El área natural protegida que analizamos en este informe, es una pequeña unidad de conservación de unas 10 hectáreas ubicada muy cerca de la ciudad de Puerto Iguazú. Ampara un manchón de selva paranaense con algunos ejemplares arbóreos que se destacan por su gran altura. Cumple un importante rol de recreación, de educación para los escolares de las localidades próximas al parque y al turista que recién llega, le permite tener un primer contacto con la selva misionera. Con el nombre asignado al área se quiso rendir homenaje al doctor Luis Rolón, auténtico defensar de la naturaleza misionera y al que se debe la creación de 8 parques provinciales, las primeras reservas municipales y el dar gran impulso al sistema de reservas privadas
Entonces, se presentará un panorama más o menos exhaustivo de la flora de toda la provincia, teniendo en cuenta que los distintos sectores ocupados por la selva misionera comparten en buena medida una enorme cantidad de especies en cada uno de los estratos, lo que facilita enormemente la confección y la lectura de las monografías de cada una de las más de sesenta áreas naturales protegidas que posee Misiones.
De las clasificaciones en regiones fitogeográficas que se realizaron del territorio argentino desde el año 1950 en adelante, todas concuerdan, a excepción de una, en considerar a Misiones en su conjunto como un único distrito con distintas denominaciones: Cabrera (1976) la denomina provincia Paranaense, anteriormente este mismo autor (1951, 1953 y 1958), la llamó provincia Subtropical Oriental, Morello (1988 )la llama unidad biogeográfica de las Selvas Misioneras, y la realizada por Burkart et. al.(1999), dentro del Programa Institucional Ambiental promovido por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la A.P.N., llama eco-región de las Selva Paranaense a toda la provincia a excepción de las llanuras del extremo sur que las incluye en una categorización que llama eco-región de Campos y Malezales que se extiende hasta la provincia de Corrientes.
La vegetación presenta aquí una riqueza florística que es única en todo el país y se desarrolla en una trama laberíntica que cubre todo espacio disponible, formando cinco estratos distinguibles los cuales están unidos entre sí por una extensa red de lianas y enredaderas. Cabe acotar que en los distintos niveles bajos podemos encontrar cualquier especie juvenil, perteneciente a niveles más altos, que esté en su estadio de crecimiento. Esto expone con claridad que esta cuestión de la división en estratos sólo tiene por fin ordenar y, por ende facilitar, la descripción de los componentes de porte arbóreo de la selva. El número de especies de plantas vasculares identificadas supera las 2.000 y la característica más notoria entre la selva y el bosque o monte cerrado, radica en que la primera presenta una gran diversidad de especies leñosas por unidad de medición, es decir, muchos árboles de distintas especies, mientras que en las formaciones mencionadas en segundo lugar hay también gran cantidad de árboles pero muchos de ellos pertenecen a la misma especie. Se han contado más de ciento cincuenta especies distintas en una sola hectárea de selva (Margalot, 1975).
El primer estrato se denomina Emergente y es el que ocupan la parte más elevada – como lo insinúa su nombre- sobresaliendo especies de alturas que pueden alcanzar los 40 metros.
En este nivel encontramos varias especies de leguminosas que se caracterizan, en primer término como lo indica su nombre por tener fruto con forma de legumbre o vaina, casi todas con hojas caedizas y compuestas. Entre estas son habituales el incienso (Myrocarpus frondosus); el ibirá pitá (Peltophorum dubium) – no demasiado común- que puede tener un tronco de casi dos metros de diámetro; el anchico colorado (Parapiptadenia rigida); el palo rosa (Aspidosperma polyneuron), que podría considerarse en de amyor porte de la selva misionera, el rabo molle (Lonchocarpus muhelbergianus); el alecrín (Holocalyx balansae); el timbó (Emterobium contoritsiliquum) otra de las especies de mayor porte de la selva misionera; hay un ejemplar identificado en un área protegida que ostenta cuarenta y dos metros de alto y seis de circunferencia. La nómina continúa con el renombrado cedro misionero, también llamado cedro paraguayo o ingarí (Cedrela fissilis o Cedrela tubiflora, según los autores), originario de América tropical y subtropical, cuyo nombre común de cedro le viene por la fragancia de la madera que es muy similar al cedro del viejo mundo; el guayaibí o lanza blanca, entre muchos otros nombres comunes (Patagonula americana), aunque son excepcionales los ejemplares que llegan a los treinta metros de altura por lo podría ocupar también el estrato inferior; el azota caballos ( Luechea divaricata), también llamado árbol de San Francisco e ivatinguí en guaraní, cuya dispersión llega hasta el Delta del Paraná con menor porte que el que desarrolla en la selva misionera donde la competencia por la luz lo obliga a alcanzar más altura, el laurel negro (Nectandra saligna), género que tiene tres especies más que lo acompañan en su distribución paranaense, el cancharana o acaraya (Cabralea canjerana) que llega a los treinta y cinco metros. Dispersa dentro de la selva , abunda una grácil palmera con elevados estípites y hojas pinadas: el pindó (Syagrus romanzoffiana) y cuando se realizan desmontes es frecuente que esta palmera no sea talada, haciéndose entonces muy conspicua (Cabrera, 1976). Puede exceder los veinticinco metros de alto cuando crece en el interior de la selva (Dimitri, 1997). La nómina de “los gigantes” finaliza con el renombrado lapacho amarillo (Tabebuia pulcherrima) que puede llegar a los treinta y cinco metros de altura y comparte el hábitat misionero con otra especie del mismo género (Tabebuia alba), exclusiva de la selva misionera y vulgarmente se le da el mismo nombre por ser muy parecidas.
