El Parque analizado está dentro del distrito denominado “Franja longitudinal central o de las sierras centrales”, sobre las laderas occidentales de las Sierras de Misiones, que en este lugar alcanzan alturas de 496 metros en la zona este del área. El terreno escarpado desciende hacia el cauce del arroyo Cuñá-Pirú, cuyo curso superior ha formado un profundo cañadón con acantilados que llegan a tener paredones verticales de hasta 95 metros de altura (Rolón y Chebez, 1998). El paraje es de gran belleza escénica no sólo por el Salto Encantado sino por la posibilidad de recorrer senderos en la selva y apreciar otros saltos más pequeños, ubicados aguas abajo como el Alegre de 15 metros de caída y el Piedra Blanca de 30 metros.
Se presentará un panorama más o menos exhaustivo de la flora de toda la provincia, teniendo en cuenta que los distintos sectores ocupados por la selva misionera comparten en buena medida una enorme cantidad de especies en cada uno de los estratos, lo que facilita enormemente la confección y la lectura de las monografías de cada una de las más de sesenta áreas naturales protegidas que posee Misiones. Al final de esta descripción se efectuará un análisis de las peculiaridades de esta reserva.
De las clasificaciones en regiones fitogeográficas que se realizaron del territorio argentino desde el año 1950 en adelante, todas concuerdan, a excepción de una, en considerar a Misiones en su conjunto como un único distrito con distintos nombres: Cabrera (1976) la denomina provincia Paranaense, antes para este mismo autor (1951, 1953 y 1958), era provincia Subtropical Oriental, Morello (1988) la llama unidad biogeográfica de las Selvas Misioneras, y la realizada por Burkart et. al.(1999), dentro del Programa Institucional Ambiental promovido por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la A.P.N., llama eco-región de las Selva Paranaense a toda la provincia a excepción de las llanuras del extremo sur que las incluye en una categorización que llama eco-región de Campos y Malezales que se extiende hasta la provincia de Corrientes.
La vegetación presenta aquí una riqueza florística que es única en todo el país y se desarrolla en una trama laberíntica que cubre todo espacio disponible, formando cinco estratos distinguibles los cuales están unidos entre sí por una extensa red de lianas y enredaderas. Cabe acotar que en los distintos niveles bajos podemos encontrar cualquier especie juvenil, perteneciente a niveles más altos, que esté en su estadio de crecimiento. Esto expone con claridad que esta cuestión de la división en estratos sólo tiene por fin ordenar y, por ende facilitar, la descripción de los componentes de porte arbóreo de la selva. El número de especies de plantas vasculares identificadas supera las 2.000 y la característica más notoria entre la selva y el bosque o monte cerrado, radica en que la primera presenta una gran diversidad de especies leñosas por unidad de medición, es decir, muchos árboles de distintas especies, mientras que en las formaciones mencionadas en segundo lugar hay también gran cantidad de árboles pero muchos de ellos pertenecen a la misma especie. Se han contado más de ciento cincuenta especies distintas en una sóla hectárea de selva (Margalot, 1975).
El primer estrato se denomina Emergente y es el que ocupan la parte más elevada – como lo insinúa su nombre- sobresaliendo especies de alturas que pueden alcanzar los 40 metros.
En este nivel encontramos varias especies de leguminosas que se caracterizan, en primer término como lo indica su nombre por tener fruto con forma de legumbre o vaina, casi todas con hojas caedizas y compuestas. Entre estas son habituales el incienso (Myrocarpus frondosus); el ibirá pitá (Peltophorum dubium) – no demasiado común- que puede tener un tronco de casi dos metros de diámetro; el anchico colorado (Parapiptadenia rigida); el palo rosa (Aspidosperma polyneuron), que podría considerarse en de amyor porte de la selva misionera, el rabo molle (Lonchocarpus muhelbergianus); el alecrín (Holocalyx balansae); el timbó (Emterobium contoritsiliquum) otra de las especies de mayor porte de la selva misionera; hay un ejemplar identificado en un área protegida que ostenta cuarenta y dos metros de alto y seis de circunferencia. La nómina continúa con el renombrado cedro misionero, también llamado cedro paraguayo o ingarí (Cedrela fissilis o Cedrela tubiflora, según los autores), originario de América tropical y subtropical, cuyo nombre común de cedro le viene por la fragancia de la madera que es muy similar al cedro del viejo mundo; el guayaibí o lanza blanca, entre muchos otros nombres comunes (Patagonula americana), aunque son excepcionales los ejemplares que llegan a los treinta metros de altura por lo podría ocupar también el estrato inferior; el azota caballos ( Luechea divaricata), también llamado árbol de San Francisco e ivatinguí en guaraní, cuya dispersión llega hasta el Delta del Paraná con menor porte que el que desarrolla en la selva misionera donde la competencia por la luz lo obliga a alcanzar más altura, el laurel negro (Nectandra saligna), género que tiene tres especies más que lo acompañan en su distribución paranaense, el cancharana o acaraya (Cabralea canjerana) que llega a los treinta y cinco metros. Dispersa dentro de la selva , abunda una grácil palmera con elevados estípites y hojas pinadas: el pindó (Syagrus romanzoffiana) y cuando se realizan desmontes es frecuente que esta palmera no sea talada, haciéndose entonces muy conspicua (Cabrera, 1976). Puede exceder los veinticinco metros de alto cuando crece en el interior de la selva (Dimitri, 1997). La nómina de “los gigantes” finaliza con el renombrado lapacho amarillo (Tabebuia pulcherrima) que puede llegar a los treinta y cinco metros de altura y comparte el hábitat misionero con otra especie del mismo género (Tabebuia alba), exclusiva de la selva misionera y vulgarmente se le da el mismo nombre por ser muy parecidas.
Descendiendo del nivel de los emergentes continúa lo que se denomina Dosel, que comprende árboles grandes y medianos cuyas alturas rondan entre los 10 y 20 m. Este estrato, junto con el intermedio, es el ámbito más abundante en avifauna, y como es lógico suponer, encontramos muchas de las especies mencionadas en el estrato superior cuyo estadio de crecimiento aún no supera este nivel. En el dosel se destaca la palmera pindó (Arecastrum romanzoffianum) con un tronco esbelto que supera los 15 metros de altura y que en algunos casos –como ya se dijo- llega al estrato máximo; también son comunes la guaycá (Ocotea pulchella); el aguay (Chrysophyllum gonocarpu); el laurel amarillo (Nectandra lanceolata); el peteribí (Cordia trichotoma); el loro blanco (Bastardiopsis densiflora) que es característico por su fruto con forma de araña; el persigueiro (Prunus subcoriacea); el canela de venado (Helietta apiculata); el carne de vaca (Stirax leprosus); el lapacho negro (Tabebuia heptaphylla); la mora blanca (Alchornea iricurana), el alecrín o ibirá-pepé (Holocalyx balansae) que excepcionalmente puede llegar a los 30 metros y suele distinguirse por vérselo habitualmente aislado, el sabuguero o caroba blanca (Pentapanax warmingiana); el María preta (Diatenopteryx sorbifolia); el guatambú amarillo u guatambú –saiyú (Aspidosperma australae) en el que la mención del color amarillo en su nombre común no hace referencia a las flores como ocurre comúnmente sino al color de su madera, y otras especies de gran variedad de familias. Pasando al estrato intermedio llaman la atención los helechos arborescentes, típicos de regiones tropicales (Erize, et.al., 1993). Uno de los típicos es el cachí (Alsophila atrovirens) que busca la sombra que existe a esa altura, otro arbolito conspicuo es el parparoba o pari-paroa (Piper geniculatum), el ñandipá (Sorocea ilicifolia). Este nivel se desarrollan muchos árboles pequeños productores de frutos carnosos. Quizá la planta más famosa en este estamento sea la yerba mate (Ilex paraguariensis). Sus hojas secas y machacadas proporcionan el mate, una infusióm muy popular en todo el cono sur sudamericano (Erize, et. al. 1993). También bajo el dosel son comunes varias especies de cañas bambúseas, como el tacuaruzú (Guadua angustifolia), tacuara (Guadua trinii) o la picanilla (Guadua paraguayana), cuyas características principales son ser cañas leñosas, huecas o macizas, con hojas caducas, pecioladas y forma lanceolada.
Debajo de los tres estratos compuestos mayormente por árboles de distintos tamaños se encuentra lo que se conoce como el sotobosque o estrato arbustivo, donde la luz escasea y se desarrollan gran variedad de arbustos, cañas, renovales de árboles, siendo todas plantas de tipo umbrófilo, cuya cantidad de especies hace muy difícil una enumeración detallada. Sólo a título de ejemplo se pueden mencionar algunas especies muy conspicuas como Pharus glaber, Loira latofolia y el helecho de extraña forma Adiantopsis radiata. En el anteúltimo estrato antes del piso, denominado herbáceo, crecen plantas que sólo se alejan del piso pocos centímetros – menos de un metro de altura- y está constituido principalmente por helechos y pastos de muy diversas especies. Por último está el piso de la selva, sobre el que se acumulan hojas, ramas y troncos caídos: un material orgánico en descomposición que permite el desarrollo de hongos, musgos y líquenes (Erize, 1993). Para finalizar de descripción del ambiente selvático hay que hacer mención de la flora que más propicia la intricada malla vegetal: las epífitas – plantas que usan de soporte las ramas de otras-, enredaderas y lianas que trepan por los árboles, muchas veces perjudicando al hospedador, enlazando ramas de árboles, de arbustos, de hierbas y de otras trepadores y así crean ese ambiente de verdor tan particular que produce la admiración de muchas personas: la selva subtropical.
Tal vez merezcan un apartado especial por la riqueza que representa su variedad las Bromeliáceas, grupo que incluye a unas 2.000 especies exclusivas de América, de las cuales muchas son epífitas y un gran número de ellas se las conoce como caraguatáes, presentando gran variedad en la forma y tamaño de sus hojas como en sus flores y en la misma condición, por su diversidad y la belleza de sus flores, están las orquídeas, de las cuales se citan para Argentina algo más de 250 especies, de las que se censaron sólo para el Parque Iguazú 85 especies, lo que muestra que un altísimo porcentaje del total mencionado para el país está en Misiones.
En un catálogo preliminar se registraron 727 especies de plantas vasculares, distribuidas en 121 familias. En otro inventario (Daviña et al, 1994 y 1999) se detectó un nuevo género para la Argentina, Lafoensia, y también una nueva especie denominada Calyptranthes tricona. En las inmediaciones área prospectada de encontraron ejemplares de Dyckia brevifolia , una especie con registros muy escasos, entre los que cuentan los del vecino Parque Estadual do Turvo. En el estrato más alto son comunes el ibirá –pitá (Peltophorum dubium), el anchico colorado (Parapiptadenia rigid), el cedro (Cederla fissilis ) y la grapia (Apuleia leiocarpa).
La flora arbórea más abundante del área prospectada es el guatambú blanco (Balfourodendron riedelianum), el loro negro (Cordia trichotoma), el cedro (Cedrela fissinis), el alecrín (Holocalyx frondosus), la grapia (Apuleia leiocarpa), el loro blanco (Bastardiopsis densiflora), la pindó (Arecastrum romanzoffianum), el incienso (Myrocarpus frondosus), seibo del monte (Eritrina falcata) y la caña fístola (Peltophorum dubium), entre otros.
