato montés (Oncifelis geoffroyi) y el emblemático puma (Puma concolor) que comparten sus hábitos carnívoros con el zorro gris chico (Dusicyon griseus) y el zorro colorado (Dusicyon culpaeus), considerado en el ámbito nacional como próximo a la categoría de “Vulnerable” (NT).
Pasando a los mamíferos de pequeño porte, debemos mencionar a dos integrantes de la Familia Muridae (para otros autores Cricetidae), que son el ratón andino (Akodon andinus), exclusivo de los andes del norte, y el Akodon alterus o ratón de los pastizales. Hasta 1997 -luego se crearon más áreas- el Parque Nacional Los Cardones tal vez haya sido la única unidad de conservación bajo jurisdicción nacional que lo protegía, dado que está incluido en la lista de especies aún no registradas para ningún área de ese ámbito realizada por Heinonen Fortabat, S. y Chebez, J.C. (1997). La rata cola de pincel (Octodontomys gliroides), perteneciente a la Familia Octodontidae -que incluye animales que se asemejan más a las vizcachas pequeñas o a las ardillas que a las ratas o ratones típicos-, fue registrada para este Parque Nacional. Por último, dentro de la clase de los mamíferos cabe mencionar al tuco-tuco salteño (Ctenomys saltarius), que según los autores mencionados no estaría amparado en ninguna otra área protegida nacional.El camélido de distribución más amplia de Sudamérica, el guanaco (Lama guanicoe) está presente en esta unidad de conservación. Ver y fotografiar sus manadas constituye una de las metas de los amantes de la caza fotográfica.
Los anfibios no abundan en Los Cardones, pero hay dos especies que tal vez sean las más conspicuas: el Bufo spinulosus (vulgarmente sapo espinoso) y el Telmatobius hauthali.
Entre los ofidios están presentes la víbora de coral (Micrurus frontalis), dos culebras conocidas simplemente con ese nombre, que son: Philodryas trilineatus y Phimophis vittatus, la yarará ñata (Bothrops ammodytoides), la yarará chica (Bothrops neuwiedi) y la cascabel (Crotalus durissus).
El número de aves del Parque Nacional Los Cardones es importante si se tiene en cuenta que buena parte de su superficie es puna y zona de altos Andes, con sus respectivos ecotonos, donde la vida encuentra severos límites. En efecto, las características ambientales extremas determinan pautas adaptativas que restringen las posibilidades de colonización, reproducción y supervivencia (N.Acreche, H.A.Núñez y M.V.Albeza, 1988); por lo tanto, la presencia de avifauna está en total concordancia con ese principio. La primera mención, sin lugar a dudas, se la lleva el cóndor (Vultur grypus), cuyo avistaje a simple vista proporciona placer y admiración. Generalmente, en los vuelos de altura es acompañado por el jote cabeza roja (Cathartes aura) y el jote negro (Coragyps atratus).
Otra ave típica de las alturas es la gaviota andina (Larus serranus), que frecuenta las lagunas altoandinas y cuya presencia no es común, el carpintero andino (Colaptes rupicola), también endémico de los Andes y el nordeste de la puna, el carpintero de los cardones (Melanerpes cactorum), que apenas supera los 15 centímetros y cuyo nombre común hace referencia a su costumbre de posarse sobre cactus altos. Dentro de los picaflores se encuentran en el área varias especies: el picaflor coludo rojo (Sappho sparganura), con su inconfundible color rojo carmín y sus quince centímetros desde la cabeza al extremo de la cola, el picaflor andino (Oreotrochilus leucopleurus), que se distribuye a lo largo de toda la zona cordillerana, a excepción del extremo sur, y el picaflor gigante, notable no sólo por ser el más grande del grupo que puede observarse en territorio argentino, sino también por su coloración parda, sin colores vistosos como los de casi todos sus congéneres.