Descendiendo del nivel de los emergentes continúa lo que se denomina Dosel, que comprende árboles grandes y medianos cuyas alturas rondan entre los 10 y 20 m. Este estrato, junto con el intermedio, es el ámbito más abundante en avifauna, y como es lógico suponer, encontramos muchas de las especies mencionadas en el estrato superior cuyo estadio de crecimiento aún no supera este nivel. En el dosel se destaca la palmera pindó con un tronco esbelto que supera los 15 metros de altura y que en algunos casos –como ya se dijo- llega al estrato máximo; también son comunes la guaycá (Ocotea pulchella); el aguay (Chrysophyllum gonocarpum); el laurel amarillo (Nectandra lanceolata); el peteribí (Cordia trichotoma); el loro blanco (Bastardiopsis densiflora) que es característico por su fruto con forma de araña; el persigueiro (Prunus subcoriacea); el canela de venado (Helietta apiculata); el carne de vaca (Stirax leprosus); el lapacho negro (Tabebuia heptaphylla); la mora blanca (Alchornea iricurana), el alecrín o ibirá-pepé (Holocalyx balansae) que excepcionalmente puede llegar a los 30 metros y suele distinguirse por vérselo habitualmente aislado, el sabuguero o caroba blanca (Pentapanax warmingiana); el María preta (Diatenopteryx sorbifolia); el guatambú amarillo o guatambú–saiyú (Aspidosperma australae) en el que la mención del color amarillo en su nombre común no hace referencia a las flores como ocurre comúnmente sino al color de su madera, y otras especies de gran variedad de familias. Pasando al estrato intermedio llaman la atención los helechos arborescentes, típicos de regiones tropicales (Erize, et.al., 1993). Uno de los típicos es el cachí o chachí (Alsophila atrovirens) que busca la sombra que existe a esa altura, otro arbolito conspicuo es el parparoba o pari-paroa (Piper geniculatum), el ñandipá (Sorocea ilicifolia). En este nivel se desarrollan muchos árboles pequeños productores de frutos carnosos. Quizá la planta más famosa en este estamento sea la yerba mate (Ilex paraguariensis). Sus hojas secas y machacadas proporcionan el mate, una infusióm muy popular en todo el cono sur sudamericano (Erize, et. al. 1993). También bajo el dosel son comunes varias especies de cañas bambúseas, como el tacuaruzú (Guadua angustifolia), tacuara (Guadua trinii) o la picanilla (Guadua paraguayana), cuyas características principales son ser cañas leñosas, huecas o macizas, con hojas caducas, pecioladas y forma lanceolada.
Debajo de los tres estratos compuestos mayormente por árboles de distintos tamaños se encuentra lo que se conoce como el sotobosque o estrato arbustivo, donde la luz escasea y se desarrollan gran variedad de arbustos, cañas, renovales de árboles, siendo todas plantas de tipo umbrófilo, cuya cantidad de especies hace muy difícil una enumeración detallada. Sólo a título de ejemplo se pueden mencionar algunas especies muy conspicuas como Pharus glaber, Loira latofolia y el helecho de extraña forma Adiantopsis radiata. En el anteúltimo estrato antes del piso, denominado herbáceo, crecen plantas que sólo se alejan del piso pocos centímetros – menos de un metro de altura- y está constituido principalmente por helechos y pastos de muy diversas especies. Por último está el piso de la selva, sobre el que se acumulan hojas, ramas y troncos caídos: un material orgánico en descomposición que permite el desarrollo de hongos, musgos y líquenes (Erize, 1993). Para finalizar de descripción del ambiente selvático hay que hacer mención de la flora que más propicia la intricada malla vegetal:las epífitas – plantas que usan de soporte las ramas de otras-, enredaderas y lianas que trepan por los árboles, muchas veces perjudicando al hospedador, enlazando ramas de árboles, de arbustos, de hierbas y de otras trepadores y así crean ese ambiente de verdor tan particular que produce la admiración de muchas personas: la selva subtropical.
Tal vez merezcan un apartado especial por la riqueza que representa su variedad las Bromeliáceas, grupo que incluye a unas 2.000 especies exclusivas de América, de las cuales muchas son epífitas y un gran número de ellas se las conoce como caraguatáes, presentando gran variedad en la forma y tamaño de sus hojas como en sus flores y en la misma condición, por su diversidad y la belleza de sus flores, están las orquídeas, de las cuales se citan para Argentina algo más de 250 especies, de las que se censaron sólo para el Parque Iguazú 85 especies, lo que muestra que un altísimo porcentaje del total mencionado para el país está en Misiones.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Efectuar una reseña de la fauna de Misiones es una ardua tarea. La variedad de especies en cada una sus grupos es suficientemente diversa como para ocupar muchas páginas. Es la Eco-región de mayor biodiversidad de la Argentina para lo cual es oportuno dar algunos porcentajes que reafirman esta aseveración: del total de mamíferos citados para el país se hayan presentes aproximadamente un 33 %, un 55% de las aves, igual porcentaje de peces, los reptiles representan el 31% y los anfibios casi el 35%. La fauna invertebrada por la magnitud del número de especies, sólo se mencionará en forma muy somera. Por ejemplo en un relevamiento de los arácnidos realizado por Martín Ramírez en 1995 determinó hasta ese momento 210 especies sólo para el Parque Nacional Iguazú. Un inventario de mariposas realizado en el marco de un convenio entre la Universidad Nacional de Misiones y la Administración de Parque Nacionales dio como resultado que en toda la provincia de Misiones se determinó la presencia de 13 familias que pueden incluir, con aproximación, entre 400 y 500 especies.
Pero se insiste en lo mencionado precedentemente, el mundo de los animales invertebrados es inagotable; cuando en un Orden de vertebrados hablamos que puede estar integrado por centenares de especies en el terreno de los invertebrados habría que mencionar, en algunos casos, cientos de miles.
Para analizar la fauna vertebrada de Misiones tomaremos como base el trabajo Fauna Misionera (Chebez, 1996).
Comenzado con la ictiofauna ésta no es menos rica que ninguno de los otros grupos de animales. Hay 222 especies mencionadas para Misiones. La Universidad Nacional del Litoral está llevando a cabo un importante trabajo de inventario de peces del río Iguazú. Y el número de especies mencionadas seguramente va incrementarse dado que faltan analizar y cotejar distintos trabajos ya realizados como Gómez y Somay (1985 y 1989), Gómez y Toresani (1987) efectuaron estudios sobre los peces del arroyo Urugua-í, y García (1992) publicó listas de peces del río Paraná en su paso por el territorio misionero. Hasta un momento determinado se habían colectado 330 peces que corresponderían a 43 familias diferentes, de éstas 35 especies serían nuevas citas para el río Iguazú y dos nuevas para los peces de Argentina.
Respecto a los anfibios de las listas efectuadas en distintos distritos de la Provincia suman una cantidad de 49 especies, y unas 23 más que son dudosas por ser registros de localidades cercanas a los límites provinciales. Es probable inferir que varias de éstas últimas puedan encontrarse en algún momento dentro de los límites provinciales y pasen a engrosar la lista original. En esta hay 13 especies que no las hallamos en otras provincias argentinas. Los principales investigaciones que fueron llevadas a cabo con posterioridad al año 1950 son las de Cei(1950 y 1956), Gallardo (1964 y 1974), nuevamente Cei (1980 y 1987), Gallardo (1986 y 1987), Carrizo (1990), Bosso (1994), por sólo citar algunas.