Un estudio llevado a cabo por Universidad Nacional de la Plata en 1995 en un área contigua ubicada al sur del Parque Salto Encantado, determinó fisonómicamente nueve unidades de las cuales cuatro son aplicables al área en estudio. En primer término identificaron un sector con el nombre de Selva primaria, que se ubica en zonas de baja pendiente en las que no hubo explotación del bosque -o si la hubo transcurrieron muchos años- por lo que se conservan individuos de gran porte, con un sotobosque poco denso. Luego, el estudio señala el sector de Selva en pendiente, situada en declives de unos 35 °, formado por vegetación algo más baja que en la clasificación precedente, con menos variedad de especies, un sotobosque más impenetrable y sin indicios de haber sido explotada. Otra categorización que efectuaron es la que denominaron Selva secundaria , que es la que ocupa partes que han sufrido extracción de madera y la característica destacable es poseer un estrato arbóreo muy irregular, con especies colonizadoras de diámetro menor y en mayor número que en los perfiles anteriores. El sotobosque es enmarañado y con tacuarales. En último término- entre las divisiones fisonómicas que se encuentran en el Parque Salto Encantado- señalaron la Selva marginal , que se dispones sobre los arroyos y posee abundancia de Lauráceas, donde abunda la humedad pero no son sectores inundables. Los ejemplares arbóreos tiene diámetro pequeño y escasa altura.
Especies de flora misionera con estatus comprometido
NOMBRE COMUN | NOMBRE CIENTIFICO | CATEGORIA |
Orquídea | Oncidium jonessianum | EP |
Palmito | Euterpe edulis | EP |
Palo rosa | Aspidosperma polyneuron | EP |
Pino Paraná | Araucaria angustifolia | EP |
Cedro misionero | Cederla fissilis | EP |
Helecho arborescente | Sp. varias | EP |
Marmelero negro | Guazuma ulmifolia | s/d |
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Efectuar una reseña de la fauna de Misiones es una ardua tarea. La variedad de especies en cada una de las clases es suficientemente diversa como para ocupar muchas páginas. Es la eco-región de mayor biodiversidad de la Argentina para lo cual es oportuno dar algunos porcentajes que reafirman esta aseveración: del total de mamíferos citados para el país se hayan presentes aproximadamente un 33 %, un 55% de las aves, igual porcentaje de peces, los reptiles representan el 31% y los anfibios casi el 35%. La fauna invertebrada por la magnitud del número de especies, sólo se mencionará en forma muy somera. Por ejemplo en un relevamiento de los arácnidos realizado por Martín Ramírez en 1995 determinó hasta ese momento 210 especies sólo para el Parque Nacional Iguazú. Un inventario de mariposas realizado en el marco de un convenio entre la Universidad Nacional de Misiones y la Administración de Parque Nacionales dio como resultado que en toda la provincia de Misiones se determinó la presencia de 13 familias que pueden incluir, con aproximación, entre 400 y 500 especies.
Pero se insiste en lo mencionado precedentemente, el mundo de los animales invertebrados es inagotable; cuando en un Orden de vertebrados hablamos que puede estar integrado por centenares de especies en el terreno de los invertebrados habría que mencionar, en algunos casos, cientos de miles. Para analizar la fauna vertebrada de Misiones tomaremos como base el trabajo Fauna Misionera (Chebez, 1996). Se hará una mención de las especies más conspicuas en todo el ámbito provincial y al final un comentario de las presencias puntuales del área que tratamos.
Comenzado con la ictiofauna ésta no es menos rica que ninguno de los otros grupos de animales. Hay 222 especies mencionadas para Misiones. La Universidad Nacional del Litoral está llevando a cabo un importante trabajo de inventario de peces del río Iguazú. Y el número de especies mencionadas seguramente va incrementarse dado que faltan analizar y cotejar distintos trabajos ya realizados como Gómez y Somay (1985 y 1989), Gómez y Toresani (1987) efectuaron estudios sobre los peces del arroyo Urugua-í, y García (1992) publicó listas de peces del río Paraná en su paso por el territorio misionero. Hasta un momento determinado se habían colectado 330 peces que corresponderían a 43 familias diferentes, de éstas 35 especies serían nuevas citas para el río Iguazú y dos nuevas para los peces de Argentina.
Respecto a los anfibios de las listas efectuadas en distintos distritos de la Provincia suman una cantidad de 49 especies, y unas 23 más que son dudosas por ser registros de localidades cercanas a los límites provinciales. Es probable inferir que varias de éstas últimas puedan encontrarse en algún momento dentro de los límites provinciales y pasen a engrosar la lista original. En esta hay 13 especies que no las hallamos en otras provincias argentinas. Los principales investigaciones que fueron llevadas a cabo con posterioridad al año 1950 son las de Cei(1950 y 1956), Gallardo (1964 y 1974), nuevamente Cei (1980 y 1987), Gallardo (1986 y 1987), Carrizo (1990), Bosso (1994), por sólo citar algunas.
Un lugar predilecto para los batracios son los troncos caídos donde se junta humedad o en la base de las hojas de los caraguatá u otras bromélias. La provincia de Misiones posee algunas singularidades en su batracofauna, que, como ya se dijera, son exclusivas para Argentina tal es el caso de Limnornedusa macroglosa, propia de los rápidos de ríos y arroyos, y Aplastodiscus perviridis (rana tacuarera) que habita los tacuarales de yatevó y Melanophryniscus atroluteus
En estos sitios podemos encontrar a la Hyla nasica, Hyla fuscovaria, Hyla minuta conocidas todas con el nombre común de ranitas trepadoras por la habilidad que tienen para subir cualquier superficie por mas lisa que sea; o la Hyla venulosa que segrega una sustancia tóxica al ser agarrada. Se destaca por su canto fuerte y su sistema de reproducción consiste en hacer, previamente al cortejo, un dique más o menos circular y dentro del mismo ponen los huevos y crecen los renacuajos. Sorprende por su tamaño (20cm.) la Leptodactylus pentadactyla, que en Argentina sólo se encuentra en la selva misionera. También encontramos el Bufo crucifer (llamado sapo misionero), y a la Phyllomedusa iheringi conocida vulgarmente con el nombre de rana mono misionera, al Bufo ictericus o cururú, Bufo paracnemis o sapo buey y el Bufo pygmaeus o comúnmente llamado sapo pigmeo, entre otras especies. Los géneros Leptodactylus e Hyla, que presentan 9 especies cada uno, son los más representados en la región.
Los reptiles en la provincia prospectada son abundantes en la misma relación que el resto de la fauna. Cuentan con aproximadamente 75 especies que representan el 31 % de las especies de todo el país. Refiriéndonos a las tortugas- Orden Chelonia y Familia Chelidae- encontramos las acuáticas como Phrynops williamsi o tortuga de arroyo, karumbé o cágado; Hidromedusa tectifera o vulgarmente llamada tortuga de cuello largo o chué ; Phrynops hilarii llamada también karumbé, cágado o tortuga de arroyo común y la Phrynops vanderhaegei conocida como tortuga sapo o tortuga de arroyo menor, con escasa distribución en la provincia. En orden taxonómico hay que referirse al Orden Crocodilia, Familia Alligatoridae, que incluye a las dos especies de yacarés que estarían en la provincia: el yacaré overo o ñato (Caiman latirostris) presente en varios departamentos y el yacaré negro (Caiman yacare) con presencia no asegurada. El Orden Squamata – Familia Gekkonodae– incluye a los pequeños reptiles conocidos como gekos de los cuales uno sólo está en territorio misionero, el geko doméstico (Hemidactylus mabouia). Y de las familias que incluyen a las lagartijas y chelcos, poco abundantes en Misiones, cabe nombrar a las Polychridae y Tropiduridae que afectan a sólo 4 especies. Hay una familia – Anguidae-que involucra a las llamadas culebritas de cristal y posee dos especies en la provincia propectada. Respecto a los teidos – F. Teiidae- habría que mencionar al lagarto overo (Tupinambis teguixin); la lagartija verde de cuatro dedos o teyú-í; y la lagartija parda (Pantodactylus schreibersii) con presencia dudosa. De la familia Amphisbaenidae la obra que nos guía para esta monografía hace referencia a dos de las llamadas víboras ciegas, una de las cuales- Amphisbaena darwini– sólo está citada para el departamento Iguazú. Otras familias con dos especies en la provincia son la Scincidae y la Anomalepididae y la Typhlopidae con una especie. Ahora entramos en el terreno de las míticas boas- F. Boidae– de cuyo grupo se observan 2 con portentosas especies: boa arco iris (Epicrates cenchria) y la curiyú (Eunectes notaeus). De la numerosa familia Colubridae contamos con 43 especies que habitan el territorio de la provincia Misiones como Hydrodynastes gigas o ñacaniná, Mastigodryas bifossatus o vulgarmente ñacaniná de monte, ñacaniná-saiyú, cobra overa y muchos nombre que le asignan las gentes de los lugares donde habita; 9 especies del género Liophis y tres géneros con tres especies cada uno y muchos más con menos integrantes cada uno. Los ofidios ponzoñosos están en el territorio con 10 especies ( la máxima concentración de víboras ponzoñosas en una provincia argentina). De la familia Elapidae, que son las corales, hay 3 especies todas del género Micrurus; de la Crotalidae, que incluye a las temidas yararás y a las cascabeles, hay 7 especies , seis de las cuales son del género Bothrops.
El grupo de las aves presenta una riqueza única en la Argentina en el sentido de tanta concentración de especies en un territorio pequeño como lo es el misionero. Se censaron 548 especies -para establecer una comparación obsérvese que toda la República del Paraguay cuenta con 777 especies (Contreras et al.,1990)- lo cual no significa que esta lista sea definitiva. Comenzaremos mencionando las aves más representativas por el espacio que ocupan. En el suelo de la zona selvática abundan los tinámidos (familia Tinamidae) como el macuco (Tinamus solitarius), el tataupá rojizo (Crypturellus obsoletus) este último con aspecto de gallina, los urúes como (Odontophorus capueira) muy similar a una codorniz pero pertenecen a la familia Phasianidae , el saracura (Aramides soracura) de la familia Rallidae y el ampliamente desperso ypacaá (Aramides ypecaha) .El suelo también es frecuentado por los formicáridos ( familia Formicariidae ) – chororós, bataráes y chocas – que acompañan a las enormes hormigas “corrección”, como las llaman en el lugar, que son carnívoras y al alimentarse de otros insectos de alguna forma facilitan la tarea de localización de los mismos por parte de este grupo de aves. Tres bataráes son vistos en este ambiente : el batará goteado, llamado así por sus notorias manchas blancas sobre fondo oscuro(Hypoedaleus guttatus) , el batará copetón (Mackenziaena severa) luciendo el macho un gran copete colorado muy llamativo y el batará punteado (Mackenziaena leachii). Otro grupo de pájaros muy llamativos por sus colorido plumaje, que suelen frecuentar el suelo selvático y el estrato bajo, son los de la familia Pipridae, llamados comúnmente bailarines, como por ejemplo el bailarín azul (Chiroxiphia caudata ) y el bailarín anaranjado (Pipra fascilicauda) con una conspicua “gorra” roja que lo hace muy llamativo. En el sotobosque o estrato arbustivo, que es también un espacio donde se ve la parte basal de los troncos de los árboles, habitan pájaros vinculados a estos ambientes sombríos el punto de vista alimenticio y por nidificación como es el caso de los carpinteros – familia Picidae – y trepadores – familia Dendrocolaptidae – .
