Se encuentra localizada en el noreste argentino, más precisamente en la provincia de Formosa y muy cerca de la ciudad capital sobre la margen del río Paraguay. Es una típica llanura aluvial regida por acción del río Paraguay y se encuentra conformada por brazos que forman meandros laterales al canal principal, lagunas, bañados, esteros y cañadas, muchos de los cuales están bordeados por albardones. Esta Reserva de la Biosfera debe considerarse la primera situada muy próxima a una urbe. Son unas 10.000 hectáreas – hay posibilidades de incrementar el área- de las que ningún punto está muy distante de la ciudad de Formosa. Presenta un auténtico mosaico de ambientes, un paisaje donde se integran humedales, pastizales con palmares, bosques húmedos o selvas en galería y un importante curso de agua, todo lo cual brinda mayores alternativas de refugio y alimento para la fauna silvestre, lo que optimiza la diversidad biológica. Se están implementando actividades de ecoturismo y turismo aventura, aprovechando estos atributos de la naturaleza que conserva su estado prístino como pocos lugares de la Argentina pueden ofrecerlo.
En el Chaco Oriental, bio-región donde se sitúa la Reserva de la Biosfera Laguna Oca, la vegetación está muy vinculada con las distintas formas del paisaje. Las comunidades vegetales se encuentran determinadas por el gradiente topográfico que ocupan, y éste está relacionado, a su vez, con el gradiente de inundación (Ginzburg y Adámoli, 2006). Sería la única reserva que ampara las selvas de inundación del río Paraguay, que poseen algunas especies vegetales propias.
El “monte fuerte” es la comunidad florística más importante. En este ambiente se desarrollan especies como el quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae), el más abundante y que alcanza el porte de unos 20 m de altura y un tronco de 1 m de diámetro; el segunda instancia, por su abundancia, está el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), de menor importancia como maderable. También están presentes el algarrobo negro (Prosopis nigra); el guayacán (Caesalpinia paraguariensis); el mistol (Ziziphus mistol); el algarrobo blanco (Prosopis alba); el chañar (Geoffroea decorticans), entre varias especies más, algunas compartidas con la parte Occidental o Chaco Seco. Estos árboles, en este sector oriental, generalmente ocupan partes altas del terreno y son en su mayoría especies caducifolias.
Otra comunidad típica de la región son los pastizales, que también se expanden sobre suelos relativamente altos, con humedad abundante pero espacios que no llegan a inundarse. En ellos prosperan especies herbáceas, entre las que predominan gramíneas como la paja colorada (Andropogon lateralis), la cola de zorro (Schizachiryum spicatum) y el espartillo dulce (Elionurus muticus) y, luego de incendios, aparecen Calea cymosa, Turnera grandifolia y Aspalia pascaloides, entre otras (Ginzburg y Adámoli, op. cit.). Un tercer ambiento florístico esta representado por sabanas, donde el agua a veces se instala por un tiempo, y en ellas son conspicuas las especies herbáceas salpicadas por palmares de caranday o palma blanca (Copernicia alba) con especies leñosas distanciadas entre sí como espinillo (Prosopis affinis) y el palo piedra ((Diplokeleba floribunda), entre otros. Señalan Ginzburg y Adámli (op. cit) que muchas veces, entre el monte fuerte y las sabanas y los palmares, existe una zona de transición donde se presenta un bosque bajo abierto, en el que coexisten árboles de menor porte, palmeras caranday y arbustos. Luego, es importante señalar que en los albardones que acompañan a los cursos de agua se forman las características selvas en galería donde se aprecian árboles de porte grande como el lapacho rosado (Tabebuia heptaphylla), el timbó colorado (Enterolobium, contortisiliquum), el espina de corona (Gleditsia amorphoides), el guayaibí (Patagonula americana), el urunday (Astronium balansae), el ombú Phytolocca dioica), el laurel blanco (Ocotea diospyrifolia), el pindó (Syagrus romanzoffiana), el Francisco Álvarez (Pisonia zapallo), el guaycurú (Capparis flexuosa) y el timbó blanco (Albizia inundata), el ibirá-pitá-í (Pterocarpus michelii), el chañar de río (Geoffroea striata), el arbusto picanilla (Guadua paraguayana) y abundantes epifitas, bromélias y trepadoras.