La provincia de Misiones posee algunas singularidades en su batracofauna, que, como ya se dijera, son exclusivas para Argentina tal es el caso de Limnornedusa macroglosa, propia de los rápidos de ríos y arroyos, y Aplastodiscus perviridis (rana tacuarera) que habita los tacuarales de yatevó y Melanophryniscus atroluteus
Un lugar predilecto para los batracios son los troncos caídos donde se junta humedad o en la base de las hojas de los caraguatá u otras bromélias. En estos sitios podemos encontrar a la Hyla nasica, Hyla fuscovaria, Hyla minuta conocidas todas con el nombre común de ranitas trepadoras por la habilidad que tienen para subir cualquier superficie por mas lisa que sea; o la Hyla venulosa que segrega una sustancia tóxica al ser agarrada. Se destaca por su canto fuerte y su sistema de reproducción consiste en hacer, previamente al cortejo, un dique más o menos circular y dentro del mismo ponen los huevos y crecen los renacuajos. Sorprende por su tamaño (20cm.) la Leptodactylus pentadactyla, que en Argentina sólo se encuentra en la selva misionera. También encontramos el Bufo crucifer (llamado sapo misionero), y a la Phyllomedusa iheringi conocida vulgarmente con el nombre de rana mono misionera, al Bufo ictericus o cururú, Bufo paracnemis o sapo buey y el Bufo pygmaeus o comúnmente llamado sapo pigmeo, entre otras especies. Los géneros Leptodactylus e Hyla, que presentan 9 especies cada uno, son los más representados en la región.
Los reptiles en la provincia prospectada son abundantes en la misma relación que el resto de la fauna. Cuentan con aproximadamente 75 especies que representan el 31 % de las especies de todo el país. Refiriéndonos a las tortugas- Orden Chelonia y Familia Chelidae- encontramos las acuáticas como Phrynops williamsi o tortuga de arroyo, karumbé o cágado; Hidromedusa tectifera o vulgarmente llamada tortuga de cuello largo o chué ; Phrynops hilarii llamada también karumbé, cágado o tortuga de arroyo común y la Phrynops vanderhaegei conocida como tortuga sapo o tortuga de arroyo menor, con escasa distribución en la provincia. En orden taxonómico hay que referirse al Orden Crocodilia, Familia Alligatoridae, que incluye a las dos especies de yacarés que estarían en la provincia :el yacaré overo o ñato (Caiman latirostris) presente en varios departamentos y el yacaré negro (Caiman yacare) con presencia no asegurada. El Orden Squamata – Familia Gekkonodae– incluye a los pequeños reptiles conocidos como gekos de los cuales uno sólo está en territorio misionero, el geko doméstico (Hemidactylus mabouia). Y de las familias que incluyen a las lagartijas y chelcos, poco abundantes en Misiones, cabe nombrar a las Polychridae y Tropiduridae que afectan a sólo 4 especies. Hay una familia – Anguidae-que involucra a las llamadas culebritas de cristal y posee dos especies en la provincia propectada. Respecto a los teidos – F. Teiidae- habría que mencionar al lagarto overo (Tupinambis teguixin); la lagartija verde de cuatro dedos o teyú-í; y la lagartija parda (Pantodactylus schreibersii) con presencia dudosa. De la familia Amphisbaenidae la obra que nos guía para esta monografía hace referencia a dos de las llamadas víboras ciegas, una de las cuales- Amphisbaena darwini– sólo está citada para el departamento Iguazú. Otras familias con dos especies en la provincia son la Scincidae y la Anomalepididae y la Typhlopidae con una especie. Ahora entramos en el terreno de las míticas boas- F. Boidae– de cuyo grupo se observan 2 con portentosas especies: boa arco iris (Epicrates cenchria) y la curiyú (Eunectes notaeus). De la numerosa familia Colubridae contamos con 43 especies que habitan el territorio de la provincia Misiones como Hydrodynastes gigas o ñacaniná, Mastigodryas bifossatus o vulgarmente ñacaniná de monte, ñacaniná-saiyú, cobra overa y muchos nombre que le asignan las gentes de los lugares donde habita; 9 especies del género Liophis y tres géneros con tres especies cada uno y muchos más con menos integrantes cada uno. Los ofidios ponzoñosos están en el territorio con 10 especies ( la máxima concentración de víboras ponzoñosas en una provincia argentina). De la familia Elapidae, que son las corales, hay 3 especies todas del género Micrurus; de la Crotalidae, que incluye a las temidas yararás y a las cascabeles, hay 7 especies , seis de las cuales son del género Bothrops.
El grupo de las aves presenta una riqueza única en la Argentina en el sentido de tanta concentración de especies en un territorio pequeño como lo es el misionero. Se censaron 548 especies -para establecer una comparación obsérvese que toda la República del Paraguay cuenta con 777 especies (Contreras et al.,1990)- lo cual no significa que esta lista sea definitiva. Comenzaremos mencionando las aves más representativas por el espacio que ocupan. En el suelo de la zona selvática abundan los tinámidos (familia Tinamidae) como el macuco (Tinamus solitarius), el tataupá rojizo (Crypturellus obsoletus) este último con aspecto de gallina, los urúes como (Odontophorus capueira) muy similar a una codorniz pero pertenecen a la familia Phasianidae , el saracura (Aramides soracura) de la familia Rallidae y el ampliamente desperso ypacaá (Aramides ypecaha) .El suelo también es frecuentado por los formicáridos ( familia Formicariidae ) – chororós, bataráes y chocas – que acompañan a las enormes hormigas “corrección”, como las llaman en el lugar, que son carnívoras y al alimentarse de otros insectos de alguna forma facilitan la tarea de localización de los mismos por parte de este grupo de aves. Tres bataráes son vistos en este ambiente : el batará goteado, llamado así por sus notorias manchas blancas sobre fondo oscuro(Hypoedaleus guttatus) , el batará copetón (Mackenziaena severa) luciendo el macho un gran copete colorado muy llamativo y el batará punteado (Mackenziaena leachii). Otro grupo de pájaros muy llamativos por sus colorido plumaje, que suelen frecuentar el suelo selvático y el estrato bajo, son los de la familia Pipridae, llamados comúnmente bailarines, como por ejemplo el bailarín azul (Chiroxiphia caudata ) y el bailarín anaranjado (Pipra fascilicauda) con una conspicua “gorra” roja que lo hace muy llamativo.
En el sotobosque o estrato arbustivo, que es también un espacio donde se ve la parte basal de los troncos de los árboles, habitan pájaros vinculados a estos ambientes sombríos el punto de vista alimenticio y por nidificación como es el caso de los carpinteros – familia Picidae – y trepadores – familia Dendrocolaptidae – . También están presentes en este estrato arbustivo y dentro de la gran familia Furnaridae, el titico ojo blanco (Automolus leucophthalmus) o el curutié oliváceo (Cranioleuca obsoleta) o el pijuí corona rojiza (Synallaxis ruficopilla) o de la familia Emberizidae el pepitero negro( Pitylus fuliginosus), el pepitero verdoso (Saltador similis), el fruterito dorado (Hemithaupis guira) y el saíra arco iris (Tangara zeledon) de la familia Thraupidae. Otra familia – Tersinidae- presenta interesantes aves como la tersina (Tersina viridis) o de la familia Momotidae el yeruvá (Baryphthengus ruficapilus) de casi 40 centímetros de largo, con una corona rojiza. Obviamente, en este nivel de la vegetación selvática hay muchísimas especies más, cuya enumeración detallada escapa al tenor de este trabajo.