También están presentes en este estrato arbustivo y dentro de la gran familia Furnaridae, el titico ojo blanco (Automolus leucophthalmus) o el curutié oliváceo (Cranioleuca obsoleta) o el pijuí corona rojiza (Synallaxis ruficopilla) o de la familia Emberizidae el pepitero negro( Pitylus fuliginosus), el pepitero verdoso (Saltador similis), el fruterito dorado (Hemithaupis guira) y el saíra arco iris (Tangara zeledon) de la familia Thraupidae. Otra familia – Tersinidae- presenta interesantes aves como la tersina (Tersina viridis) o de la familia Momotidae el yeruvá (Baryphthengus ruficapilus) de casi 40 centímetros de largo, con una corona rojiza. Obviamente, en este nivel de la vegetación selvática hay muchísimas especies más, cuya enumeración detallada escapa al tenor de este trabajo. En el sector denominado dosel -ocupado por árboles que oscilan entre los 10 y 20 metros- y la parte alta del estrato intermedio es el sector donde más aves hay. En esta parte merodean los picaflores – familia Trochilidae – como el corona azul (Thalurania glaucopis) de casi 10 centímetros , o el de garganta blanca (Leucochloris albicolis) ; las palomas , familia Columbidae, como la paloma morada (Claravis godefrida) o la paloma colorada (Columba cayenensis) ; la familia Coccyzidae presenta integrantes como el cuclillo ceniciento (Coccyzus euleri) o el extraño yasiyateré grande (Dromococcyx phasianellus) , de la familia Neomorphidae, de unos 35 centímetros de la cabeza al extremo de la cola que es llamativamente ancha. Esta ave es exclusiva de esta zona y muy difícil de ver. También lo es su congénere, el yasiyateré chico (Dromococcyx pavoninus) . En este estrato abundan los integrantes de la familia Psittacidae con especies como el loro hablador (Amazona aestiva) , el loro vinoso (Amazona vinacea) con avistajes esporádicos( Saibene et al. 1996), pero se supone que no estaría presente en forma permanente; el loro maitaca (Pionus maximiliani), la catita chirirí (Brotogeris versicolorus), también hay citas de Ara chloroptera, el guacamayo rojo, pero es probable que se trate de ejmplares escapados del cautiverio (Chebez,J.C.;Rey.N.R.,Babaskas,M y A.G. Di Giacomo, 1998). Los mismos autores suponen idéntica situación para la cita del Aratinga solstitialis (llamado comúnmente jandaya) que sería la primera en Argentina. Las luchuzas y los búhos cuentan con varias especies que se desarrollan en este espacio intermedio superior y el dosel. Entre ellos se observan de la familia Strigidae, el alicuco común (Otus choliba); el alicuco grande (Otus atricapillus) , el Bubo virginianus (o ñacurutú) que, con sus 50cm. de la cabeza al extremo de las patas estando posado sobre una percha. También hay ejemplares de la familia Trogonidae que incluye a aves de mucho colorido, como el surucuá amarillo (Trogodon rufus) y el surucuá común (Trogodon surrucura). Los ictéridos (Fam. Icteridae) ocupan distintos lugares dentro de la altitud de la masa boscosa, pero algunas especies se sitúan en el dosel que estamos desarrollando. Algunos de los más conspicuos dentro de este grupo son Cacicus haemorrhous o vulgarmente llamado cacique; el tordo pico corto (Molothrus rufoaxillaris); y el boyero negro (Cacicus solitarius). También son comunes en este estrato las familias Corvidae que son los llamados urracas y la familia Vireonidae que incluye al juan chiviro y a los chivíes. En el estrato de los Emergentes, es decir las copas de los árboles de mayor tamaño, encuentran su habitat muchas aves, también vistosas y llamativas. Con estos atributos podemos mencionar a la familia Rhamphastidae que muestra especies como el tucán grande (Ramphastos toco); el tucán pico verde (Rhamphastos dicolorus); el arasarí banana (Bailonius bailloni); y el arasarí fajado (Pteroglossus castanotis). Si bien ocupan también estratos intermedios, mencionamos como habitantes del superior a las pavas de monte porque muchas de ella frecuentan el último nivel. La familia se denomina Cracidae y la integran aves de gran tamaño, que recuerdan a pavos y presentan la zona gular y la cara desnudas, generalmente con colores rojizos. Se destaca por su escasez la yacutinga (Aburria jacutinga), de más de 60cm. de largo, y pava de monte común (Penelope obscura). Las rapaces constituyen otro importante grupo que ocupa las copas de los árboles que emergen, como miembros de la familias Falconidae, Accipitridae, Pandionidae (1 especie) y los jotes- familia Cathartidae– que no son cazadores sino carroñeros de los que se ubican tres especies de presencia segura y una dudosa que es Cathartes melambrotos. Referente a las águilas se puede mencionar al águila monera (Morphnus guianensis) cuya presencia no está definitivamente descartada en el área. Se señala que se trata de un águila de gran porte (70cm. aproximadamente) y poderosísimas patas que le permiten, entre otras presas, cazar monos. El águila viuda (Spizastuo melanoleucus); el águila crestuda real (Spizaetus ornatos) , el águila crestuda negra (Spizaetus tyrannus), el aguilucho blanco (Leucopternis polionota); el esparvero grande (Accipiter poliogaster) son aves de escasa presencia y algunas con estatus comprometido, según se indica en el cuadro al pie. En áreas que no se circunscriben a la masa boscosa- la zona sur por ejemplo- hay muchísimas especies de varias familias que no han sido mencionadas en el texto por no hacer demasiado tediosa su lectura. Entre los muy variados ambientes es importante resaltar el aporte a la biodiversidad que hacen los ecosistemas acuáticos en los que se puede hacer mención de algunas especie aún no citadas. Es el caso de la familia Alcedinidae que son los martín pescador con cuatro especies que se ubican en territorio Argentino y todas están presentes en Misiones, incluso, una de ellas- Chloroceryle aerea- es poco común. La familia Anatidae –patos – esta representada por aproximadamente ocho especies: tres del género Anas, dos del Oxyura, también dos del Dendrocygna y otros más. La familia de las garzas también está bien representada en Misiones , siendo una “rareza” la garza real (Pilherodius pileatus) que está exclusivamente en la provincia tratada y en Formosa, el hocó colorado (Tigrisoma lineatum), el mirasol grande (Botaurus pinnautus) sólo citado para el departamento Capital, entre otras más conspicuas. Cualquier mención a las aves misioneras que omita a la familia Apodidae, que incluye a los llamados comúnmente vencejos, sería incompleta debido al “protagonismo” que tienen estas aves, especialmente en el sector cataratas. Su vuelo incesante recuerda al de las golondrinas – como también su fisonomía – y están siempre entrando y saliendo en medio de las caídas de agua, como si no existiera esa fuerza que parece arrolladora. Uno de los más comunes es el vencejo de cascada (Cypseloides senex); el vencejo de collar (Streptoprocte zonaris) y dos especies comunes en la zona de Cataratas que son: el vencejo de nuca blanca (Streptoprocne biscutata) y el vencejo chico (Chaetura cinereiventris).
Comenzando por los mamíferos son 116 las especies que habitan suelo misionero – incluyendo 4 exóticas-. Los marsupiales (O.Didelphimorphia) en la región sólo están presentes con una de las dos familias que habitan en Argentina: Didelphidae – algunos taxónomos incluyen a la especie Caluromys lanatus en la familia Caluromydae – que es la más numerosa tiene como principales representantes a la cuica de agua (Chironectes minimus) también llamada comadreja acuática o yapó en guarani; a Caluromys lanatus o cuica lanosa, chucha o mbicuré lanoso ; la comadreja picaza, comadreja común u overa y mbicuré – eté (Didelphys albiventris) que es la comadreja más común, de mayor tamaño y distribución en Argentina ; Didelphys aurita que algunos llaman comadreja de oregon o mbicuré – hú de tan solo unos 7 u 8 cm. de largo y que su distribución se restringe a Misiones y norte de Corrientes; la comadreja colorada (Lutreolina crassicaudatta) cuya distribución es también bastante amplia en el territorio Argentino con un tamaño algo menor que su congénere la overa o picaza; Metachirus nudicaudatus también llamada yupatí o comadrejita de anteojos, haciendo referencia a dos manchas blancuzcas circulares sobre el resto del hocico en el que predomina el color oscuro (posee un tamaño que alcanza los 30 cm. aproximadamente) y su distribución de limita al norte provincial; la marmosa cenicienta o guaikí (Micoureus demerarae ó Marmosa cinerea según otros autores); Monodelphis americana, llamada colicorto de tres rayas o en lengua guaraní anguyá; el colicorto cabeza rojiza, catita, anguyá o mbicuré-í cuyo nombre científico es Monodelphis scalops; el colicorto selvático, musaraña, anguyá o mbicuré-í científicamente denominado Monodelphis sorex o M. henseli según otros criterios taxonómicos; la Philander apossum o guaiquita; la comadrejita ágil (Gracilinanus agilis) y (G. Microtarsus), comúnmente llamada comadrejita de pies chicos cierran la nómina de este grupo. Los murciélagos (O.Chiroptera) únicos mamíferos voladores, abundan en la provincia Paranaense. En los quirópteros se conjugan varias exclusividades dentro de los mamíferos: su visión es sumamente limitada, orientándose por un sistema que la evolución desarrolló en exclusividad para este orden, es un “sonar” que a semejanza de este aparato, cumple su función por medio de la emisión de ondas que según la recepción o rebote que tengan, le dan noción de la distancia de los objetos, sus alas están constituidas por una membrana que une las extremidades superiores con las inferiores. Son nocturnos en su inmensa mayoría, gregarios y se ocultan durante el día. En la biorregión están representados por cuatro familias que son: Noctilionidae con las únicas dos especies que hay en Argentina. Son murciélagos pescadores o insectívoros acuáticos y exclusivos de la región zoológica neotropical – desde el extremo sur de Norteamérica hasta el Estrecho de Magallanes, exceptuando la franja de los andes subantárticos-; Phyllostomidae, también exclusivos del neotrópico y fundamentalmente dentro de esta región ocupan selvas tropicales y subtropicales. De esta familia se encuentran trece especies aproximadamente, divididas en subfamilias, y se caracterizan por las excrecencias nasales prominentes. La familia Vespertilionidae, muy numerosa, con quirópteros pequeños de distintos tipos muy parecidos a una laucha con alas (Olrog y Lucero, 1980), está presente en la Provincia con 11 especies. Por último la familia de los molosos – Molossidae – que tiene por caracteres más destacados poseer una cola larga, alas puntiagudas tiene 11 especies presentes en el área que ocupa la pluviselva o selva misionera. Continuando el orden taxonómico tiene su espacio el orden Primates que incluye a los monos con tres especies pertenecientes a una sola familia (Cebidae).