Sobre los albardones más bajos y angostos, que se desarrollan junto a los ríos que reciben abundantes tributarios, el Paraguay en nuestro caso, crece una selva en galería, pero bastante más pobre porque muchas especies no soportan las periódicas inundaciones que ocurren en estos, cosa que no sucede en los altos terraplenes que acompañan los cursos alóctonos, que sólo reciben aguas en sus nacientes y llegan a las costas del Paraguay y Paraná muy pobres en caudal hídrico.
En última instancia hay que mencionar una de las fisonomías más conspicuas de la zona tratada, la que ocupan los espejos de agua que según sus características reciben el nombre de esteros –son terrenos deprimidos donde el agua queda como disimulada por la abundante vegetación que generan-; lagunas, que son cuerpos de agua bien definidos, con aguas generalmente permanentes y poco profundas y desarrollan vegetación en las márgenes más que en las partes centrales; las cañadas, depresiones que se convierten en vías de escurrimiento entre terrenos con ondulaciones, cuyos suelos son hidromórficos turbosos por la rica asociación vegetal que forman. Es decir, estos humedales son muy ricos en flora acuática, siendo muy comunes los pehuajó (Thalia geniculata), el piri (Cypereus giganteus), totora (Typha sp.), el camalote o aguapé (Eichhornia azurea), la paja de techar (Panicum prionitis), la paja amarilla (Sorghastrum setosum), junco (Schoenoplectus californicus) y la paja boba (Paspalum intermedium), entre muchísimas especies más.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
En el ítem referido a la flora se comentaba la variedad de ambientes que posee esta región del Gran Chaco, denominada Chaco Húmedo. Esta diversidad fisonómica y florística permite el desarrollo de una no menos variada fauna.
En la eco-región Chaco Húmedo el número de tetrápodos de distribuye como se indica a continuación: unas cuarenta especies de anfibios, cincuenta de reptiles, trescientas cincuenta de aves y setenta de mamíferos (Ginzburg y Adámoli, 2006). Dada la magnitud de estas cifras y la carencia de un censo completo de fauna vertebrada en el área prospectada, sólo nos limitaremos a nombrar algunas especies presentes que tienen por su estatus, un valor especial para la conservación.
El total de especies ictícolas del río Paraguay sería cercana a las 400 (Bonetto, 1998; citado por Menni, 2004), pero esta cifra se refiere a los 2550 km de recorrido del cauce, por lo que en un segmento del mismo que involucra al área protegida, debemos estimar que esa cifra sea significativamente menor.
Respecto a los anfibios ya se mencionó que representan una alto porcentaje, en comparación con otras eco-regiones, dentro de los vertebrados. Algunas de las especies conspicuas son: unas nueve especies del género Leptodactylus, la mayoría de ellas llamadas comúnmente ranas, exceptuando a las que se identifica vulgarmente con los nombres de rana chaqueña ( Leptodactylus chaquensis), rana sapo (Leptodactylus bufonius), rana criolla (Leptodactylus ocellatus) y la llamada rana de bigotes (Leptodactylus mystacynus). Del género Bufo se destaca el sapo buey o cururú por su gran tamaño (Bufo paracnemis); habitan también varias especies del género Hyla , llamadas ranitas trepadoras por su adaptación a treparse con gran facilidad aún en superficies lisas, otras de los géneros Scinax y Phyllomedusa, denominadas ranas mono y varios géneros más.
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Dentro del grupo de los reptiles se encuentran, entre otras, ambas especies de yacaré que habitan territorio argentino, el yacaré negro o de hocico angosto (Caiman yacare) y el yacaré overo o ñato (Caiman latirostris), ambos considerados con estatus Vulnerable; la iguana overa (Tupinambis merianae), la tortuga canaleta chaqueña (Acanthochelys pallidipectoris), considerada En Peligro de Extinción, la boa curiyú (Eunectes notaeus), también con el rango de Vulnerable.