En el sector denominado dosel -ocupado por árboles que oscilan entre los 10 y 20 metros- y la parte alta del estrato intermedio es el sector donde más aves hay. En esta parte merodean los picaflores – familia Trochilidae – como el corona azul (Thalurania glaucopis) de casi 10 centímetros , o el de garganta blanca (Leucochloris albicolis) ; las palomas , familia Columbidae, como la paloma morada (Claravis godefrida) o la paloma colorada (Columba cayenensis) ; la familia Coccyzidae presenta integrantes como el cuclillo ceniciento (Coccyzus euleri) o el extraño yasiyateré grande (Dromococcyx phasianellus) , de la familia Neomorphidae, de unos 35 centímetros de la cabeza al extremo de la cola que es llamativamente ancha. Esta ave es exclusiva de esta zona y muy difícil de ver. También lo es su congénere, el yasiyateré chico (Dromococcyx pavoninus) . En este estrato abundan los integrantes de la familia Psittacidae con especies como el loro hablador (Amazona aestiva) , el loro vinoso (Amazona vinacea) con avistajes esporádicos( Saibene et al. 1996), pero se supone que no estaría presente en forma permanente; el loro maitaca (Pionus maximiliani), la catita chirirí (Brotogeris versicolorus), también hay citas de Ara chloroptera, el guacamayo rojo, pero es probable que se trate de ejmplares escapados del cautiverio (Chebez,J.C.;Rey.N.R.,Babaskas,M y A.G. Di Giacomo, 1998). Los mismos autores suponen idéntica situación para la cita del Aratinga solstitialis (llamado comúnmente jandaya) que sería la primera en Argentina.
Las luchuzas y los búhos cuentan con varias especies que se desarrollan en este espacio intermedio superior y el dosel. Entre ellos se observan de la familia Strigidae, el alicuco común (Otus choliba); el alicuco grande(Otus atricapillus) , el Bubo virginianus (o ñacurutú) que, con sus 50cm. de la cabeza al extremo de las patas estando posado sobre una percha. También hay ejemplares de la familia Trogonidae que incluye a aves de mucho colorido, como el surucuá amarillo (Trogodon rufus) y el surucuá común (Trogodon surrucura). Los ictéridos (Fam. Icteridae) ocupan distintos lugares dentro de la altitud de la masa boscosa, pero algunas especies se sitúan en el dosel que estamos desarrollando. Algunos de los más conspicuos dentro de este grupo son Cacicus haemorrhous o vulgarmente llamado cacique; el tordo pico corto (Molothrus rufoaxillaris); y el boyero negro (Cacicus solitarius). También son comunes en este estrato las familias Corvidae que son los llamados urracas y la familia Vireonidae que incluye al juan chiviro y a los chivíes.
En el estrato de los Emergentes, es decir las copas de los árboles de mayor tamaño, encuentran su habitat muchas aves, también vistosas y llamativas. Con estos atributos podemos mencionar a la familia Rhamphastidae que muestra especies como el tucán grande (Ramphastos toco); el tucán pico verde (Rhamphastos dicolorus); el arasarí banana (Bailonius bailloni); y el arasarí fajado (Pteroglossus castanotis). Si bien ocupan también estratos intermedios, mencionamos como habitantes del superior a las pavas de monte porque muchas de ella frecuentan el último nivel. La familia se denomina Cracidae y la integran aves de gran tamaño, que recuerdan a pavos y presentan la zona gular y la cara desnudas, generalmente con colores rojizos. Se destaca por su escasez la yacutinga (Aburria jacutinga), de más de 60cm. de largo, y pava de monte común (Penelope obscura).
Las rapaces constituyen otro importante grupo que ocupa las copas de los árboles que emergen, como miembros de la familias Falconidae, Accipitridae, Pandionidae (1 especie) y los jotes- familia Cathartidae– que no son cazadores sino carroñeros de los que se ubican tres especies de presencia segura y una dudosa que es Cathartes melambrotos. Referente a las águilas se puede mencionar al águila monera (Morphnus guianensis) cuya presencia no está definitivamente descartada en el área. Se señala que se trata de un águila de gran porte (70cm. aproximadamente) y poderosísimas patas que le permiten, entre otras presas, cazar monos. El águila viuda (Spizastuo melanoleucus); el águila crestuda real (Spizaetus ornatos) , el águila crestuda negra (Spizaetus tyrannus), el aguilucho blanco (Leucopternis polionota); el esparvero grande (Accipiter poliogaster) son aves de escasa presencia y algunas con estatus comprometido, según se indica en el cuadro al pie.
En áreas que no se circunscriben a la masa boscosa- la zona sur por ejemplo- hay muchísimas especies de varias familias que no han sido mencionadas en el texto por no hacer demasiado tediosa su lectura. Entre los muy variados ambientes es importante resaltar el aporte a la biodiversidad que hacen los ecosistemas acuáticos en los que se puede hacer mención de algunas especie aún no citadas. Es el caso de la familia Alcedinidae que son los martín pescador con cuatro especies que se ubican en territorio Argentino y todas están presentes en Misiones, incluso, una de ellas- Chloroceryle aerea- es poco común. La familia Anatidae –patos – esta representada por aproximadamente ocho especies: tres del género Anas, dos del Oxyura, también dos del Dendrocygna y otros más. La familia de las garzas también está bien representada en Misiones , siendo una “raresa” la garza real (Pilherodius pileatus) que está exclusivamente en la provincia tratada y en Formosa, el hocó colorado (Tigrisoma lineatum), el mirasol grande (Botaurus pinnautus) sólo citado para el departamento Capital, entre otras más conspicuas. Cualquier mención a las aves misioneras que omita a la familia Apodidae, que incluye a los llamados comúnmente vencejos, sería incompleta debido al “protagonismo” que tienen estas aves, especialmente en el sector cataratas. Su vuelo incesante recuerda al de las golondrinas – como también su fisonomía – y están siempre entrando y saliendo en medio de las caídas de agua, como si no existiera esa fuerza que parece arrolladora. Uno de los más comunes es el vencejo de cascada (Cypseloides senex); el vencejo de collar (Streptoprocte zonaris) y dos especies comunes en la zona de Cataratas que son: el vencejo de nuca blanca (Streptoprocne biscutata) y el vencejo chico (Chaetura cinereiventris).