Ellas son el conocido carayá, carayá-hú, mono aullador negro, carayá negro, entre otros nombres más (Alouatta caraya); el carayá pitá, guariba, mono aullador rojo o carayá rojo (Alouatta guariba o Alouatta fusca para otros autores) y el mono caí o kaaí, monito o mono paraguayo (Cebus apella). Luego le sigue orden Vermilingua con dos familias, una de las cuales es la Myrmecophagidae incluye al tamanduá-guazú, tamanduá, yurumí u oso hormiguero (Myrmecophaga tridáctila) y altamnduá-í, caaguaré u oso melero (Tamandua tetradáctila). La otra familia es la Dasypodidae que incluye a los “acorazados” peludos, mulitas, armadillos, pichis entre otros nombres comunes que reciben. Este grupo es exclusivo de la región austral Sudamericana y su principal característica que los hace inconfundibles es la presencia de una caparazón de gran dureza, provista de pelos duros aislados, patas cortas y con gruesas uñas cavadoras. Viven en cuevas, su alimentación es omnívora e insectívora y sus dientes son poco diferenciados. A continuación se mencionan las especies de esta familia que están presentes en Misiones: Cabassous tatouay o tatú-aí, rabo mole o cabasu grande; Dasypus novemcinctus o mulita grande o tatú eté; (Euphractus sexcinctus), tatú poyú, tatú-vaí, tatú peludo, entre otros nombres. . Continuando con la nómina corresponde nombrar al orden Carnívora que del grupo de los cánidos –Fam. Canidae-, dentro de la eco-región tratada, presenta tres especies; una de ellas es el zorro de monte o aguará (Cerdocyon thous), el zorro pitoco (Speothos venaticus) o también llamado zorro vinagre, de aspecto no muy similar al resto de los zorros que integran el grupo y que ha incrementado sus poblaciones porque hubo muchísimo tiempo en que se carecía de citas. Sus patas son cortas, su hocico no es aguzado, su pelo es relativamente corto y carece de una típica cola larga de los zorros. Su estatus es vulnerable en el orden nacional e internacional y está citado en el apéndice I de la Cites, aunque estas consideraciones se harán al final del ítem. El tercer cánido misionero es el zorro gris pampeano, zorro gris o aguará –chaí (Dusicyon gymnocercus) y varios nombres que le dan en distintas regiones de su distribución. Entre los mustélidos –Fam. Mustelidae– está presente el lobito de río (Lontra longicaudis); el lobo gargantilla, nutria gigante o ariraí (Pteronura brasiliensis) requiriendo su confirmación dado que hay suficientes datos como para asegurar su presencia, la cual sería muy importante por tratarse de una especie catalogada como desaparecida del territorio argentino, con estatus nacional que la declara en peligro y vulnerable internacionalmente. A la misma familia pertenecen el eirá o hurón menor (Galictis cuja) y el irará o hurón mayor (Eira barbara), y sería posible la presencia del hurón grande, grisón o yaguapé (Galictis vittata) en virtud de tres ejemplares que se capturaron en el áreas del Embalse de Itaipú (Chebez, 1996). El zorrino común o yaguané (Conepatus chinga) que en la obra mencionada al comienzo se lo incluye en una familia aparte- Mephitidae– y sólo habita los departamentos del sur donde el ambiente no es plenamente selvático.
Hay también dos representantes de la familia Procyonidae que son el coatí, muy abundante, cuyo nombre científico es Nasua nasua y el osito lavador o aguará popé (Porción cancrivorus). Los felinos – familia Felidae, siempre dentro del orden Carnivora- no pueden estar ausentes en una selva. Es asi como se hace mención de la presencia del magestuoso yaguareté (Leo onca) con registros en algunos departamentos desde la mitad hacia el norte,
imaginado una línea trasversal en la provincia; el puma (Puma concolor), el ocelote o gato onza (Leopardus pardalis) , el gato tigre, tirica o gato pintado, entre otros apodos vulgares (Margay tigrina), el también llamado gato tigre, tirica o gato onza chico (Margay wiedii)- también se le asiganan a las dos últimas especies mencionadas los géneros Leopardus, Noctifelis o Felis– y el gato moro o yaguarundi (Herpailurus yaguarondi). El orden de los Perissodactyla – son ungulados -tiene un solo miembro en estas latitudes que pertenece a la familia Tapiridae, y es el tapií, tapir o anta (Tapirus terrestris) cuyo tamaño lo convierte en el mamífero más grande de Sudamérica; y este orden lleva el nombre aludido en virtud de ser ungulados, es decir que tienen los dedos envueltos en una cobertura córnea. Luego debemos mencionar al orden de los Artiodactylos que son ungulados también, pero, en lugar de apoyar mayormente en el dedo central, al caminar lo hacen en dos de sus dedos. Estos detalles se aprecian claramente en la huellas de ambos grupos. Pertenecen a este orden- dentro de la familia Tayassuidae- el pecarí de collar, chancho de monte chico, taitetú o curé-í (Dicotyles tajacu) y su pariente el pecarí labiado, chancho de monte grande o cabalí (Tayassu pecari). Entre los de la familia Cervidae – ciervos- se encuentra la guazú-pitá, venado grande o corzuela colorada (Mazama americana) y la corzuela enana o poca (Mazama nana) y el guazú- birá, biracho, venado pardo o capuerero o corzuela parda (Mazama gouazoubira)
El orden Lagomorpha, similares a los roedores pero con diferencias craneanas, está presente en Argentina con una sola especie autóctona que es el tapití o tapetí (Sylvilagus brasiliensis) de aspecto similar al de un conejo, de color marrón en matices rojizos y negros, una zona notoria de color rojizo en la nuca son las principales características. En cuanto a los roedores cuyo orden que los agrupa se denomina Rodentia , incluye a las familias Sciuridae a la que pertenece la ardilla gris o coatí-serelepe (Sciurus aestuans); la Cricetidae o Muridae incluye a varios ratones como el espinoso (Abrawayaomys ruschii), el ratón de monte (Akodon cursor), la rata acuática (Nectomys squamipes) y los que se conocen con el nombre de colilargos y hocicudos que suman, incluyendo a los ya mencionados, unas 20 especies. Un curioso animal que habita nuestra selva paranaense y es el coendú misionero (Sphiggurus spinosus) – fam. Erethizonthidae – con su cuerpo provisto de punzantes espinas que constituyen un fantástico medio de defensa. También es destacable la presencia del conspicuo coipo, guiyá o nutria (Myocastor coypus) que forma parte de una familia denominada Myocastoridae, del acutí (Dasyprocta azarae)- f. Dasyproctidae- y la paca (Agouti paca), de la familia Agoutidae. Continuando con el orden de los roedores también se hace mención al de mayor tamaño que existe, el Hydrochoerus hydrochaeris o comúnmente llamado carpincho y capibara en muchas partes de América del sur. La nómina de los mamíferos finaliza haciendo mención del familia Caviidae entre la que se encuentra el cuis grande o apereá (Cavia aperea). Hay cuatro especies de mamíferos exóticos distribuidos en gran parte del territorio misionero. El tapir, el yaguareté, y el yurumí u oso hormiguero fueron declarados Monumentos Naturales de la provincia de Misiones (ley nº 2589).
El Parque Provincial Moconá tiene una variedad de fauna que lo convierte en un área de gran valor para la conservación. No obstante aún se carece de estudios sistemáticos de muchos grupos faunísticos, como es el caso de los micromamíferos y de los peces. Entre las aves se destaca la presencia de varias especies – serían cerca de 40 de acuerdo a los inventarios realizados que se citan más adelante- con estatus comprometido o al menos de presencia escasa, como el macuco (Tinamus solitarius), la yacutinga (Aburria jacutinga), el yasiyateré grande (Dromococcyx phasianellus), el lechuzón mocho grande ( Pulsatrix perspicillata), el pato crestudo (Sarkidiornis melanotos), el carpintero cara canela (Dryocopus galeatus), la harpía (Harpía harpyja) – un avistaje se realizó en 1997- , el atajacaminos coludo (Macropsalis creagra) que estaría sólo en esta región entre todo el país , el pájaro campana (Procnias nudicollis), el arrasarí banana (Baillonius bailloni), el carpintero verde (Piculus aurulentus) y varias más. De los inventarios de este grupo de vertebrados (Chebez et al.,1983; Krauczuk, 1997 y 1998; Raymundi et al., inéd.) se han relevado 205 especies, pertenecientes a 37 familias. Refiriéndonos a la mastofauna se han registrado 31 especies, con el relativo valor que posee esta cifra por la carencia de estudios más pormenorizados como se señaló precedentemente. Es interesante señalar que con son conspicuas y de probable observación especies como el tapir (Tapirus terrestris), el zorro de monte(Cerdocyon thous), el pecarí de collar (Pecari tajacu), el pecarí labiado (Tayassu pecari) y el irará (Eira barbara) las que se acercan a las zonas habitadas (Krauczuk,1998). También está presente el oso melero (Tamandua tetradactyla) y el lobito de río (Lontra longicaudis). Es importante señalar que existen varios registros de la presencia del yaguareté (Leo onca). En el vecino Parque Estadual do Turvo hubo registros del mono aullador rojo o carayá rojo (Alouatta guariba) y el mono caí (Cebus apella)- (Wallauer y Albuquerque, 1986 en Rolón y Chebez, 1998)-.
Respecto a la avifauna de la Reserva Salto Encantado, se han realizado diversos inventarios y relevamientos de aves en distintos sectores del área del Valle del Cuña-Pirú, en especial en la zona del Balneario Municipal, en el límite norte del área, que dan cuenta de la presencia de 214 especies, pertenecientes 38 familias (Giraudo y Baldo, 1989; F.V.S.A., 1990 y Giaudo et al., 1993). Entre las especies destacables por escasez son el urú (Odontophorus capueira), tucanes de por lo menos tres especies, la tovaca común (Chamaeza campanisoma), el yeruvá o loro güi-güí (Baryphthengus ruficapillus), el yacú-poí (Penelope superciliaris) y muchos más (Rolón y Chebez, 1998). Se han realizado algunos relevamientos herpetológicos en el área, los que si bien son preliminares, arrojan un total de 17 especies de reptiles (Giraudo y Baldo, 1989 y Giraudo y Abramson, 1994) y 12 anfibios (U.N.L.P., 1997).
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Ubicación
El Parque Provincial Salto Encantado está ubicado en el centro de la provincia de Misiones, en el departamento Cainguás, a doce kilómetros de la ciudad de Aristóbulo del Valle.
Geográficamente se sitúa en los 27° 28’ S y 54° 40’ O.
Superficie
El área prospectada cuenta con 705 hectáreas, 78 áreas y 69 centiáreas.
Relieve
El Parque analizado está dentro del distrito, más abajo descrito, denominado “Franja longitudinal central o de las sierras centrales”, sobre las laderas occidentales de las Sierras de Misiones, que en este lugar alcanzan alturas de 496 metros en la zona este del área. El terreno escarpado desciende hacia el cauce del arroyo Cuñá-Pirú, cuyo curso superior ha formado un profundo cañadón con acantilados que llegan a tener paredones verticales de hasta 95 metros de altura (Rolón y Chebez, 1998). A lo largo del valle del mencionado arroyo existe otra área natural protegida contigua al Parque Provincial Salto Encantado.
El relieve de la provincia de Misiones podría considerarse como una transición entre la morfología mesetaria del Brasil y las planicies que comienzan en el extremo sur del territorio o sea, la región chaqueña. En su estructura Misiones forma el reborde meridional del macizo de Brasilia, el cual está formado por varias capas de basalto de diferente edad con inserciones areniscas cuarzosas, es decir rocas sedimentarias formadas por la unión de granos de cuarzo y otros minerales consolidados, que, muy erosionado toma la forma de serranías conocidas con los nombres de sierras de Santa Victoria, Misiones e Imán.
Las mencionadas estribaciones carecen de los caracteres que identifican a esas formaciones orográficas por lo que no correspondería la denominación de sierras, sino que son propias formaciones del macizo del Brasil que adoptan dorsos y mesetas tabuliformes que le dan esa apariencia. Estas elevaciones actúan como si fueran una columna vertebral del territorio provincial al que recorren en gran parte de su longitud en dirección sudoeste-noreste y alcanzan alturas que promedian entre los 700 y 800 metros sobre el nivel del mar. Las primeras estribaciones comienzan en el sur con las sierras de Imán, con una longitud cercana a los 50 kilómetros, al sudoeste se presenta la sierra de los Apóstoles que se continúa con la de San José que apenas alcanza los 300 metros de altura. La sierra de Misiones, de unos 180 kilómetros de longitud, continúa a la de Imán, cumpliendo la función de divisorias de aguas entre los afluentes de los ríos Uruguay y Paraná. Desde la localidad de Bernardo de Irigoyen hacia el noroeste se extiende la sierra de la Victoria, de unos 70 kilómetros de largo, ubicada entre las cuencas del arroyo Urugua-í y del río Iguazú. En forma paralela y más al sur de la Sierra de la Victoria se encuentra la pequeña serranía denominada Sierra Morena. Con la mención de esta última elevación se hizo referencia a las principales estribaciones que presenta el relieve de la provincia de Misiones, aunque hay otras serranías que por su poca significación no se comentan. Por las características de la región subtropical que nos ocupa, estas elevaciones están cubiertas mayormente por densa vegetación. Se destacan por su altura los cerros Barracón (835 m.), San Antonio (628m.),Costa , próximo a la frontera con Brasil de 780 metros, Bonito (708m.), Bella Vista (543m.), Melena (518m.) y muchos otros de alturas menores.