También su nombre científico, Patagona gigas, remite al tamaño. Sólo está amparado en muy pocas reservas o parques nacionales. Pasando al grupo de las palomas, se destaca la palomita ojo desnudo (Metriopelia morenoi), cuya presencia también es escasa en áreas protegidas nacionales, al igual que la palomita dorada (Metriopelia aymara). Muchas especies más, de distintas familias, componen el elenco ornitológico de este Parque Nacional: bandurritas, vencejos, dormilonas, jilgueros, pepiteros, tordos como el chiguanco (Turdus chiguanco), que siempre habita las zonas serranas, y muchos más cuya enumeración rigurosa escapa al tenor de esta página.
Por último, hay que destacar la presencia de dos endemismos entre las aves: Upucerthia andaecola, comúnmente conocida como bandurrita cola castaña, y Mimus dorsalis -o calandria castaña según la nomenclatura común-, habitante de ambientes puneños. Además, dos especies son exclusivas de la región -no del Parque- y podrían catalogarse de raras por su muy escasa presencia. Se trata de una rapaz, el aguilucho cola corta (Buteo brachyurus) y del yal grande (Idiopsar brachyurus), un passeriforme que habita las estepas altoandinas del noroeste.
Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
Ubicación
Ocupa los departamentos de Cachi y San Carlos, en el centro-oeste de la provincia de Salta, sobre un sector de los renombrados Valles Calchaquíes, entre los 2.700 y 5.000 msnm. Sus coordenadas son: 25† 05’ de latitud sur y 66† 19’ de longitud oeste. Su límite este lo forman las Altas Cumbres del Obispo o Cerro Negro, las nacientes del río Escoipe, la Sierra del Candado y el Filo del Pelado; por el sur lo limita una línea imaginaria que corta por la mitad al valle de El Tonco; por el norte, lo hace el Abra del Pozo Bravo y por el oeste, la Sierra Apacheta.
Superficie
El Parque Nacional Los Cardones ocupa una superficie de 64.117 hectáreas
Relieve
El noroeste argentino, que incluye a la provincia de Salta, está constituido por tres unidades orográficas básicas: la Puna, la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas.La puna es un área caracterizada por cordones comparativamente bajos en altura relativa, separados por amplias depresiones cerradas situadas a gran altitud (González Bonorino, 1958). Su aspecto general es el de una extensa meseta (planicie de altura) situada entre los 3.000 y 3.500 metros sobre el nivel del mar. Esta región es la parte austral del gran altiplano boliviano-peruano que penetra hasta las sierras de Fiambalá, en la provincia de Catamarca (27† 15’).
Como es lógico, sus límites no son rectilíneos sino más bien todo lo contrario, de modo que incursionan y se retraen permanentemente en la región contigua ubicada al este 3⁄4la Cordillera Oriental3⁄4 , donde se se encuentra el Parque, por lo cual en su ámbito se encuentran regiones puneñas.
El sector occidental de la puna está constituido por volcanes, en su mayoría inactivos, con alturas que sobrepasan los 6.000 m. El oriental, que ocupa parte del Parque, tiene un relieve menos complejo, ya que los cordones presentan una orientación casi constante norte-sur o nornordeste-sudsudoeste y la altura, en general, es menor y más uniforme. El cerro más alto de Los Cardones es el Malcante, de 5.226 m y el punto más bajo alcanza los 2.650 m en la confluencia del río Tonco con el arroyo El Cardonal.
La Cordillera Oriental se extiende entre la Puna (al oeste) y el comienzo de las Sierras Subandinas por el este. Dentro de esta unidad de relieve que ocupa parte del área protegida se pueden distinguir tres ambientes: el de sierras, formado por sierras y cerros aislados separados por valles 3⁄4depresiónes relativas amplias y de pendiente suave3⁄4 y quebradas que, a diferencia de los primeros, son depresiones angostas, alargadas y con pendientes abruptas. Otro ambiente presente es el piedemonte, formado por superficies levemente inclinadas, algunas de las cuales sufren la acción erosiva fluvial y otras no. Y el tercer ambiente distinguible es el de las zonas deprimidas que reciben el aporte de material fino arrastrado por los distintos agentes. En estas zonas bajas intermontanas del oeste de Salta se formaron salares de gran extensión, como el conocido Salar del Hombre Muerto y el Centenario, los más próximos al Parque de los que tienen superficies importantes.