Entre la gran diversidad de aves, se pueden nombrar las siguientes: el águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus), con categoría de Vulnerable; el pato real (Cairina moschata), también Vulnerable-; el raro milano pico garfio (Chondrohierax uncicatus), consumidor de caracoles y sólo habita la región chaqueña y la provincia de Misiones; el tapicurú (Mesembrinibis cayennensis), muy rara especie de la familia Threskiornatidae que sólo se la observa en Misiones, Corrientes y el este de Formosa y Chaco; el también muy escaso yasiyateré grande (Dromococcyx phasianellus)(Chebez,2005), hasta hace poco sólo citado para el norte de Misiones; el yetapa de collar (Alectrurus risora) – Vulnerable-; el boyero ala amarilla (Cacicus chrysopterus), escaso boyero que construye enormes nidos colgantes como otros de sus congéneres.
Entre los mamíferos, se destacan el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), considerado en la Argentina con estatus En Peligro; el oso melero (Tamandua tetradactyla), estimado localmente con estatus Riesgo Bajo; el mirikiná o mono de noche (Aotus azarai), al que la SAREM (2000) califica como Vulnerable; el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), que también en la Argentina se lo considera En Peligro; el mono carayá o aullador (Alouatta caraya) con estatus local Riesgo Bajo; el lobito de río (Lontra longicaudis) – catalogado En Peligro para la Argentina-; el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris), especie emblemática del noreste argentino; el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), con estatus En Peligro; el raro murciélago gigante (Chrotopterus auritus), el ocelote (Leopardus pardalis)- Vulnerable-; el gato montés (Oncifelis geoffroyi) apreciado como de Riesgo Bajo, pero comercialmente ocupa el Apéndice I de la CITES; el puma (Puma concolor), también localmente ubicado con estatus de Riesgo Bajo; el coatí (Nasua nasua) – estimado con Riesgo Bajo; el tapir (Tapirus terrestris), el mamífero terrestre más grande de la región Neotropical y se ubica como En Peligro en la nómina de la SAREM, y una alto número de otras especies de distintas familias u órdenes que habitan esta Reserva de la Biosfera ubicada en una región subtropical del territorio argentino. Los invertebrados no se mencionan por carecer de información.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Ubicación
La Reserva de la Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay se sitúa al norte de la República Argentina, en el centro este de la provincia de Formosa, junto a su capital provincial, sobre la margen derecha del río Paraguay.
Las coordenadas geográficas que corresponden al área son: los 26º 07’ a 26º 22’ de Lat. S y los 58º 05’ a 58º 17’ de Long. O.
Superficie
La reserva de Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay posee una extensión de 10.000 hectáreas (15.985 según otras fuentes, dado que se analizaba la posibilidad de incrementar su extensión) y tiene la particularidad de haberse creado contigua a una ciudad grande; la de Formosa en este caso.
Las Reservas de la Biosfera permanecen bajo la jurisdicción del país donde están ubicadas y su configuración depende de situaciones locales. Algunos países han promulgado una normativa específica para el establecimiento de reservas de Biosfera.
Es frecuente establecer Reservas de Biosfera aprovechando la existencia de áreas que ya disponen de protección legal. Diversas Reservas de Biosfera encierran simultáneamente áreas protegidas bajo otros sistemas -como reservas o parques nacionales, provinciales, municipales o de otro ámbito- o incluidas en otros sitios internacionalmente reconocidos como los Patrimonios de la Humanidad o los Humedales de Importancia Internacional (Sitios Ramsar). La propiedad del suelo puede ser también heterogénea.
Para llevar a cabo las actividades complementarias de la conservación y el uso de los recursos naturales, las Reservas de Biosfera se ordenan espacial y funcionalmente mediante su división en tres tipos de zonas interrelacionadas: núcleo, tampón o de amortiguación y transición, a saber:
– la zona núcleo – que en el caso de la Reserva que nos ocupa es de 635 ha- tiene que estar protegida legalmente y debe asegurar una protección a largo plazo del paisaje, los ecosistemas y las especies que contiene. Debe ser suficientemente grande para garantizar los objetivos de la conservación y puede haber más de un sector con estas características. Normalmente, la zona núcleo no está sometida a las actividades humanas, excepto para la investigación, el seguimiento del emprendimiento.