Comenzando por los mamíferos son 116 las especies que habitan suelo misionero – incluyendo 4 exóticas-. Los marsupiales (O.Didelphimorphia) en la región sólo están presentes con una de las dos familias que habitan en Argentina: Didelphidae – algunos taxónomos incluyen a la especie Caluromys lanatus en la familia Caluromydae – que es la más numerosa tiene como principales representantes a la cuica de agua (Chironectes minimus) también llamada comadreja acuática o yapó en guarani; a Caluromys lanatus o cuica lanosa, chucha o mbicuré lanoso ; la comadreja picaza, comadreja común u overa y mbicuré – eté (Didelphys albiventris) que es la comadreja más común, de mayor tamaño y distribución en Argentina ; Didelphys aurita que algunos llaman comadreja de oregon o mbicuré – hú de tan solo unos 7 u 8 cm. de largo y que su distribución se restringe a Misiones y norte de Corrientes; la comadreja colorada (Lutreolina crassicaudatta) cuya distribución es también bastante amplia en el territorio Argentino con un tamaño algo menor que su congénere la overa o picaza; Metachirus nudicaudatus también llamada yupatí o comadrejita de anteojos, haciendo referencia a dos manchas blancuzcas circulares sobre el resto del hocico en el que predomina el color oscuro (posee un tamaño que alcanza los 30 cm. aproximadamente) y su distribución de limita al norte provincial; la marmosa cenicienta o guaikí (Micoureus demerarae ó Marmosa cinerea según otros autores); Monodelphis americana, llamada colicorto de tres rayas o en lengua guaraní anguyá; el colicorto cabeza rojiza, catita, anguyá o mbicuré-í cuyo nombre científico es Monodelphis scalops; el colicorto selvático, musaraña, anguyá o mbicuré-í científicamente denominado Monodelphis sorex o M. henseli según otros criterios taxonómicos; la Philander apossum o guaiquita; la comadrejita ágil (Gracilinanus agilis) y (G. Microtarsus), comúnmente llamada comadrejita de pies chicos cierran la nómina de este grupo.
Los murciélagos (O.Chiroptera) únicos mamíferos voladores, abundan en la provincia Paranaense. En los quirópteros se conjugan varias exclusividades dentro de los mamíferos: su visión es sumamente limitada, orientándose por un sistema que la evolución desarrolló en exclusividad para este orden, es un “sonar” que a semejanza de este aparato, cumple su función por medio de la emisión de ondas que según la recepción o rebote que tengan, le dan noción de la distancia de los objetos, sus alas están constituidas por una membrana que une las extremidades superiores con las inferiores. Son nocturnos en su inmensa mayoría, gregarios y se ocultan durante el día. En la biorregión están representados por cuatro familias que son: Noctilionidae con las únicas dos especies que hay en Argentina. Son murciélagos pescadores o insectívoros acuáticos y exclusivos de la región zoológica neotropical – desde el extremo sur de Norteamérica hasta el Estrecho de Magallanes, exceptuando la franja de los andes subantárticos-; Phyllostomidae, también exclusivos del neotrópico y fundamentalmente dentro de esta región ocupan selvas tropicales y subtropicales. De esta familia se encuentran trece especies aproximadamente, divididas en subfamilias, y se caracterizan por las excrecencias nasales prominentes. La familia Vespertilionidae, muy numerosa, con quirópteros pequeños de distintos tipos muy parecidos a una laucha con alas (Olrog y Lucero, 1980), está presente en la Provincia con 11 especies. Por último la familia de los molosos – Molossidae – que tiene por caracteres más destacados poseer una cola larga, alas puntiagudas tiene 11 especies presentes en el área que ocupa la pluviselva o selva misionera. Continuando el orden taxonómico tiene su espacio el orden Primates que incluye a los monos con tres especies pertenecientes a una sola familia (Cebidae). Ellas son el conocido carayá, carayá-hú, mono aullador negro, carayá negro, entre otros nombres más (Alouatta caraya); el carayá pitá, guariba, mono aullador rojo o carayá rojo (Alouatta guariba o Alouatta fusca para otros autores) y el mono caí o kaaí, monito o mono paraguayo (Cebus apella).
Luego le sigue orden Vermilingua con dos familias, una de las cuales es la Myrmecophagidae incluye al tamanduá-guazú, tamanduá, yurumí u oso hormiguero (Myrmecophaga tridáctila) y al tamnduá-í, caaguaré u oso melero (Tamandua tetradáctila). La otra familia es la Dasypodidae que incluye a los “acorazados” peludos, mulitas, armadillos, pichis entre otros nombres comunes que reciben. Este grupo es exclusivo de la región austral Sudamericana y su principal característica que los hace inconfundibles es la presencia de una caparazón de gran dureza, provista de pelos duros aislados, patas cortas y con gruesas uñas cavadoras. Viven en cuevas, su alimentación es omnívora e insectívora y sus dientes son poco diferenciados. A continuación se mencionan las especies de esta familia que están presentes en Misiones: Cabassous tatouay o tatú-aí, rabo mole o cabasu grande; Dasypus novemcinctus o mulita grande o tatú eté; (Euphractus sexcinctus), tatú poyú, tatú-vaí, tatú peludo, entre otros nombres. . Continuando con la nómina corresponde nombrar al orden Carnívora que del grupo de los cánidos –Fam. Canidae-, dentro de la eco-región tratada, presenta tres especies; una de ellas es el zorro de monte o aguará (Cerdocyon thous), el zorro pitoco (Speothos venaticus) o también llamado zorro vinagre, de aspecto no muy similar al resto de los zorros que integran el grupo y que ha incrementado sus poblaciones porque hubo muchísimo tiempo en que se carecía de citas. Sus patas son cortas, su hocico no es aguzado, su pelo es relativamente corto y carece de una típica cola larga de los zorros. Su estatus es vulnerable en el orden nacional e internacional y está citado en el apéndice I de la Cites, aunque estas consideraciones se harán al final del ítem. El tercer cánido misionero es el zorro gris pampeano, zorro gris o aguará –chaí (Dusicyon gymnocercus) y varios nombres que le dan en distintas regiones de su distribución.
Entre los mustélidos –Fam. Mustelidae– está presente el lobito de río (Lontra longicaudis); el lobo gargantilla, nutria gigante o ariraí (Pteronura brasiliensis) requiriendo su confirmación dado que hay suficientes datos como para asegurar su presencia, la cual sería muy importante por tratarse de una especie catalogada como desaparecida del territorio argentino, con estatus nacional que la declara en peligro y vulnerable internacionalmente. A la misma familia pertenecen el eirá o hurón menor (Galictis cuja) y el irará o hurón mayor (Eira barbara), y sería posible la presencia del hurón grande, grisón o yaguapé (Galictis vittata) en virtud de tres ejemplares que se capturaron en el áreas del Embalse de Itaipú (Chebez, 1996). El zorrino común o yaguané (Conepatus chinga) que en la obra mencionada al comienzo se lo incluye en una familia aparte- Mephitidae– y sólo habita los departamentos del sur donde el ambiente no es plenamente selvático. Hay también dos representantes de la familia Procyonidae que son el coatí, muy abundante, cuyo nombre científico es Nasua nasua y el osito lavador o aguará popé (Porción cancrivorus).