En la zona serrana predominan los suelos pedregosos someros, profundos y de textura media. Al pie de las elevaciones abundan los suelos llamados rojos, de distinto tipo, y en las depresiones hay suelos arenosos y salinos.
Es muy pintoresco el panorama que presentan los faldeos de algunos cerros, como es el caso del Tin-Tin en su parte oriental, que muestra una variada gama de colores que va desde el rojizo al verde y el negruzco.
Hidrografía
La estribaciones montañosas del sector este del Parque impiden el paso de las corrientes húmedas del Atlántico, y la cordillera occidental, por su parte, condensa la poca humedad que transportan los vientos del Pacífico. Por lo tanto, las precipitaciones que dan lugar a la formación de ríos ocurren en los extremos de los cerros.
El Parque no tiene cursos de agua permanentes, pero con las lluvias copiosas del verano se producen torrentes en los ríos Tonco, Tin-Tin y en el arroyo El Cardonal. La laguna de Cachipampa es una cuenca cerrada, por lo que también la presencia de agua depende de las precipitaciones pluviales.
Clima
INCOMPLETO
Cómo llegar
Desde la ciudad de Salta se debe tomar la ruta nacional N† 68 hacia el sur y, luego de recorrer aproximadamente 40 kilómetros 3⁄4a la altura de la ciudad de El Carril3⁄4, se llega al cruce con la ruta provincial N† 33. Esta última debe tomarse hacia el oeste y tras recorrer unos 57 kilómetros a través de la Quebrada de Escoipe y la Cuesta del Obispo, se cruza al Parque en el abra Piedra del Molino (a unos 3.350 msnm), que constituye la entrada este del Parque.
Recursos Culturales
Los últimos 500 años de la historia indígena en el noroeste de la Argentina 3⁄4siglos X a XV3⁄4 se caracterizan por los desarrollos regionales, entre los que se cuenta el de los habitantes de los Valles Calchaquíes y otros ubicados más al sur. Este crecimiento está vinculado con el colapso, durante el transcurso del siglo X, de las culutras de La Aguada y de Tiwanaku, que hasta ese momento concentraban el poder. En el proceso se entrelazaron cuestiones culturales anteriores y nuevas tecnologías, como el manejo de los recursos naturales a través de la cría del ganado (llama) y de la agricultura por irrigación. Estos pueblos, llamados Cacanos o Grupo Diaguito-Calchaquí, constituyen en realidad tres entidades distintas que los primeros colonizadores generalizaban, aplicando al conjunto el nombre de algunas de sus partes. Pero lo más importante desde el punto de vista étnico, en lo que todos los estudiosos coinciden, es que los tres pueblos hablaban la misma lengua, llamada “cacá” o “cacana”, de donde se infiere que, de acuerdo con las normas de la etnología, el único nombre genérico aplicable para designar a los pulares, calchaquíes y diaguitas sería el de cacanos.
Uno de los caracteres que distinguía a los cacanos era la inhumación de cadáveres de los niños en hornillos de cerámica. Utilizaban el arco y la flecha como elementos de defensa y el desarrollo de la agricultura era tal que el padre Bazán escribía en la segunda mitad del siglo XVI que estos pueblos indígenas “cultivaban maíz en mucha abundancia”. Además, se conoce que cultivaban papa, quínoa, zapallo, ají y maní y recolectaban la algarroba y frutos de chañar para confeccionar panes, arrope y bebidas. Aprovechaban íntegramente la llama, a juzgar por los restos óseos de alimentación, las estructuras de corrales, el uso de fibras para elementos textiles y la confección de calzado y bolsas con su cuero. Todas las culturas cacanas parecen haber complementado sus dietas con productos de la caza. Los animales preferidos eran la vicuña, la taruca y el guanaco. Algunas aves, serpientes y batracios parecen haber sido importantes para ellos, porque se los ve representados en el arte rupestre y en la cerámica.