– la zona tampón o de amortiguación – con 925 ha en la Reserva Laguna Oca- deberá estar bien delimitada, rodea la zona núcleo o está junto a ella. Las actividades que aquí se desarrollan están organizadas de modo que no sean obstáculo para los objetivos de conservación de la zona núcleo, sino que aseguren la protección de ésta. De ahí viene la idea de “amortiguación”. En ella, se puede realizar la investigación experimental para hallar formas de manejo de la vegetación natural, tierras de cultivo, bosques o pesca, con el fin de mejorar la producción a la vez que se conservan los procesos naturales y la diversidad biológica, incluyendo el suelo, en el máximo grado posible. De la misma manera, en la zona de amortiguación se pueden realizar tareas vinculadas con la educación, el turismo y trabajos para la rehabilitación de áreas degradadas.
– en última instancia se reconoce una zona de transición, es la zona externa de la reserva. En ella se pueden localizar asentamientos humanos, desarrollar diversas actividades agrícolas, ganaderas, forestales y de aprovechamiento de fauna y flora. Este espacio en “Laguna Oca” tiene una superficie de 8440 ha (si se considera su superficie original de 10.000 ha).
Aquí las poblaciones locales, empresas privadas, organismos de conservación del estado, entidades científicas y académicas, ONGs y otros interesados deben trabajar en conjunto en tareas de gestión y desarrollo sostenible de los recursos de la zona para el beneficio de sus habitantes. Dado el papel que la Reserva de la Biosfera ha de desempeñar en la gestión sostenible de los recursos naturales de la región, la zona de transición tiene un fuerte significado social para el desarrollo de la misma.
Relieve
El territorio de la provincia de Formosa – delimitado por los ríos Pilcomayo y Bermejo- pertenece a la gran eco-región del Chaco. Una vasta planicie semi-árida que ocupa en Sudamérica más de 1.000.000 km2, de los cuales cerca 800.000 km2 están incluidos en la República Argentina y el resto se distribuye en Bolivia y Paraguay (Canevari, et al, 1998). Es la segunda eco-región de Sudamérica por su extensión, siendo precedida sólo por la región Amazónica (Bucher, 1980 y 1983). Se caracteriza por el predominio de bosques subtropicales espinosos y sabanas húmedas y semiáridas, siendo muy rica en vida silvestre.
El extremo este de la Provincia está delimitado por el río Paraguay, sector que corresponde a la subdivisión denominada “depresión oriental “, que se caracteriza por ser una amplia planicie de origen lacustre y aluvial, con relieve casi cóncavo que cubre más de 2.000.000 ha; siendo la parte más deprimida del territorio provincial. A través de la misma escurre toda el agua superficial de la región para finalmente verter el excedente en el río Paraguay. Se identifica por la alternancia de estrechos albardones de riachos con amplios interfluvios deprimidos, que abarcan la mayor parte de su superficie. En los interfluvios deprimidos se presentan riachos de drenaje pobre, inundables, con abundantes limos y arcillas, que son materiales relativamente finos y generadores de suelos de menor permeabilidad (Chiozza y Figueira, 1982). La vegetación de los albardones es de selvas en galería y en los interfluvios se presentan pajonales y sabanas.
Los movimientos tectónicos que formaron los Andes generaron aquí líneas de falla más o menos paralelas a la que generó el río Paraguay y también se observan escalonamientos o umbrales de muy leve altura provocados por otros fenómenos geológicos. En este marco geomorfológico general se sitúa la Reserva de la Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay.
La leve pendiente general del área va del oeste hacia el este, declive que lógicamente influye en la orientación de los ríos de la zona cuyos cursos acompañan ese sentido de circulación. La cota máxima es de 205 m.s.n.m. y se sitúa en la localidad General Moscón y la mínima es de sólo 65 m en la ciudad de Formosa (Chiozza y Figueira, op. cit.).