Las temperaturas constantemente elevadas y las abundantes precipitaciones han contribuido a la modelación de este paisaje a través de distintos ciclos erosivos, de donde surgieron una una gran cantidad de valles labrados por una abundante red de cursos de agua. Estos ríos y arroyos generalmente muy encajonados en sus nacientes, forman saltos y cascadas mientras descienden por los múltiples escalones derivados de la presencia de sucesivos mantos de basalto. A medida que pierden altura hacia sus grandes colectores forman amplios valles. Refiriéndonos a los suelos se distinguen al menos nueve clases de distintas texturas generando un mosaico de tonalidades que van desde los rojos intensos a los rosados suaves según la posición topográfica y el grado de alteración de las rocas que los integran. En las zonas tropicales es común que se forme un suelo producto de la alteración de distintos tipos de rocas ricas en óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio, con pequeña porción de sílice, que se denomina laterita y es el material que integra la mayor parte de la tierra misionera. Más del 90 por ciento del territorio está cubierto por capas continuas y gruesas de meláfido de la formación de Serra Geral (Margalot, 1975). Podemos señalar de acuerdo a lo indicado por José Margalot (1975) en su trabajo sobre la geografía de Misiones, cinco regiones morfológicas que brindan un panorama más detallado del relieve de la Provincia. Ellas son:
1) La Peniplanicie o penillanura del Sur o de los Apóstoles, es una vasta zona de parte austral que en forma más o menos aproximada podría situarse desde Oberá hasta el límite con Corrientes. Es una superficie llana con muy pocas alturas que ha sufrido grandes erosiones, cuya poca elevación también incluye a las barrancas de los dos grandes ríos que la circundan y sólo en forma aislada hay pequeñas elevaciones y selvas. Estas sólo se manifiestan a través de los llamados localmente “capones”, es decir, isletas de montes selváticos aislados. El suelo no presenta la característica típica de gran parte de la provincia en cuanto a ser humoso y oscuro y también la erosión transformó los meláfidos en lateritas. Los cursos de agua presentan abundantes meandros. Estas características morfológicas propiciaron el asentamiento humano y allí se instalaron antiguamente los jesuitas y luego las primeras colonias agrícolas.
2) La franja costera del Paraná o planicie ondulada , que se extiende desde la localidad de Santa Ana hacia el norte bordeando en una lonja de unos 20 kilómetros de ancho al este del gran Río, presenta un relieve caracterizado por tener colinas y ondulaciones que han sido modeladas por los afluentes. Hay extensos espacios de zonas llanas que discurren entre los afluentes y este relieve va cambiando de fisonomía cuando se avanza hacia el centro de la Provincia donde comienzan las estribaciones serranas. El Paraná en gran parte de su recorrido presenta paredes abruptas, rocosas y su cauce es profundo.
3) La franja costera del río Uruguay tiene características muy peculiares por la gran cantidad de meandros que presenta el cauce, algunos semicirculares, o más cerrados aún, a lo que se agrega grandes barrancas. Las colinas se extienden sin una orientación determinada y sus laderas caen a los valles de formas redondeadas.
4) La franja de las sierras centrales que está rodeada por las dos últimas regiones y ocupada por los cordones serranos aludidos precedentemente, se extiende en sentido sudoeste- noreste con los nombres de Sierras de Imán y de Misiones, y otro en el extremo norte que corre en sentido noroeste- sudeste. Como ya se comentara los especialistas no aceptan la condición de sierras , en el sentido orográfico de la palabra, y definen al proceso orogénico como un largo desgaste bilateral del antiguo altiplano, por los afluentes del Paraná y el Uruguay a lo largo de dos o más ciclos erosivos, por cambio del nivel de base o por las condiciones climáticas. En un primer ciclo es probable que se haya llegado a formar una superficie aplanada, y en ciclos posteriores, por el levantamiento regional, los colectores ahondan su curso, encajonando sus meandros y comenzó un descenso general del nivel. Las serranías de la cuenca del Paraná tienen una pendiente abrupta y corta, con algunas partes donde las elevaciones llegan hasta la propia costa del río. En esta zona las selvas sobre las laderas se conservan en estado más o menos prístino. La pendiente del Uruguay sólo se diferencia en que la longitud del declive del terreno es mayor y con descenso casi escalonado. 5) La altiplanicie de San Pedro. Aproximadamente se refiere al sector ubicado al este de la Sierra de la Victoria y al noreste de la localidad de San Pedro que presenta un relieve ligeramente ondulado en discordancia con la red fluvial. Es la parte donde la antigua altiplanicie se presenta más coherente con laderas de mucha pendiente donde hay afloramiento de meláfiros en los valles de la red fluvial y los suelos sufren importante erosión.
En el siguiente cuadro se muestra en forma muy sintética el origen y la evolución del relieve misionero durante el transcurso de las eras geológicas:
ERA
|
PROCESOS
|
RESULTADOS
|
Precámbrica
|
Sedimentación e intrusiones magmáticas | Formación del basamento por cratonización |
Paleozoica | Sedimentación. | Acumulación de sedimentos marinos y continentales. |
Mesozoica | Sedimentación y vulcanismo. | Formación de bancos de arenisca roja y grandes masas de basalto cubren casi toda el área. |
Cenozoica | Plegamiento Andino y procesos erosivo | Fracturación y ascenso del terreno. Se altera la cubierta de basalto y se forman los suelos rojos lateríticos. Los ríos erosionan la meseta y le dan la fisonomía actual. |
Hidrografía
En el límite este del Parque Provincial Salto Encantado, el arroyo Cuñá-Pirú, forma un gran salto de 52 metros de altura que le da el nombre al Parque. Este curso de agua forma en su trayecto otros saltos como el denominado “La Olla”, a un kilómetro y medio del Salto Encantado,18/08/04 16:33 y desemboca en el Paraná. Hay varios cursos de agua menores en el área protegida estudiada que forman pequeñas cascadas.
El territorio de Misiones está profusamente surcado por cursos de agua de distinto rango y a la vez lo circundan por los cuatro puntos cardinales importantes ríos. Estos son : el Paraná en todo su límite noroeste que la separa de la República del Paraguay; en el norte el río Iguazú que se constituye en el límite con el Brasil; en el límite ubicado en el sureste está el río Uruguay que también se encarga de separarla de Brasil hasta los Saltos de Moconá, lugar a partir del cual continúan como divisorias internacionales las aguas de los ríos Pepirí Guazú y San Antonio en la parte este -dejando un sector de frontera seca-; por último, en parte por los arroyos Itaembé y Chimiray la separan de la provincia de Corrientes. Las aguas están claramente divididas por el sistema serrano que permite el escurrimiento por sus laderas de las copiosas precipitaciones. Muy encajonados en las nacientes, ríos y arroyos forman saltos y cascadas al salvar los escalones que presenta el relieve para llegar a su colector. En el extremo noreste de la Sierra de Misiones, en las cercanías de la localidad de Bernardo de Irigoyen, se encuentran las mayores alturas de las estribaciones por lo que el lugar se constituye en un gran centro dispersor de aguas. Allí nacen afluentes importantes del Iguazú como el San Antonio, el arroyo Uruguaí o Grande que desagua en el Paraná a través del Embalse Uruguaí, el Piray Miní y el Piray Guazú que también son tributarios del Paraná, el Yabotí Miní, el Pepirí Guazú y el Yabotí Guazú, todos fluyen en el Uruguay.
El Paraná es el más importante de los grandes ríos que bordean a la provincia de Misiones e incluso está entre los más extensos del mundo. Forma una subcuenca de 1.510.000 km2 y posee 3740 km. de longitud (incluyendo el tramo del Paranaiba). Para su estudio se lo divide en tres tramos con caracteres distintos. El primero se denomina el Alto Paraná, también llamado Paraná brasileño o mesetario, goza de un clima tropical con precipitaciones concentradas en los meses de verano, que establecen el régimen del río hasta su desagüe en el Plata, con predominio de caudales de verano-otoño. Las lluvias de la alta cuenca, que se producen de diciembre a abril, con un máximo en febrero, derraman los mayores montos en las nacientes del río Tieté, en la Serra do Mar, donde superan los 4.000mm. anuales. El Alto Paraná, que se extiende desde su naciente hasta la confluencia con el río Paraguay, discurre por un lecho tortuoso y de ancho variable (Iglesias de Cuello, A. 1982). Los principales afluentes que recibe en territorio misionero son el Iguazú, el Mbotaby, el Yazú, el Urugua-í ( también llamado Marambas o Grande) con una longitud cercana a los 100 kilómetros – una cantidad de esa extensión fue ocupada por el lago que formó la represa del mismo nombre-, teniendo a su vez como afluentes al Sarita, al arroyo de las Cabeceras, al Uruzú y otros más. Otros afluentes del Paraná siguiendo el rumbo norte-sur son el arroyo Bonito, el Tupicuá, el Aguaray Guazú, el Aguaray Miní, el Yacutinga, el Santa Elena, el Apereá y el Piray Guazú de caudal algo más importante que los precedentes, el Bonito, el Guaraguatay, el Itacuruzú, el Paranay Guazú y varios más. En la parte sur de su paso por Misiones el Paraná recibe otros afluentes entre los que se encuentran el Yabebiry, el arroyo el Liso, el Tacuaruzú, el Pindapoy Grande, el arroyo Zaimán, el Carpincho y el Itaembé que constituye el límite con la provincia de Corrientes, entre varios cursos más. Otro río muy importante para la provincia es el Iguazú, que en lengua guaraní significa “Agua grande”. Su cuenca está limitada por la Serra do Mar al este y sudeste y Da Fortuna al sur. En el estado brasileño de Paraná, donde nace el Iguazú, hay una altura de 1300m. sobre el nivel del mar y desciende gradualmente hasta alcanzar tan sólo 100m. sobre el nivel del mar en su confluencia con el Alto Paraná. Tiene una longitud de 1320 kilómetros, de los cuales 1205 corren en territorio brasileño, y a lo largo de su recorrido presenta una serie de saltos (la mayoría se convirtieron en represas), entre los que se destacan el Caixas, el de Santiago, el de Osorio y el más grande y espectacular es el de las Cataratas del Iguazú con caídas de hasta 80m. de altura, a tan sólo 23 kilómetros antes de su desembocadura en el Paraná.
La superficie de la cuenca del río Iguazú tiene forma de hoja lanceolada y una extensión de 62.000 km2, lo que nos da una idea de la importancia hidrográfica que tiene. Recibe una cantidad muy grande de afluentes, siendo los arroyos Bacacher y Baringüí los que le dan origen y los ríos Chopim y San Antonio son los que forman el límite natural con la hermana República del Brasil.
En lo que respecta al régimen del río Iguazú diremos que sus aguas provienen de las lluvias que caen en su cuenca imbrífera (espacio delimitado por la unión de todas las cabeceras que forman el río principal). Gran parte de las precipitaciones se infiltran a través de las múltiples fisuras que seccionan los planaltos y vuelven a aparecer a niveles más bajos en vertientes que surgen abundantemente.
El río tiene en general un curso meandroso y se encaja en el suelo rocoso de origen volcánico (basalto) produciéndo un abra en las Sierra de la Victoria y se encierra en la misma, produciendo dos cuchillas con la ruptura de la mencionada sierra y en el lecho correderas y rápidos, es decir tramos donde la velocidad de la corriente se acelera por un cambio de pendiente y por la obstrucción que produce la presencia de rocas.