Los cacanos fueron el elemento étnico más representativo de todo el noroeste argentino y su cultura era de las más elevadas del país precolombino (Canals Frau, 1986). La región de los Valles Calchaquíes fue un territorio de complejidad socio-política a partir de la expansión inca, que estableció en ellos importantes instalaciones administrativas. Después de la caída de la capital cuzqueña, fue el principal escenario de las guerras contra el dominio español (Tarragó, 2000). La cabecera de todo el territorio estuvo, al menos en la época inca, en La Paya, al sur de Cachi y muy cerca del Parque Nacional Los Cardones. En este lugar, hacia 1906, el célebre Juan B. Ambrosetti efectuó excavaciones con un resultado de más de 200 hallazgos.
Se calcula que en el siglo XIII estaban en actividad muchos centros poblados a lo largo de los valles del noroeste, de los cuales el Calchaquí era el más habitado. Durante este período de expansión territorial, sucedieron muchos conflictos entre los distintos asentamientos y fue en este momento cuando los famosos pukara o pucará se expandieron como medio de defensa tan eficaz como lo eran los andenes (bancales estrechos y paralelos) para los cultivos en las laderas.
Es oportuno señalar que algunos autores sostienen la tesis de que los primeros habitantes de la región cacana debieron de ser huárpidos, y que posteriormente recibieron influencia de las civilizaciones de la montaña (Andes). También estiman que desde el actual territorio de la provincia de Santiago del Estero hubo influencias antropológicas portadoras de costumbres amazónicas. Por ejemplo, el mencionado entierro en urnas fue una modalidad proveniente de aquellas latitudes.
Se presume que la zona del actual Parque Nacional Los Cardones ha cumplido una función estratégica por su ubicación en medio de los poblados valles de Lerma y Calchaquí, ambos importantes centros de producción durante el período incaico (aunque en la zona del área protegida también se dataron restos anteriores al período del desarrollo agrícola).
Lo más importante de destacar son los cuatro caminos incaicos que surcaron Los Cardones. Uno de ellos -que hoy se conoce como la recta de Tin-Tin- se conectaba con centros administrativos partiendo de un sector de la Cuesta del Obispo y a través de Payogasta. Cerca de ésta hay dos antiguos puestos relacionados con el camino inca. Otro sendero bajaba paralelo al Tin-Tin en dirección a los centros incas de Cachi y Puerta de La Paya, donde se encuentran interesantes restos de la antigua ciudad de La Paya.
Hay un camino que conducía a tres centros importantes que habían establecido los incas: Molinos, Seclantás y Amblayo, en tanto otro camino ascendía desde la localidad de Chicoana hasta el Valle de Lerma.
En el extremo norte del Valle Encantado, dentro del Parque, hay cuevas y aleros con pinturas rupestres que representan figuras humanas y animales. Por ejemplo, se destacan dibujos de llamas en hileras y figuras humanas similares a las encontradas en Carahuasi y Guachipas. En las proximidades del puesto Agua de los Loros se encontraron abundantes restos líticos en superficie: puntas de proyectil, raspadores, núcleos y otros utensilios, probablemente pertenecientes a la cultura Ayampitiense (la hallada por Rex González en 1940 en las inmediaciones de la Pampa de Olaén, Córdoba).
En algunos sectores donde los procesos geológicos generaron la formación de piedras calizas pudieron encontrarse restos fósiles de mucha antigüedad.
De lo dicho hasta ahora es fácil deducir el gran valor arqueológico del Parque, que constituye no sólo un motivo más para visitarlo sino que lo convierte en un desafío para los arqueólogos.
Ecoturismo
INCOMPLETO
Conservación
El “Plan Operativo Bienal del Parque Nacional Los Cardones – años 2003-2004”, elaborado por la Delegación Regional Noroeste y personal del propio Parque dice que “dado que el Área Protegida contiene diversas eco-regiones, y la priorización de problemas difiere de un sector a otro, se efectuó una priorización por ambientes”, y a continuación presenta un extenso cuadro sinóptico con los problemas de cada región natural. En esta página trataremos de simplificar el desarrollo de este ítem mencionando los problemas generales de toda el área sin destacar cuáles son prioritarios en cada eco-región.