El brazo sur del río Pilcomayo inferior, como tantos otros del este de la región chaqueña, van construyendo su cauce por erosión retrocederte y fue formado tempranamente. Así Lange (1906) comprueba en el terreno el retroceso del Salto del Palmar, y Tapia (1935), casi al mismo tiempo que Groeber (1961), plantea este origen para los ríos y arroyos que vuelcan sus aguas en los ríos Paraguay y Paraná. Reseñando, podemos decir que el área analizada se encuentra en una gran llanura aluvial influenciada por la acción del río Paraguay, donde se diseminan muchos brazos laterales al curso principal que forman meandros, pequeños deltas, lagunas, barras de cauces y albardones.
Hidrografía
El río Paraguay es el principal curso de agua que afecta al área donde se establece la Reserva de la Biosfera prospectada. Este constituye la segunda subcuenca del sistema del Plata- la primera es el río Paraná- y abarca una extensión aproximada de 1.100.000 km2. y un longitud cercana a los 2.550 kilómetros. Sus nacientes se remontan a los Chapados de Arinos en la meseta de Matto Grosso, a 300 metros sobre el nivel del mar. La zona de la naciente se extiende sobre un valle lagunoso cubierto por palmares y formado en la extremidad occidental de la Sierra de Parecis (Torres, 1958). En un primer tramo circula con el nombre de Diamantino por pasar por una localidad brasileña de ese nombre. Su lecho muestra un perfil longitudinal muy regular revelando que es un río maduro.
Dado las características del relieve, sus máximos caudales se registran en Asunción en los meses de invierno, presentando el estiaje en verano (enero y febrero), con un módulo máximo en creciente de 9000 m3/segundo, y un mínimo de 1.800 m3/segundo (GAEA, 1975). La enorme región ubicada más al norte conocida como El Pantanal, que se considera al humedal más extenso del mundo, abarcando una superficie cercana a los 80.000 km2, actúa como regulador del régimen del río. En efecto, en este terreno, al comenzar el período de lluvias hacia el mes de octubre, se produce una saturación de agua de los bajos desde el norte hacia el sur, y desde zonas más elevadas en la parte central hacia los laterales, llegando la máxima saturación en el mes de marzo. La mayor parte de esta agua va escurriendo hacia el río Paraguay entre abril y julio, mes en el que comienza aproximadamente la bajante. El tramo que transcurre entre la confluencia de los ríos Apa e Itá-Pirú, con una extensión de unos 400 kilómetros, es en el cual recibe los mayores caudales de agua. En este tramo el río Paraguay posee unos 650 metros de ancho y es poco profundo, con su margen izquierda elevada y la derecha baja, por la que se desborda en las crecientes sobre anchos que varían entre cinco y diez kilómetros (Torres, op. cit.). En su tramo sobre la provincia de Formosa recibe como tributarios los importantes cauces de los ríos Pilcomayo y Bermejo, el cual le acarrea gran cantidad de material sólido.
El arroyo San Hilario, el riacho Guaycolec y el Pilagá son los afluentes más próximos al área de la reserva que recibe el río Paraguay desde territorio argentino. Amén de estos cursos de agua hay que hacer referencia a la Laguna Oca, que da nombre al área protegida y es una de las tantas que se forman en la región y que alimenta el Paraguay con sus desbordes.
Clima
La Reserva de la Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay se sitúa en una zona afectada por clima subtropical templado. Las precipitaciones promedian unos 1200 a 1300 mm anuales y la temperatura media anual es de 23 C º. En época estival las temperaturas máximas pueden alcanzan los 40 Cº y los inviernos no están exentos de días con temperaturas bajo cero, produciéndose heladas.
La zona está afectada por el anticiclón del Atlántico Sur y por la baja térmica del continente sudamericano, que propician la formación de masas de aire tropical. La combinación de estas masas con las atlánticas polares determina el régimen de lluvias de la zona.
En cuanto a las precipitaciones presentan una merma marcada en la estación invernal y dos picos de aumento de las mismas, uno más acentuado en el mes de marzo y otro suave en el mes de noviembre.
Haciendo referencia al clima provincial en general se observa que por su desarrollo latitudinal el extremo noroeste está dentro de la zona tropical, hallándose la mayor parte del territorio al sur del Trópico de Capricornio, lo que nos indica a su vez la distancia con el Ecuador hecho que nos señala la no existencia de marcadas diferencias en la duración de los días y las noches, pero sí en la intensidad de la insolación.