Luego aparecen en el río una serie de salientes y estrechamientos que se alternan hacia arriba y hacia abajo de cada corredera dando origen a cañones en el basalto. Cuando los afluentes no han podido adquirir el mismo ritmo del Iguazú, y este toma un nuevo curso longitudinal, en su curso inferior presenta un gran desnivel que provoca numerosas rupturas de pendiente y niveles que seccionan en trechos al curso del río principal formando las cataratas, consideradas por su extensión las más grandes del mundo. Estas impresionantes caídas de agua forman un arco asimétrico con mayor desarrollo del lado Argentino. Un proceso geológico, definido como un rejuvenecimiento de un fenómeno de erosión retrocedente, provocó un cañadón llamado “Garganta del Diablo” cuyo fondo es una pared de basalto de 60 a 70m. de altura. La longitud de la línea de los saltos alcanza los 2700m. de los cuales 600 corresponden a Brasil. Una vez terminados los saltos, el río Iguazú estrecha su cauce y corre entre paredones de unos 50m. de altura y el ancho oscila entre 30 y 50m.
Otro de los grandes ríos mencionados, el Uruguay, posee una cuenca imbrífera que alcanza los 440.000 km2 de los cuales más de 70.000 pertenecen al territorio argentino y la longitud llega a los 1612 km., transportando un volumen medio de unos 4.700 m3 por segundo. Su nombre deriva de la lengua guaraní y significa río de los pájaros ( aunque hay otras interpretaciones). Nace en el Brasil en las Sierras Do Mar y Geral a menos de 100 km. del Atlántico y junto al río Paraná, en su desembocadura, forman el Río de La Plata. Enseguida de ingresar al territorio argentino, en la provincia de Misiones, forma los famosos Saltos de Moconá y muchos arroyos que parten de las sierras de Misiones y del Imán vierten sus aguas, aumentando así su caudal.
El río tiene un caudal máximo, generalmente en el mes de octubre, que llega a los 2.500m3 por segundo y un mínimo de 1.320 m3/seg. en el mes de abril. Los principales afluentes del río Uruguay en el territorio de la provincia de Misione son: el Pepirí Guazú de 170 kilómetors de longitud, otro de importancia es el arroyo Yabotí; el Tejas; el Paraíso o Ipané; el Chafariz, formado por la confluencia del Chafariz Chico y el Grande; el Tararira o arroyo de los Muertos; el Dorado; el Saltiño, sobre el que se hecho una presa; el Arazá Miní; el arroyo Ramón o Selva Quemada; el Segredo; el Chico Alférez y muchod más hasta llegar al arroyo Chimiray que en parte conforma el límite con Corrientes.
Clima
La provincia de Misiones posee un clima Subtropical húmedo de llanura y en una porción pequeña del noreste Subtropical húmedo de meseta. Por su latitud la provincia de sitúa en lo que se denomina “cinturón subtropical de altas presiones” lo que representa que la parte del territorio provincial correspondiente a la vertiente del Paraná reciba en forma continua vientos provenientes del Atlántico cargados de humedad y también vientos tropicales del cuadrante norte.
El sector perteneciente a la vertiente de río Uruguay está expuesto a la recepción de los vientos del sur, más frescos, que condensan rápidamente las humedad de que son portadores. Estas circunstancias hacen que las precipitaciones aumenten de suroeste a noreste registrándose por ejemplo en Posadas una media aproximada a los 1.700 mm. anuales y en el extremo noreste se registren lluvias de más de 2.100 mm.
Como es característico del clima subtropical hay dos picos en cuanto a las precipitaciones se refiere: uno en otoño y otro en primavera y una disminución poco marcada en los meses de verano e invierno. Así como existe un aumento de las precitaciones desde el suroeste al noreste, se produce una variante también- más suave- de este a oeste, con una disminución en ese sentido. La rosa de los vientos para la mayor parte de la provincia evidencia como característica notable la ausencia casi total de vientos del sector sudoeste, pocos del sector oeste y la mayor cantidad provienen del sureste. Su velocidad es del orden de los 10 km. por hora, aunque en ocasiones ocurren vientos tornados que superan los 100 km. por hora y producen grandes destrozos en la vegetación de porte arbóreo principalmente.
Respecto a las temperaturas hay que señalar que hay al menos dos diferenciaciones pronunciadas. Por un lado tenemos las zonas marginales de los grandes ríos donde el vapor que emana del agua ejerce un efecto de regulación térmica, y la temperatura media anual supera siempre los 20° C , llegando a 26°C en enero y 15°C en julio.
Por otra parte tenemos el clima de las zonas serranas, donde la altura hace cambiar sustancialmente esos registros, para cuya estimación vale tener en cuenta que la temperatura desciende 0.6 ° C por cada 100 metros que ascendemos. Esto hace que ocasionalmente ocurran en los cerros más altos precipitaciones níveas. Otra característica climática de toda provincia es que la amplitud térmica diurna sea más marcada que la estacional, lo que permite la condensación de abundante rocío nocturno.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Cómo llegar
Para llegar a la ciudad de Posadas, punto de referencia para arribar a las distintas áreas naturales protegidas que posee la provincia de Misiones deberán tomarse los siguientes caminos según el lugar de donde se procede:
Desde San Salvador de Jujuy hay que dirigirse hacia el sur por la ruta nacional 34 hasta que se cruza con la 16, y luego el mismo itinerario que para Salta.
Partiendo de la ciudad Santiago del Estero se circula por la ruta nacional 34 hasta que corta en la localidad de Taboada a la ruta nacional 89 que, tras largo recorrido con rumbo noroeste empalma con la nombrada ruta nacional 16 cerca de la ciudad de Roque Sáez Peña, y se sigue el mismo camino indicado para la ciudad de Salta.
De San Miguel de Tucumán hay que circular rumbo sureste por la ruta nacional 9 que nos lleva a la capital santiagueña y desde ésta se repite el recorrido señalado.
De San Fernando del valle de Catamarca también es aconsejable dirigirse por la ruta 37 hacia el este hasta que intercepta a la 9 , que con rumbo norte nos acerca a Santiago del Estero y de ahí continúa como ya se indicó.
De La Rioja se transita la ruta nacional 38 hasta la capital cordobesa y desde esta ciudad habrá que tomar hacia el este la ruta nacional 19 que la une con la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, y de esta se cruza el Túnel Subfluvial Hernandarias que la comunica con Paraná por donde pasa la ruta 12.
Partiendo de Córdoba ya se indicó en el párrafo anterior.
Los sanjuaninos, desde su capital,. tendrán que tomar la ruta 20 hasta Córdoba y de aquí como se indicó más arriba.
De ciudad de Mendoza se toma la ruta nacional 7 – que pasa por la ciudad de San Luis– hasta la puntana ciudad de Mercedes. Desde esta localidad se toma rumbo noreste por la ruta nacional 8 hasta Río Cuarto y de aquí se sigue la 158 (nacional) hasta San Francisco –Córdoba- y esta se une a Santa Fe de la Vera Cruz por la ruta 19. El resto ya se señaló.
Desde La Pampa y otras ciudades ubicadas al sur de la Capital Federal tomarán como primer tramo el arribo a la Ciudad de Buenos Aires. Desde esta localidad se toma la ruta Panamericana hasta Zárate, desde aquí se siguen los carteles que nos indican el cruce del “ Complejo Zárate-Brazo Largo” que une las provincias de Buenos aires con Entre Ríos y ni bien se termina de cruzar los puentes se sigue siempre derecho por la ruta nacional 12, pero cuando esta se desvía hacia Gualeguay, seguiremos derecho por el asfalto que a partir de aquí lleva el número de ruta nacional 14 la que bordea las costa del río Uruguay hasta Santo Tomé (Corrientes) donde toma un rumbo norte hasta la ciudad misionera de San José y de aquí estamos muy cerca de Posadas a la que llegamos por la ruta nacional 105.
Los formoseños irán hacia el sur por la ruta 11 hasta Resistencia a partir de la cual ya se ha indicado el camino.
Desde Posadas se toma la ruta 12 hacia el noreste hasta la localidad de Santa Ana, donde parte la ruta 103 – Nacional- hasta la importante localidad de Oberá. En esta se empalma con la ruta 14 que con rumbo también noreste nos conduce a la ciudad de Aristóbulo del Valle, distante sólo unos 12 kilómetros de Parque Provincial por la ruta provincial 7.
Recursos culturales
La información de la que se dispone para el estudio del período prehispánico mesopotámico es escasa y fragmentaria. No obstante se puede aseverar que la ocupación humana inicial se remonta por lo menos, a 10.000 años a.C. y hubo en toda la región un proceso de continuidad y transformación gradual del poblamiento (Caro, et al., 1999). Habría tres etapas en el poblamiento de la zona litoraleña : una primer período que es en el que se instalan los primeros habitantes de la región de la margen izquierda del río Uruguay hace entre 9.500 y 6.500 años a.C.; la etapa temprana que dio lugar al mismo proceso de la etapa anterior pero con instalaciones en toda la cuenca del río Uruguay y en la del Paraná superior, hecho que ocurrió aproximadamente unos 6.000 años a.C; y la etapa media entre los 700 y 1.000 años d.C. (Caro, et al, 1999), en la que se produce una mayor diversificación personal de los pueblos y aparecen los primeros indicios de la cerámica (algunos estiman que esto ya existía hacia el año 500 a.C). La última etapa, llamada tardía, tiene por principal acontecimiento la llegada de los tupí-guaraní, de origen amazónico, cerca de unos 800 años d.C. (por dataciones radiocarbónicas). Los primitivos pobladores fueron recolectores, cazadores y pescadores. Los elementos que usaban par obtener su alimento eran armas arrojadizas provistas de punta de piedra. Generalmente asentaban sus poblados en el ángulo formado por un canal y un río, donde de encontraron, muchas veces, herramientas, generalmente de hueso y también frutos secos carbonizados (Ceruti, 2000). Las puntas de flecha eran de calcedonia, pequeñas y triangulares y con pedúnculo. Hay indicios de que las presas que más consumían eran los pecaríes, tapires, venados y ñandúes y respecto a la recolección sus favoritos eran los frutos de mistol, molle, algarrobo y miel.
El contingente que arribó en la etapa temprana (6.000 aC.), llamados umbú por los arqueólogos brasileños, eran mucho más numerosos que los predecesores. Ocuparon partes del sur de Brasil y los territorios de las actuales provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos y partes de la Banda Oriental. Confeccionaron artefactos de sílex, cuarcita y basalto, tallados a percusión directa y a veces por presión y confeccionaron bolas de boleadora con y sin surco, hachas, manos para moler, picos y percutores. Las boleadoras estarían indicando que usaban espacios abiertos para la caza. A partir del año 1.000 d.C. se sabe de la instalación, en la zona norte de la mesopotamia, de poblaciones cada vez más numerosas de cazadores y pescadores. Ya se trasladadan en canoas y se hallaron utensilios de cerámica simple. Era común que le adosaran a la boca de las vasijas, de a pares, apéndices con forma de animales- especialmente abundaban las de loros – y se distinguen nutrias, carpinchos y también figuras antropomorfas (Caro,et al. 1999).