Los felinos – familia Felidae, siempre dentro del orden Carnivora- no pueden estar ausentes en una selva. Es asi como se hace mención de la presencia del magestuoso yaguareté (Leo onca) con registros en algunos departamentos desde la mitad hacia el norte, imaginado una línea trasversal en la provincia; el puma (Puma concolor), el ocelote o gato onza (Leopardus pardalis) , el gato tigre, tirica o gato pintado, entre otros apodos vulgares (Margay tigrina), el también llamado gato tigre, tirica o gato onza chico (Margay wiedii)- también se le asiganan a las dos últimas especies mencionadas los géneros Leopardus, Noctifelis o Felis– y el gato moro o yaguarundi (Herpailurus yaguarondi). El orden de los Perissodactyla – son ungulados -tiene un solo miembro en estas latitudes que pertenece a la familia Tapiridae, y es el tapií, tapir o anta (Tapirus terrestris) cuyo tamaño lo convierte en el mamífero más grande de Sudamérica; y este orden lleva el nombre aludido en virtud de ser ungulados, es decir que tienen los dedos envueltos en una cobertura córnea.
Luego debemos mencionar al orden de los Artiodactylos que son ungulados también, pero, en lugar de apoyar mayormente en el dedo central, al caminar lo hacen en dos de sus dedos. Estos detalles se aprecian claramente en la huellas de ambos grupos. Pertenecen a este orden- dentro de la familia Tayassuidae- el pecarí de collar, chancho de monte chico, taitetú o curé-í (Dicotyles tajacu) y su pariente el pecarí labiado, chancho de monte grande o cabalí (Tayassu pecari). Entre los de la familia Cervidae – ciervos- se encuentra la guazú-pitá, venado grande o corzuela colorada (Mazama americana) y la corzuela enana o poca (Mazama nana) y el guazú- birá, biracho, venado pardo o capuerero o corzuela parda (Mazama gouazoubira)
El orden Lagomorpha, similares a los roedores pero con diferencias craneanas, está presente en Argentina con una sola especie autóctona que es el tapití o tapetí (Sylvilagus brasiliensis) de aspecto similar al de un conejo, de color marrón en matices rojizos y negros, una zona notoria de color rojizo en la nuca son las principales características.
En cuanto a los roedores cuyo orden que los agrupa se denomina Rodentia , incluye a las familias Sciuridae a la que pertenece la ardilla gris o coatí-serelepe (Sciurus aestuans); la Cricetidae o Muridae incluye a varios ratones como el espinoso (Abrawayaomys ruschii), el ratón de monte (Akodon cursor), la rata acuática (Nectomys squamipes) y los que se conocen con el nombre de colilargos y hocicudos que suman, incluyendo a los ya mencionados, unas 20 especies.
Un curioso animal que habita nuestra selva paranaense y es el coendú misionero (Sphiggurus spinosus) – fam. Erethizonthidae – con su cuerpo provisto de punzantes espinas que constituyen un fantástico medio de defensa. También es destacable la presencia del conspicuo coipo, guiyá o nutria (Myocastor coypus) que forma parte de una familia denominada Myocastoridae, del acutí (Dasyprocta azarae)- f. Dasyproctidae- y la paca (Agouti paca), de la familia Agoutidae.
Continuando con el orden de los roedores también se hace mención al de mayor tamaño que existe, el Hydrochoerus hydrochaeris o comúnmente llamado carpincho y capibara en muchas partes de América del sur. La nómina de los mamíferos finaliza haciendo mención del familia Caviidae entre la que se encuentra el cuis grande o apereá (Cavia aperea). Hay cuatro especies de mamíferos exóticos distribuidos en gran parte del territorio misionero.
El tapir, el yaguareté, y el yurumí u oso hormiguero fueron declarados Monumentos Naturales de la provincia de Misiones (ley nº 2589).
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Ubicación
Este pequeño parque municipal está al norte de la ciudad de Puerto Iguazú, en el departamento del mismo nombre de la provincia de Misiones, sobre el río Iguazú no lejos de su desembocadura en el Paraná. Sus coordenadas geográficas son según el SIB: 25° 38’ Latitud S. y 54° 35’ Long. O.
Bio-geográficamente se sitúa en la Eco-región Selva Paranaense.
Superficie
El área prospectada posee 10 hectáreas de extensión según se indica en la ficha pertinente del Sistema de Información de la Biodiversidad. Otras fuentes le asignan 7 y 13 ha. La finalidad con que se crea esta reserva fue proteger un relicto de selva paranaense. Se utilizó una manzana que pertenecía a la APN y se anexaron terrenos circundantes.
Relieve
El relieve de la provincia de Misiones podría considerarse como una transición entre la morfología mesetaria del Brasil y las planicies que comienzan en el extremo sur del territorio o sea, la región chaqueña. En su estructura Misiones forma el reborde meridional del macizo de Brasilia, el cual está formado por varias capas de basalto de diferente edad con inserciones de areniscas cuarzosas, es decir rocas sedimentarias formadas por la unión de granos de cuarzo y otros minerales consolidados, que, muy erosionados toman la forma de serranías conocidas con los nombres de sierras de Santa Victoria, Misiones e Imán.
Las mencionadas estribaciones carecen de los caracteres que identifican a esas formaciones orográficas por lo que no correspondería la denominación de sierras, sino que son propias formaciones del macizo del Brasil que adoptan dorsos y mesetas tabuliformes que le dan esa apariencia. Estas elevaciones actúan como si fueran una columna vertebral del territorio provincial al que recorren en gran parte de su longitud en dirección sudoeste-noreste y alcanzan alturas que promedian entre los 700 y 800 metros sobre el nivel del mar.
Desde la localidad de Bernardo de Irigoyen hacia el noroeste se extiende la sierra de la Victoria, de unos 70 kilómetros de largo, ubicada entre las cuencas del arroyo Urugua-í y del río Iguazú. En forma paralela y más al sur de la Sierra de la Victoria cuyas estribaciones afectan a la reserva natural tratada.
De acuerdo a lo indicado por José Margalot (1975) en su trabajo sobre la geografía de Misiones, el área prospecta está en la región que el nombrado autor menciona como La altiplanicie de San Pedro. Aproximadamente se refiere al sector ubicado al este de la Sierra de la Victoria y al noreste de la localidad de San Pedro que presenta un relieve ligeramente ondulado en discordancia con la red fluvial. Es la parte donde la antigua altiplanicie se presenta más coherente con laderas de mucha pendiente donde hay afloramiento de meláfiros en los valles de la red fluvial y los suelos sufren importante erosión hídrica.
Hidrografía
El Parque Municipal Rolón es atravesado de norte a sur por el arroyo Cañadón, al cual se vierten aguas cloacales (Chebez, 2005).