Una situación irregular para cualquier espacio natural protegido es la presencia de pobladores que, en la mayoría de los casos, practican una economía precaria que incluye la tenencia de algunas cabezas de ganado, extracción de madera y caza furtiva, entre otras alteraciones. Es común que también haya perros y se siembren plantas exóticas, ya sea para alimento o con fines ornamentales y que se quemen superficies próximas a las viviendas para quitar las “malezas”. Este problema 3⁄4no menor por cierto3⁄4 afecta a muchos lugares del Parque Nacional Los Cardones.
También se producen introducciones de ganado por distintos puntos del perímetro del área, problema al que se suma la existencia de burros cimarrones.
La caza furtiva, especialmente de guanacos, es un hábito que adoptan muchas personas en prácticamente todas las áreas protegidas, debido a la mayor abundancia de fauna resultante de la protección, y algunas veces, porque al cazador le resulta menos riesgoso incursionar en un campo de varios miles de hectáreas con escaso personal de control, que hacerlo en uno pequeño donde el encargado del mismo se pondría en alerta de inmediato.
Los simpatizantes de los vehículos todo terreno -autos y motos- encuentran en algunas partes del parque paradisíacas pistas para poner a prueba su destreza y la de sus transportes. Esto, lógicamente, representa una fuerte agresión al medio porque provoca huída de animales, ruptura de la vegetación para “mejorar” los circuitos y contaminación sonora para otras personas que posiblemente hayan recorrido varias centenas de kilómetros en busca de un lugar apacible donde contactarse con la naturaleza, entre otros factores negativos.
Otra dificultad para la preservación del área es que sigue estando “en la mira” de los explotadores de yacimientos mineros. Si a esta suma de problemas le agregamos los ocasionados por la falta de límites claros que señalen la existencia de un Parque Nacional y la carencia de elementos básicos como vehículos y caballos suficientes para que los guardaparques -cuyo número es prioritario aumentar- puedan ejercer un debido control, tenemos un panorama de las principales dificultades que afectan el buen mantenimiento de la unidad de conservación y que requieren soluciones urgentes.
Fecha e Instrumento Legal de Creación
La Ley 24.737, sancionada el 20 de noviembre de 1996 y promulgada por Decreto N° 1467/96 (Boletín Oficial del 20/12/96), crea el tercer parque nacional de la provincia de Salta. Esta ley acepta la cesión de jurisdicción efectuada por la provincia al Estado Nacional mediante la Ley 6.805 sobre un área de aproximadamente 70.620 hectáreas ubicada en el Departamento de Cachi, cuyos límites se describen, y crea el Parque Nacional Los Cardones.
Declara de utilidad pública los inmuebles contenidos dentro de los límites descriptos, estableciendo que se promoverá la compra o el pertinente juicio de expropiación de las áreas que quedarán bajo la figura de Parque Nacional en sentido estricto. A tal efecto, el Estado Nacional, por intermedio de la Administración de Parques Nacionales, deberá determinar qué áreas serán destinadas a Parque Nacional y cuáles a Reserva, siempre que ello fuera necesario.
Esta norma tiene como antecedente un convenio firmado el 18 de mayo de 1986 entre la provincia de Salta y la Administración de Parques Nacionales, por el cual la provincia se comprometió a ceder al Estado Nacional el dominio y la jurisdicción de un área de aproximadamente 70.620 hectáreas con el fin de incorporarla al sistema de la Ley 22.351 bajo el nombre genérico de Parque Nacional Los Cardones. El compromiso incluía la promoción por parte del Poder Ejecutivo ante la Legislatura provincial de la declaración de utilidad pública de los inmuebles del dominio privado comprendidos en la cesión.
El objetivo de su creación fue amparar una interesante variedad de ambientes naturales de sierras y quebradas secas situadas a una altura de entre 2.700 y 5.000 msnm. En la formación arbustiva se destaca la abundancia del cardón (Trichocereus pasacana), típica de la Prepuna, aunque también hay comunidades que corresponden al Monte y a la Puna y Altos Andes en las zonas más altas.
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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez
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