Otra cultura se instaló en la zona de Yaciretá y Salto Grande entre 7.000 y 3.000 años atrás. Sólo se conoce de ellos el material trabajado en piedra al que los arqueólogos denominaron Ivaí. Una industria lítica que los arqueólogos brasileños denominaron Humaitá – entre 7.000 y 1.000 años atrás- fue hallada en las zonas que sus hacedores recorrían : el Alto Paraná y Alto Uruguay, afectando sólo parcialmente la provincia de Misiones, en donde los especialistas la denominaron industria del Complejo Altoparanaense. Igual que la Ivaí, esta cultura no utilizaba elementos de punta sino boleadoras y en la zona de la localidad de Tres de Mayo se encontraron cuevas con características excepcionales para la conservación de elementos como restos del actual tapir, corzuelas, edentados, lobito de río y otras especies más. (Ceruti, 2000). Cambios climáticos produjeron modificaciones del medio ambiente como el avance de la selva subtropical, y los campamentos de la cultura Humaitá o Complejo Altoparanaense se fueron desplazando hacia el este en las cabeceras de los ríos Uruguay y Jacuí. Las poblaciones que quedaron en el área original se adaptaron al creciente avance de la selva y estuvieron en el lugar hasta el año 1.000 d.C., hasta que llegaron los primeros agricultores amazónicos de estirpe guarani.
La familia linguística tupí-guaraní es una de las más importantes de América del Sur y ocupó grandes superficies en los territorios de Brasil, gran parte del Paraguay, algo de Bolivia y un sector del noreste argentino, llegando hasta el Río de la Plata. Se divide en varios ramas y numerosos grupos que, dentro de una gran uniformidad cultural y lingüística, se distinguían por pequeñas diferencias (Canals Frau, 1986). La rama meridional fue llamada guaraní y es la que ocupó, entre muchos otros lugares, la mitad noroeste de Misiones si imaginamos un corte longitudinal en dos mitades del territorio provincial y otra mitad sureste fue ocupada por los Kaingang. Lo más importante de destacar por sobre toda otra consideración, es el proceso de trasmisión de la cultura guaraní a las anteriores poblaciones que quedaban en la zona y a las contiguas a su área de dispersión. Incluso tuvieron gran gravitación sobre la vida de la población blanca durante el período hispánico (el idioma es hablado en partes de Misiones, Corrientes y Chaco y es, a la par del español, la lengua oficial del Paraguay). La toponimia y los nombre de la flora y la fauna locales está impregnada de palabras guaraníes. No se sabe con certeza si esta cultura fue la que introdujo la agricultura en la región, pero sí al menos que la difundieron.
Al arribo de los españoles los timbúes (una rama guaraní) ya practicaban la agricultura. Su vivienda era la llamada maloca, que consistía en casas de gran tamaño- hasta cincuenta metros de largo- dentro de la cual vivían varias familias bajo el mando de un jefe. Un grupo de estas malocas constituía la aldea y se disponían en torno a un espacio central a modo de plaza(Rex González, 1993). Las armas características fueron el arco y la flechas con punta de madera, una especie de macana confeccionada también en madera dura con filo y las hachas típicas de piedra pulida que los distingue. Su economía se basaba principalmente en la agricultura con dos elementos que pueden atribuirse a origen amazónico; la mandioca y la batata. También cultivaban el maíz, el zapallo, el poroto, el maní, el algodón y la bixa que utilizaban para pintarse el cuerpo, dado que por lo general andaban desnudos, pero también a veces se cubrían con una vestimenta amplia de algodón a modo de camisón. Para cultivar talaban parcelas de selva- lo que se llama roza – con las referidas hachas y cuando el suelo empobrecía cambiaban de sitio, y el espacio desocupado reiniciaba su ciclo de poblamiento vegetal. La alfarería era un arte en el que se destacaban y era confeccionada mayormente con los dedos. Por ejemplo construían grandes urnas funerarias para adultos.
Es destacable la práctica de la antropofagia que estaba relacionada sólo con los prisioneros de guerra y de la poligamia con restricciones vinculadas con la capacidad de sustento del individuo.(Rex González, 1993). La cultura esenciamente sedentaria y agrícola propició el establecimiento de misiones jesuíticas. Las primeras se fundaron en el territorio de Guayrá – Brasil- y los ataques que recibieron de los “mamelucos” y otros grupos aborígenes obligó a su traslado al actual territorio de Misiones. Las originarias datan del año 1.609 y duran hasta 1767 siendo la primera la de San Ignacio Guazú. Desde 1687 a 1707 fueron fundadas ocho misiones que sumadas a las ya existentes formaban treinta ciudades que constituían el Estado Jesuítico del Paraguay (Rez González, 1993). Con la expulsión de los jesuitas se produjo un abandono total e incluso hay datos que muestran que muchos guaraníes se habían adaptado a esta forma de vida y que las misiones estabam organizadas adoptando condiciones locales. Las quince misiones entre el Paraná y el Uruguay fueron abandonadas durante la guerra de 1816-1818, Hacia mediados del siglo XIX sólo quedaban 6.000 guaraníes ocupando las antiguas misiones (Métraux, 1946).
El territorio de la actual provincia de Misiones estuvo también ocupado. a la llegada de los españoles, por una cultura no vinculada con la Tupí-guaraní que fue la de los Kaingang, cuyo significado en lengua aborigen es “hombre del bosque”, en clara referencia a su hábito de poblar las zonas selváticas, que en el caso de Misiones abarcó toda una ancha franja paralela al cauce del río Uruguay. De ellos podemos decir que construían sus viviendas con troncos y hojas de palmera tejidas y el hombre no usaba vestimenta y las mujeres vestían tejidos hechos con fibras vegetales. Para la caza y defensa utilizaban las flechas hechas de huesos de ciervo o de mono y obtenían el fuego por rotación y lo transportaban en trozos de caña tacuara. Se tiene conocimiento que comían el fruto de la araucaria o pino Paraná (Araucaria angustifolia) y por influencia guarani implementaron gradualmente la agricultura. Sufrieron una fuerte presión de los guaraníes, a la que se sumó más tarde la de los Charrúas y por último la de los europeos, lo que produjo su paulatina extinción (Caro, et al, 1999).
Ecoturismo
Los Saltos del Moconá son una interesante alternativa para los que disfrutan del turismo de naturaleza o ecoturismo y su valor escénico es muy relevante.
Paralelas a la costa del Uruguay se producen estas caídas de agua de entre aproximadamente 5 y 10 metros de altura, a los largo de 3 kilómetros de extensión. Para verlos en plenitud hay que hacerlo desde el lado brasileño o desde una embarcación. En las inmediaciones hay un importante establecimiento que ofrece hospedaje o la otra posibilidad es alojarse en la localidad El Soberbio, a unos 90 kilómetros de los saltos.
Asimismo debemos mencionar que en las inmediaciones a la seccional del guardaparque existe un lugar para acampar, o camping agreste. No cuenta con servicios esenciales pero puede ser un lugar adecuado para armar carpas y pernoctar.
En las inmediaciones se encuetra un camping más armado que cuenta con lugares techados, algunos dormitorios, baños públicos y fogones donde los visitantes pueden elaborar sus comidas. Cuenta también con un almacén y un servicio de comidas sencillas.
Misiones ofrece una variedad muy interesante de alternativas del turismo “convencional” y del ecoturismo en mayor medida. Poseedora de una riqueza natural inmensa, abunda en lugares recónditos donde la selva se manifiesta esplendorosa y la tentación de desentrañar sus misterios, para muchos, es irresistible. Así son abundantes los lugares que ofrecen esta oportunidad, combinada con todo tipo de posibilidades anexas, como recorridos en vehículos 4x 4, cabalgatas, safaris fotográficos, circuitos en embarcaciones, paseos en kayak, senderismo, trekking y otras variantes más. El Parque Nacional Iguazú, con las cataratas más grandes del mundo por su extensión, constituye la meta realmente ineludible de todo aquel que entre en territorio misionero, que por sus inigualables bellezas es uno de los centros de mayor afluencia turística de Argentina. Hay otros saltos muy vistosos en la provincia, de mucha menor envergadura, pero que igualmente no se dejan eclipsar por las Cataratas del Iguazú y atraen buena cantidad de público. Tal es el caso de los Saltos del Moconá de 3 kilómetros de extensión, en el departamento San Pedro. Experimentados guías y una variedad de servicios, además del alojamiento y las comidas, aseguran al visitante el más íntimo y agradable contacto con la naturaleza en el Refugio Moconá a lo que se agregan los Parque Provinciales La Araucaria, La Esmeralda, Saltos de Moconá y Cruce Caballero. Continuando con el disfrute de las naturaleza cerca de la localidad de Aristóbulo del Valle, situada a 138 kilómetros de Posadas, está el Parque Cainguás muy concurrido y a sólo 12 kilómetros de este se encuentra la Reserva Salto Encantado de 58 metros de altura.
El punto de partida para un recorrido por la provincia puede ser Posadas, la capital provincial, que se presenta como una ciudad dinámica y atractiva de casi 300.000 habitantes que dista 1060 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y a 300 de Puerto Iguazú. Se arriba a la misma por las Rutas Nacionales 12 y 14 y brinda todos los servicios de una gran urbe: locales comerciales de todo tipo, hipermercados, casas de cambio, alquiler de autos, telecentros, cajeros automáticos y una amplia oferta en alojamientos que partiendo de la categoría residencial llega hasta 4 estrellas. En lo que a gastronomía se refiere, brinda el placer del buen comer con una amplia posibilidad de elección, comidas internacionales en distinguidos restaurantes, pizzerías y parillas. Estas comidas generalmente tienen otro sabor cuando se ofrecen, como ocurre habitualmente, con espectáculos musicales. Posadas se recuesta sobre el río Paraná- un puente internacional la une la ciudad paraguaya de Encarnación- y conserva aún varios de sus antiguos edificios que integran el patrimonio cultural provincial y son los hitos del city tour, junto a los museos, la mayoría de ellos sobre la cuestión guaranítica y sus misiones jesuíticas, el jardín botánico y el Parque de la Ciudad.
El “plato fuerte “de lo que se da en llamar turismo histórico lo constituye el Circuito Internacional de las Misiones Jesuíticas. Recorriéndolo se pueden visitar las Ruinas de San Ignacio Miní- a 60 kilómetros de Posadas- las de Loreto –53 km.- , las de Santa Ana (45 km.), las Santa María a 115 km.. Luego el circuito continúa en la República del Paraguay con la ruinas Trinidad y San Miguel. Una vez que se recorrió Posadas y se hizo el circuito de las ruinas, se sale de la misma tomado la ruta 12 con rumbo noreste y luego de pasar nuevamente por San Ignacio habrá que estar atento a las diversas localidades que van apareciendo sobre la ruta en el recorrido de unos 300 kilómetros que nos lleva a Puerto Iguazú, la última de estas pequeñas ciudades. A unos 100 kilómetros de trayecto encontramos la localidad Jardín de América en la que se puede ver el pintoresco salto Tabay; luego Capioví es una ciudad ubicada a 119 km. de Posadas y también posee el hermoso panorama de un salto de más de 15 metros de altura que lleva el nombre de la localidad.
Puerto Rico es otra importante ciudad que cuenta con zona de camping, posibilidades de pescar en un marco natural rodeado de plantaciones de yerba mate, tabaco, cítricos y mandioca y siguiendo unos kilómetros más la localidad de mayor importancia que aparecerá en el trayecto será Montecarlo donde se realiza la Fiesta Provincial de la Orquídea. En este lugar el Paraná posee la isla de Caraguatay, meta de pescadores deportivos y a la vez nos muestra una variada gama de orquídeas autóctonas en un circuito especial para ese fin. También es recomendable visitar un zoológico de especies autóctonas denominado Zoo-Bal-Park. Nuevamente sobre la ruta 12, ya a unos 205 kilómetros de la capital provincial, está la ciudad Eldorado, el centro más importante de la producción de tung y en sus inmediaciones podemos ver tres hermosos saltos: Elena, Pomar-cué y Kuppers y un balneario municipal sobre el arroyo Pitay Guazú y otro sobre el arroyo Piray Miní.