Es importante señalar que al estar el oeste de la provincia afectado por un clima cálido tropical con estación seca, debido al cual la lluvias de escaso monto se producen en el período estival cuando ocurre la mayor intensidad de evaporación a causa de las elevadas temperaturas. Esto produce un balance hídrico marcadamente deficitario que tiene mucha influencia en el cauce de los ríos, muchos de los cuales llegan a la región oriental.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Cómo llegar
En este caso la meta es la capital formoseña, dado que la Reserva de la Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay, comienza en la propia capital formoseña.
Desde toda la zona centro de la Argentina habrá que acercarse a la ciudad de Rosario, y pocos kilómetros al norte de la misma, en San Lorenzo, parte la RN Nº 11, que en forma bastante directa, nos lleva a la ciudad de Formosa, pasando antes por Resistencia.
Desde Salta y San Salvador de Jujuy deberá ir hacia el sur por la RN Nº 9 hasta que pocos kilómetros después de la localidad de Lumbreras, parte, a la izquierda (este), la RN Nº 16 hasta la ciudad de Resistencia.
En esta metrópolis se va hacia el norte por la ya señalada ruta 11. Partiendo de San Miguel de Tucumán habrá que hacer unos kilómetros hacia el norte por la RN Nº 9 hasta el punto indicado en el párrafo anterior donde nace la ruta 16, y se sigue como allí se indica.
Recursos culturales
Antiguamente el noreste de la zona chaqueña estuvo ocupado por una serie de pueblos indígenas pertenecientes a una gran familia lingüística, integrada por varias comunidades de origen patagónico, que se identifica con el nombre de guaycurú.
Mas no todos esos pueblos han permanecido en el lugar, sino que por el contrario algunos extendieron su hábitat fuera de los que hoy es territorio argentino, entre los que se encontraron los belicosos abipones, y sólo permanecieron hasta nuestros días los mocovíes y en número mayor los tobas y pilagaes (Canals Frau, 1986). El primitivo lugar de residencia de los abipones fue la ribera septentrional del río Bermejo inferior. Se sabe que a comienzos del siglo XVII adoptaron el caballo y comenzaron a trasladarse combatiendo otras poblaciones indígenas y españolas. De este período quedan los testimonios del padre Dobrizhoffer, quien tuvo contacto permanente con ellos desde 1750 a 1762 y la mayor información que de ellos se tiene provienen los escritos, en latín, de este célebre misionero que los tituló “Historia de Abiponibus”.
También los tobas adoptaron, hacia la misma fecha que los abipones, el caballo y su población que ocupaba todo el actual territorio formoseño, se concentró en el este del mismo, por ende, ocupando las tierras del área analizada.
Los pilagaes son los únicos guaycurúes que todavía conservan parte de su cultura. Viven desde hace varios siglos en la parte central de Formosa sobre la margen del Río Pilcomayo, extendiéndose hasta el estero Patiño.
Según lo expresado por Métraux, (1944), debido a la gran riqueza biológica de nuestro chaco oriental, la recolección de productos agrestes fue la forma de vida casi exclusiva de estos aborígenes. Según expresa Palavecino, (1933) que conviviera algún tiempo con los pilagaes, los productos más buscados eran los frutos de algarrobo, del chañar, del mistol, de la tusca (nombre que le daban a la Acacia caven), del molle y cogollos de palmera. Las mujeres se dedicaban más a esta recolección y utilizaban – al decir del precitado autor – como recipientes paran trasportar su recolección grandes bolsas confeccionadas con caraguatá y de cuero de pecarí. También gustaban de la miel y de la carne, principalmente del tapir, venados y pecaríes. La forma de cazar era muy primitiva en cuanto a la utilización de armas, sólo se valían de la macana – esto también se refiere a los mocovíes – para asestar un fuerte golpe a los animales que pasaban por el único lugar posible dado que los iban cercando con fuego. También utilizaron el arco y flecha y practicaban la pesca valiéndose principalmente de redes.