El territorio de Misiones está profusamente surcado por cursos de agua de distinto rango y >a la vez lo circundan por los cuatro puntos cardinales importantes ríos. Estos son : el Paraná en todo su límite noroeste que la separa de la República del Paraguay en el norte el río Iguazú que se constituye en el límite con el Brasil; en la demarcación ubicado en el sureste está el río Uruguay que también se encarga de separarla de Brasil hasta los Saltos de Moconá, lugar a partir del cual continúan como divisorias internacionales las aguas de los ríos Pepirí Guazú y San Antonio en la parte este -dejando un sector de frontera seca-; por último, en parte los arroyos Itaembé y Chimiray la separan de la provincia de Corrientes.
Las aguas están claramente divididas por el sistema serrano que permite el escurrimiento por sus laderas de las copiosas precipitaciones. Muy encajonados en las nacientes, ríos y arroyos forman saltos y cascadas al salvar los escalones que presenta el relieve para llegar a su colector. En el extremo noreste de la Sierra de Misiones, en las cercanías de la localidad de Bernardo de Irigoyen, se encuentran las mayores alturas de las estribaciones por lo que el lugar se constituye en un gran centro dispersor de aguas. Allí nacen afluentes importantes del Iguazú como el San Antonio, el arroyo Uruguaí o Grande que desagua en el Paraná a través del Embalse Uruguaí, el Piray Miní y el Piray Guazú que también son tributarios del Paraná, el Yabotí Miní, el Pepirí Guazú y el Yabotí Guazú, todos fluyen en el Uruguay.
Clima
La provincia de Misiones posee un clima Subtropical húmedo de llanura y en una porción pequeña del noreste Subtropical húmedo de meseta. Por su latitud la provincia de sitúa en lo que se denomina “cinturón subtropical de altas presiones” lo que representa que la parte del territorio provincial correspondiente a la vertiente del Paraná reciba en forma continua vientos provenientes del Atlántico cargados de humedad y también vientos tropicales del cuadrante norte. El sector perteneciente a la vertiente de río Uruguay está expuesto a la recepción de los vientos del sur, más frescos, que condensan rápidamente las humedad de que son portadores. Estas circunstancias hacen que las precipitaciones aumenten de suroeste a noreste registrándose por ejemplo en Posadas una media aproximada a los 1.700 mm. anuales y en el extremo noreste se registren lluvias de más de 2.100 mm. Como es característico del clima subtropical hay dos picos en cuanto a las precipitaciones se refiere: uno en otoño y otro en primavera y una disminución poco marcada en los meses de verano e invierno. Así como existe un aumento de las precitaciones desde el suroeste al noreste, se produce una variante también- más suave- de este a oeste, con una disminución en ese sentido.
La rosa de los vientos para la mayor parte de la provincia evidencia como característica notable la ausencia casi total de vientos del sector sudoeste, pocos del sector oeste y la mayor cantidad provienen del sureste. Su velocidad es del orden de los 10 km. por hora, aunque en ocasiones ocurren vientos tornados que superan los 100 km. por hora y producen grandes destrozos en la vegetación de porte arbóreo principalmente. Respecto a las temperaturas hay que señalar que hay al menos dos diferenciaciones pronunciadas. Por un lado tenemos las zonas marginales de los grandes ríos donde el vapor que emana del agua ejerce un efecto de regulación térmica, y la temperatura media anual supera siempre los 20° C , llegando a 26°C en enero y 15°C en julio. Por otra parte tenemos el clima de las zonas serranas, donde la altura hace cambiar sustancialmente esos registros, para cuya estimación vale tener en cuenta que la temperatura desciende 0.6 ° C por cada 100 metros que ascendemos. Esto hace que ocasionalmente ocurran en los cerros más altos precipitaciones níveas. Otra característica climática de toda provincia es que la amplitud térmica diurna sea más marcada que la estacional, lo que permite la condensación de abundante rocío nocturno.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Cómo Llegar
Desde la capital provincial, la ciudad de Posadas, se llega a Puerto Iguazú por la RN 12. Proviniendo de Posadas se ingresa por la Avenida Victoria Aguirre hasta la zona céntrica donde la nombrada avenida es interceptada por la calle Brañas que luego pasa a ser la calle Brasil. Se circula por esta hasta la calle Paraguay la que nos conduce a la entrada del Parque Rolón.
Desde la ciudad de Posadas se debe circular por la RN 12 hasta la ciudad de Puerto Iguazú, en el extremo noroeste de Misiones. En esta localidad se deberá consultar dado que hay distintos caminos que parten de la RN 12 que no acercan a puntos determinados del área.
Recursos culturales
En este ítem se hará una brevísima reseña del hombre al que se quiso honrar denominando el área protegida con su nombre: Luis Honorio Rolón. Para ello transcribimos el texto que presenta Juan Carlos Chebez en su Guía de la Reservas naturales de la Argentina.
“Fue un médico misionera oriundo de Puerto Iguazú, destacado como conservacionista e indigenista. Nació el 27 de julio de 1945 y falleció en 1992. Entre 1987 y 1989 fue subsecretario de Ecología de la provincia de Misiones, creándose entonces 8 parques provinciales y las primeras reservas municipales y privadas de la provincia. Aquí, su trayectoria se recuerda con un busto y una placa. A una cuadra se encuentra la que fue su casa y su Museo Mbororé, fundado por él en 1893 con el objeto de retratar la historia local”.
Dice el mismo autor en una nota del diario El Paranaense, en referencia a los logros de la gestión pública de doctor Rolón que, además de los mencionado precedentemente, durante la gestión de Rolón se publicó el boletín Yasy Yateré que iba todos los municipios y escuelas; se distribuyeron láminas muy lindas hechas por la gestión anterior; se editó un librito sobre la selva misionera para todas las escuelas para enseñarles a los chicos a querer a los animales y a la selva y se divulgaron cortos en la televisión. También se estableció una veda de caza total que fue muy cuestionada y criticada, y que sin embargo tuvo resultado positivo porque la gente empezó a entender cuánto de perjudicial es la caza furtiva sin normativas; se prohibió la tenencia de animales silvestres y se hizo extensión educativa.
Ecoturismo
Reproducimos el breve texto que sobre el particular presenta J.C. Chebez en su Guía de las Reservas Naturales de la Argentina.
“La manzana de la APN o “Plaza Rolón” posee senderos internos para visitas guiadas. Varios árboles están señalizados con su nombre criollo, guaraní, portugués y científico. También hay cartelería interpretativa en una delegación del Ministerio de Ecología vecina a la reserva. Cerca del parque provincial se halla el viejo hotel, desde donde se observan las tres fronteras. Una opción de hospedaje es el camping municipal ubicado sobre la calle Corrientes entre 1º de Mayo y Jangaderos. .