En cuanto a la lengua utilizada por los tobas es conocida gracias al padre Bárzana que a fines del siglo XVI redactara “Arte y Vocabulario de la lengua Toba”, obra que permaneció inédita por mucho tiempo hasta que el historiador Lafone Quevedo lo publicó en 1893, utilizando el manuscrito que aún se conserva en la Biblioteca Bartolomé Mitre. Avanzando más en el tiempo la región donde actualmente se encuentra el Parque Nacional Río Pilcomayo ha sido base de asentamientos de productores agroforestales desde fines del siglo XIX. Un hecho histórico favorece está situación; en 1879 pasa a jurisdicción del Paraguay la Villa Occidental (hoy Presidente Hayes) y forzados por esta situación se fundan las ciudades de Formosa y Fortín Fotheringham (hoy la ciudad de Clorinda) frente a Asunción, que existía desde 1537 año en que la fundara Juan de Zalazar y Gonzalo de Mendoza. Esto promueve la colonización del este formoseño que hasta entonces estaba enteramente ocupado por los aborígenes mencionados precedentemente.
Previo a la fundación de las ciudades nombradas la zona había sido penetrada por los obrajeros asunceños para extraer madera de las selvas ribereñas. En 1871 existían 18 obrajes en la región y a comienzos del siglo XX abundaban las chacras con plantaciones de cítricos sobre las márgenes de Río Pilcomayo (Fasce, 1982 y Elguera, 1999).
Podría decirse que la culminación de este proceso de colonización agrícola tuvo su máxima expresión con la fundación de la misión “Tacaaglé”, en 1902 la que se expande puntualmente sobre vastas zonas del actual Parque Nacional Río Pilcomayo.
Como consecuencia de está intrusión en el territorio formoseño ya a principios del siglo XX comenzaron a desaparecer especies como el lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis), el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) y el yaguareté (Leo onca). Los avistajes posteriores de está fauna fueron siempre muy esporádicos.
Ecoturismo
Las posibilidades turísticas dentro del espacio que ocupa la Reserva de la Biosfera Laguna Oca del Río Paraguay están vinculadas con el aprovechamiento de los recursos flora y fauna nativas y sus ambientes, que se constituyen en uno de los mayores potenciales de la región.
Son pocos los lugares de la Argentina donde se puede apreciar la naturaleza con un alto porcentaje de integridad y ambientes que facilitan el avistaje de fauna y los recorridos, por carecer de extensas zonas de selvas tupidas, donde, generalmente, se escuchan muchos sonidos pero de observa poco. En este caso son destacables las sabanas con pastizales y hermosos palmares, la selvas en galería que crecen junto a los cursos de agua y los amplios espacios que ocupan esteros, bañados y lagunas que brindan un espectáculo único por la abundancia de aves asociadas al medio acuático, donde la identificación de las especies aladas y la caza fotográfica son practicas ineludibles.
Se están concretando programas de manejo turístico de la región, como el “Complejo Turístico Recreacional Laguna Oca” y el “Parque Costero Lagunas del Sur”, que ponen en relieve el eslogan “Formosa, ciudad sustentable”. Además de lo expresado, el turista puede disfrutar de la visita a muchos lugares de interés, algunos de los cuales no están muy alejados de la ciudad capital, la que a su vez, ofrece una alternativa interesante de turismo convencional. En esta hay varios museos, edificios de valor histórico, un puerto con características peculiares y desde el cual se puede cruzar en lancha a la vecina República del Paraguay, la plaza principal que es una destacable obra de arquitectura paisajística, con modernas instalaciones y una amplitud significativa que hace de su recorrido un paseo interesante. También cuenta como otras ciudades relevantes restoranes, un casino y confiterías.
Localidades como El Potrillo, Ingeniero Juárez y General Mosconi, muestran al visitante su labor diaria por rescatar y defender los valores propios de cada etnia.
Formosa se destaca por ser sede del “Encuentro de Pueblos Originarios de América”, evento que reúne a representantes aborígenes, de entidades, agrupamientos y fundaciones que luchan por la defensa de los derechos humanos y por la preservación de la cultura de los pueblos precolombinos. Por otra parte, Formosa es considerada la capital de las artes plásticas. Numerosos artistas encuentran en los majestuosos parajes de la región, el estimulo natural para la creación de sus obras. Delicadas pinceladas trazan rincones deslumbrantes de la bella Formosa. La exquisita calidad de estos trabajos pictóricos puede conocerse en alguna de las múltiples salas de exposición de la provincia.
La pesca deportiva es uno de los grandes atractivos formoseños. Tanto el río Paraguay como el Bermejo y Pilcomayo son fuente de una abundante y variada fauna ictícola. Esta característica, califica a Formosa como uno de los centros más importantes para la práctica de la pesca deportiva. Año tras año, pescadores de toda Sudamérica, remontan sus caudalosos ríos para desafiar al intrépido Dorado o al sigiloso surubí, destacados por sus considerables dimensiones. La numerosa fauna ictícola y la infraestructura planteada para el desarrollo de la pesca deportiva, hacen de Formosa un sitio ideal para los amantes de dicha actividad. El Parque Nacional Río Pilcomayo es una muy interesante alternativa para los simpatizantes del eco-turismo, como también lo es la Reserva Provincial Bañado la Estrella, la Reserva Provincial Laguna Hú, situada dentro del Departamento Formosa.
Misión Laishí y otras localidades
Es un antiguo paraje que fuera fundada por el Sacerdote Pedro Iturralde, en el año 1901, esta Misión lleva el nombre del Santo Patrono de la Orden y del Cacique Toba llamado “Laishí”, quien dominaba a toda esta región antes de la conquista del Chaco. Está ubicada a 61 Km . al sur de la ciudad Capital y allí se conserva aún la Capilla y la primera Escuela Agrotécnica para sus antiguos habitantes.
Cerca de Misión Laishí está la natural Reserva Privada El Bagual. Luego podrán continuar y descubrir paisajes típicos de la naturaleza formoseña junto a la cordialidad de las localidades de Mayor Villafañe, donde podrán visitar el Fortín Capitán Solari, que tiene en pié todavía el manguillo que utilizaban los soldados para defender a los primeros pobladores que buscaban asentarse en esas zonas que pertenecían a los pueblos Tobas.
Después se deberá continuar hasta la Perla del Sur “El Colorado”, una ciudad que tiene una característica fundamental que es la de estar situada a la margen del Río Bermejo, de rojas aguas que baña sus costas con gran actividad pesquera y la distingue la gente cordial y cálida en espera del visitante.
Contacto
Para obtener más información sobre esta área protegida de rango internacional se deberán dirigir a la Subsecretaría de Recursos Naturales y Ecología de Formosa cita en la calle José María Uriburu 1513, código postal 3600. Los teléfonos de esta Dependencia son (03717) 427576 o el 424808. El correo electrónico de la Subsecretaría es: formosa@medioambiente.gov.ar
La oficina que atiende los asuntos del programa MAB de la UNESCO en la Argentina, está en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la calle San Martín 459, código postal 1004, y sus teléfonos son (011) 4348-8399/ 8404.
Problemas de conservación
Justamente el programa El Hombre y la Biosfera (MAB), que lleva a cabo la UNESCO, tiene por principal fin lograr la convivencia armónica del hombre con la naturaleza.
De esto se deduce que con el transcurso del tiempo, si se van cumpliendo los pasos pautados por este Programa, se lograría minimizar los problemas de este tipo y hacer que los pobladores apoyen la preservación de los recursos naturales de los cuales ellos pueden obtener beneficios en forma directa con su explotación sustentable, y a través del turismo que se logre congregar, brindando óptimos servicios, dentro de los cuales es muy importante el calor humano que puedan trasmitir al visitante.
Siempre está presente donde hay fauna, el flagelo del cazador furtivo, que obra como inadaptado social, dado que reniega de integrarse al conjunto de la sociedad que orgullosa de su tierra, convertida en una Reserva de jerarquía internacional, quiere preservarla y mostrarla a todo aquel que se aproxime.
Creación
La Reserva Laguna Oca se integró a la Red Mundial en el mes de septiembre del año 2001.
Bibliografía
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Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
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