Por otra parte la provincia de Misiones ofrece una variedad muy interesante de alternativas del turismo “convencional” y del ecoturismo en mayor medida. Poseedora de una riqueza natural inmensa, abunda en lugares recónditos donde la selva se manifiesta esplendorosa y la tentación de desentrañar sus misterios, para muchos, es irresistible. Así son abundantes los lugares que ofrecen esta oportunidad, combinada con todo tipo de posibilidades anexas, como recorridos en vehículos 4x 4, cabalgatas, safaris fotográficos, circuitos en embarcaciones, paseos en kayak, senderismo, trekking y otras variantes más. El Parque Nacional Iguazú, con las cataratas más grandes del mundo por su extensión, constituye la meta realmente ineludible de todo aquel que entre en territorio misionero, que por sus inigualables bellezas es uno de los centros de mayor afluencia turística de Argentina. Hay otros saltos muy vistosos en la provincia, de mucha menor envergadura, pero que igualmente no se dejan eclipsar por las Cataratas del Iguazú y atraen buena cantidad de público. Tal es el caso de los Saltos del Moconá de 3 kilómetros de extensión, en el departamento San Pedro. Experimentados guías y una variedad de servicios, además del alojamiento y las comidas, aseguran al visitante el más íntimo y agradable contacto con la naturaleza en el Refugio Moconá a lo que se agregan los Parque Provinciales La Araucaria, La Esmeralda, Saltos de Moconá y Cruce Caballero. Continuando con el disfrute de las naturaleza cerca de la localidad de Aristóbulo del Valle, situada a 138 kilómetros de Posadas, está el Parque Cainguás muy concurrido y a sólo 12 kilómetros de este se encuentra la Reserva Salto Encantado de 58 metros de altura..
El punto de partida para un recorrido por la provincia puede ser Posadas, la capital provincial, que se presenta como una ciudad dinámica y atractiva de casi 300.000 habitantes que dista 1060 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a 300 de Puerto Iguazú. Se arriba a la misma por las Rutas Nacionales 12 y 14 y brinda todos los servicios de una gran urbe: locales comerciales de todo tipo, hipermercados, casas de cambio, alquiler de autos, telecentros, cajeros automáticos y una amplia oferta en alojamientos que partiendo de la categoría residencial llega hasta 4 estrellas. En lo que a gastronomía se refiere, brinda el placer del buen comer con una amplia posibilidad de elección, comidas internacionales en distinguidos restaurantes, pizzerías y parillas. Estas comidas generalmente tienen otro sabor cuando se ofrecen, como ocurre habitualmente, con espectáculos musicales. Posadas se recuesta sobre el río Paraná- un puente internacional la une la ciudad paraguaya de Encarnación- y conserva aún varios de sus antiguos edificios que integran el patrimonio cultural provincial y son los hitos del city tour, junto a los museos, la mayoría de ellos sobre la cuestión guaranítica y sus misiones jesuíticas, el jardín botánico y el Parque de la Ciudad.
El “plato fuerte “de lo que se da en llamar turismo histórico lo constituye el Circuito Internacional de las Misiones Jesuíticas. Recorriéndolo se pueden visitar las Ruinas de San Ignacio Miní- a 60 kilómetros de Posadas- las de Loreto –53 km – , las de Santa Ana (45 km.), las Santa María a 115 Km. Luego el circuito continúa en la República del Paraguay con la ruinas Trinidad y San Miguel. Una vez que se recorrió Posadas y se hizo el circuito de las ruinas, se sale de la misma tomado la ruta 12 con rumbo noreste y luego de pasar nuevamente por San Ignacio habrá que estar atento a las diversas localidades que van apareciendo sobre la ruta en el recorrido de unos 300 kilómetros que nos lleva a Puerto Iguazú, la última de estas pequeñas ciudades. A unos 100 kilómetros de trayecto encontramos la localidad Jardín de América en la que se puede ver el pintoresco salto Tabay; luego Capioví es una ciudad ubicada a 119 km. de Posadas y también posee el hermoso panorama de un salto de más de 15 metros de altura que lleva el nombre de la localidad;
Puerto Rico es otra importante ciudad que cuenta con zona de camping, posibilidades de pescar en un marco natural rodeado de plantaciones de yerba mate, tabaco, cítricos y mandioca y siguiendo unos kilómetros más la localidad de mayor importancia que aparecerá en el trayecto será Montecarlo donde se realiza la Fiesta Provincial de la Orquídea. En este lugar el Paraná posee la isla de Caraguatay, meta de pescadores deportivos y a la vez nos muestra una variada gama de orquídeas autóctonas en un circuito especial para ese fin. También es recomendable visitar un zoológico de especies autóctonas denominado Zoo-Bal-Park. Nuevamente sobre la ruta 12, ya a unos 205 kilómetros de la capital provincial, está la ciudad Eldorado, el centro más importante de la producción de tung y en sus inmediaciones podemos ver tres hermosos saltos: Elena, Pomar-cué y Kuppers y un balneario municipal sobre el arroyo Pitay Guazú y otro sobre el arroyo Piray Miní. Continuando el recorrido propuesto por la ruta 12 en dirección a las Cataratas del Iguazú, arribamos a la localidad de Wanda donde hay un yacimiento de piedras muy vistosas (no preciosas) y apenas unos 45 kilómetros más está el ingreso al Parque Nacional Iguazú cuyo pormenorizado detalle en cuanto a las posibilidades que ofrece lo encontrará en el ítem Alternativas Turísticas del informe que describe a este Parque Nacional.
La ruta 101 recorre una parte del Parque Nacional y se dirige hacia el sudeste, a la ciudad de Bernardo de Irigoyen que es frontera seca con Brasil. La Ruta nacional 14 también recorre de punta a punta la provincia (sentido suroeste – noreste) en forma paralela a la 12 a una distancia fluctuante que puede promediar los 50 kilómetros. Sobre aquella ruta hay ciudades importantes como Oberá, considerada la capital de la inmigración dado que cuenta con un importante crisol de pueblos “gringos”. Con tal motivo se creó el Parque de las Naciones donde cada nacionalidad ha erigido una construcción típica de su país de origen. Campo Grande es otra localidad que está entre Oberá y San Pedro, la última ciudad hasta la ya mencionada Bernardo de Irigoyen.
Problemas de conservación
El ambiente está algo modificado aunque conserva buenos ejemplares de árboles selváticos autóctonos de gran porte.
Un serio inconveniente es que se vierten aguas cloacales en el arroyo Cañadón que atraviesa el parque y hace poco tiempo sufrió un intento de apropiación por parte de particulares, situación que se habría solucionado favorablemente ante la presentación judicial del caso
Fecha e instrumento legal de creación
El 30 de noviembre de 1995 se sanciona la Ordenanza Nº 27 que establece la constitución del predio en reserva que fue ratificada por una segunda Ordenanza , la Nº 20, del año 1996. Posteriormente, en 1998, fue ampliado por la Ordenanza Nº 55. La administración y el dominio de la tierra son municipales.
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Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
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