Continuando el recorrido propuesto por la ruta 12 en dirección a las Cataratas del Iguazú, arribamos a la localidad de Wanda donde hay un yacimiento de piedras muy vistosas (no preciosas) y apenas unos 45 kilómetros más está el ingreso al Parque Nacional Iguazú cuyo pormenorizado detalle en cuanto a las posibilidades que ofrece lo encontrará en el ítem Alternativas Turísticas del informe que describe a este Parque Nacional. La ruta 101 recorre una parte del Parque Nacional y se dirige hacia el sudeste, a la ciudad de Bernardo de Irigoyen que es frontera seca con Brasil. La Ruta nacional 14 también recorre de punta a punta la provincia (sentido suroeste – noreste) en forma paralela a la 12 a una distancia fluctuante que puede promediar los 50 kilómetros. Sobre aquella ruta hay ciudades importantes como Oberá, considerada la capital de la inmigración dado que cuenta con un importante crisol de pueblos “gringos”. Con tal motivo se creó el Parque de las Naciones donde cada nacionalidad ha erigido una construcción típica de su país de origen. Campo Grande es otra localidad que está entre Oberá y San Pedro, la última ciudad hasta la ya mencionada Bernardo de Irigoyen.
Problemas de conservación
En términos generales el principal problema que tiene que enfrentar la eco-región selva paranaense en el territorio de Misiones es la sustitución de la selva por cultivos y por bosque de especies exóticas. El desmonte por el sistema roza-tumba-quema y reemplazo del bosque natural por forestaciones de exóticas como coníferas y eucaliptos o monocultivos como el té, el tung, el tabaco y la yerba mate y otros y la construcción de grandes represas hidroeléctricas, así como las inundaciones provocadas por el mal manejo regional de la cuenca del Paraná superior, son serios problemas de conservación (Bertonatti y Corcuera, 2000).
El Parque Provincial Salto Encantado posee guardaparque en forma permanente con vivienda en el lugar, pero el problema de conservación más importante es la afluencia de turismo que se concentra en la zona del Salto y altera la belleza del lugar, incluso la propia caída de agua es afectada en su aspecto paisajístico por el público que se baña en sus inmediaciones. Habría que maximizar los esfuerzos para lograr una alternativa que compatibilice el disfrute del área sin que ello traiga consigo la pérdida de atractivo por carecer el ambiente de su natural aspecto agreste, que incluye la sonoridad de las caída de agua y los cantos de las aves, insectos y otros animales.
El 11 de julio de 1989 se otorga el marcó jurídico al Parque Provincial Salto Encantado mediante el Decreto Provincial N° 1193. Luego, dicho decreto fue ratificado por la Ley Provincial N° 2854 del 27 de junio de 1991.
Bibliografía
Amable M. A., Dohmann K. y L. M. Rojas. 1996. Historia misionera- Una perspectiva integradora. Centro de Investigaciones Históricas “Guillermo Furlong” Ed: Montoya. 170 pag.
Ambrosini, S., Galliari C. y Vaccaro O., 1986. Informe Grupo Mamíferos. Plan de Relevamiento Faunístico y Florístico de la Cuenca del Arroyo Urugua-í, Misiones. Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Misiones y Electricidad de Misiones Sociedad Anónima en Convenio con el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, Buenos Aires.
Bárquez, R. M. 1987. Los murciélagos de Argentina, Tesis Doctoral. Univ. Nac. de Tucumán.
Bertonatti, C. y J. Corcuera, 2000. Situación ambiental argentina. Fundación Vida Silvestre Argentina. WWF. Buenos Aires.
Bertolutti Flebus, Amanda, 1992. El palmito (Euterpe edulis). Situación actual e incidencia del comercio sobre su supervivencia. Traffic Sudamérica, Argentina- RIE (Red Informática Ecologista), Buenos Aires.
Bonetto, A. A., Cordiviola de Yuan, E. Pignalberi, C. y O. Oliveros. 1969. Ciclos hidrológicos del río Paraná y las poblaciones de peces contenidas en las cuencas temporarias de su valle de inundación. Physis, 29(78): 213-223.
Braun, E. G. 1979. Informe final sobre Suelos; Proyecto para el Desarrollo Integrado de la provincia de Misiones. SEPLA-OEA. Buenos Aires.
Burkart, R, Bárbaro, N.O.,Sánchez, R.O. y D.A. Gómez 1999. Eco-regiones de la Argentina. PRODIA. Buenos Aires. Cabrera, A. 1961. Catálogo de los mamíferos de América de Sur. Rev. Mus. Arg. Cs. Nat. (zoología) IV: 1 –307pag. Buenos Aires.
Cabrera, A. L. 1976 Regiones fitogeográficas argentinas. Ecic. Arg. de Agricultura y Jardinería, 2da. Ed. , Tomo II, fasc. 1: 1-85.
Canals Frau, S. 1986. Las Poblaciones Indígenas de la Argentina, Hyspamérica, Bs. As.
Caro, R. P. 1999. Historia Argentina. T.I. Desde la prehistoria hasta 1829. Página 12. Buenos Aires.
Cei, J.M. & J. Lescure. 1985. Identité de Teius teyou type du genre, et de T. oculatus. Bull. Mus. Natt. Hist. Nat. Paris. Sér. 7 (2): 461-473, París.
Ceruti, C. 2000. (Direc. Tarragó) Nueva Historia Argentina. Los pueblos originarios y la conquista. En: Los pueblos del litoral: Ríos y Praderas. Sudamericana. Madrid.
Chebez J. C. y E. Massoia. 1996. Mamíferos de la provincia de Misiones. En: Chebez J. C. 1996. Fauna Misionera. Pag.180- 206.
Chebez, J.C., 1996a. La Selva Paranaense en la Argentina. En: “Primera Reunión Técnica de Trabajo Manejo y Conservación de Areas Naturales Protegidas de la Selva Paranaense. Argentina, Brasil y Paraguay”, Almirón, M., Chaves, H., Chebez, J.C., Liva, A. y Soria, A., Delegación Técnica Regional Nordeste Argentino, Administración de Parques Nacionales, Puerto Iguazú, Misiones, Argentina, 72 pp.
Chebez, J. C. 1996. Fauna Misionera. Catálogo Sistemático y Zoogeográfico de los Vertebrados de la Provincia de Misiones (Argentina). L.O.L.A.. Buenos Aires.
Chebez, J. C. y N. Hilgert. 2002. Breve historia de la conservación en la selva paranaense. En “El Estado de la Mata Atlántica”. Ibsend Gusmao do Camara y Carlos. Galindo- Lmal (M.).
Chebez, J.C. 1994. Los que se van. Especies argentinas en peligro. 604 pág. Editorial Albatros.
Chebez, JC. Rey, N.R., Di Giácomo, A. y M. Babarskas.1993. La avifauna del sistema nacional de áreas protegidas en Argentina. Res. Prim. Reun. de Ornit. de la Cuenca del Plata, 12-13. Pto. Iguazú. Misiones.
De la Vega, S., Jaquet, H., Urrutia, L., y R. Aragó. 1997. Guía de Turismo. Argentina. El Ateneo. Buenos Aires.
Díaz, G. y R. Ojeda. (Compiladores) 2000. Libro rojo de mamíferos amenazados de la Argentina. SAREM. Buenos Aires.
Dimitri, M.J. , Leonardis, R.F. , Biloni J. S. 1997. El nuevo libro del Árbol: especies forestales de la Argentina Oriental. El Ateneo. Buenos Aires.
Emmons, L. H. 1997. Neotropical Rainforest Mammals. Ed. The University of Chicago Press, 307 pág.
Erize, F., 1993. El Gran Libro de la Naturaleza Argentina. Ed. Atlantida 330 pág.
Erize, F., J. C. Chebez. 1993. El Gran Libro de la Naturaleza Argentina. Ed. Atlantida 330 pág.
Gallardo, J. M. 1987. Anfibios Argentinos. Guía para su identificación. Mosaico. Buenos Aires.
Gallardo, J. M. 1986. La diversidad de la herpetofauna en la selva subtropical misionera. An.Mus.Hist.Nat. de Valparaíso XVII: 153-159, Chile.
Giraudo, A. 2001. Serpientes de la Selva Paranaense y del Chaco Húmedo. L.O.L.A. Buenos Aires.
Gómez, S.E. y D.E. Somay.1985 y 1989. La ictiofauna del Parque Nacional Iguazú (Argentina) I. Sobre Steindachneridion inscripta y Glanidium ribeiroi. (Pises, Suluriformes. Historia Natural 5 (23): 181-192. Corrientes.
Gómez, S.E. y N.Itoresani. 1987. Estudios ictiológicos en la cuenca del Arroyo Urugua-í (Misiones, Argentina). Informe técnico del Plan de Relevamiento Florístico y Faunístico del Arroyo Urugua-í. Convenios M.A.C.N. y Mrio.Rec. Nat. de Misiones.Posadas. Misiones.
Iglesias de Cuello, A. 1981. Hidrografía: Cuenca del Plata. En Atlas total de la República Argentina. Atlas Físico, Vol. 2. Chiozza y Figueiras, Directores. CEAL. Buenos Aires, Argentina.
Laclau, Pablo, 1994. La conservación de los Recursos Naturales y del Hombre en la Selva Paranaense. Boletín Técnico N°20. Fundación Vida Silvestre Argentina, 139 pp.
Margalot, J. A. 1975. Geografía de Misiones. S/ed.. 237pp.
Martines Crovetto, R. 1963. Esquema fitogeográfico de la provincia de Misiones. Bomplandia. Tomo 1. Nº 3. Corrientes.
Martinez, R. y A. Martinez. 1983. Distribución geográfica de serpientes venenosas en la provincia de Misiones. Bol. Asoc. Herp. Arg. I (3: 10) Buenos Aires.
Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables (MEyRNR), 1999. Misiones, conocer para defenderla. Cuadernillo informativo. Gobierno del Pcia. de Misiones.
Narosky, T y D. Izurieta. 2003. Aves de Argentina y Uruguay: guía para la identificación. Vazquez-Mazzini. Buenos Aires.
Navas, J., T. Narosky, N. Bó y J. C. Chebez. 1991. Lista patrón de los nombres comunes de las Aves Argentinas. Asociación Ornitológica del Plata.
Ottonelo, M.M. y A.M. Lorandi, 1987. Introducción a la Arqueología y Etnología. Diez mil años de Historia Argentina, Ed. EUDEBA, 210 pp.
Parera, A. 2002. Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica. El Ateneo. Buenos Aires.
Rex Gonzalez A. y J. A. Pérez. 1993. Historia Argentina. Argentina Indígena. Ed. Paidos.
Ringuelet, R. A., Aramburu, R. H. y A. A. de Aramburu. 1967. Los Peces Argentinos de agua dulce. Com. Inv. Cient. Prov. Buenos Aires.
Secretaría de Planificación y Control, 1978. Atlas General de la Provincia de Misiones, Dirección General de Estadísticas y Censos. Posadas, Misiones.
SIEMPRO (Secretaría de Desarrollo Social), 1996. Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales. Información Social, Misiones.
Serrano, A. 200. Los Aborígenes Argentinos. Paideia. Córdoba, Argentina.
Waller, T. 1987. Registro de la localidades de distribución de las especies del género Caiman (Crocodylia, Alligatoridae) en Argentina. Amphibia & Reptilia. I (III): 68-75pag. Buenos Aires.
Bibliografía específica
Cirignoli, S., C.A. Galliari, U.F.J. Pardiñas y D.H. Podestá, 1998. Relevamiento de la mastofauna del Valle del Arroyo Cuñá-Pirú, Provincia de Misiones, República Argentina. XIII Jornadas de Argentinas de Mastozoología, 11-13 de noviembre, Pto. Iguazú, Mnes.
FVSA (Fundación Vida Silvestre Argentina, Capítulo Misiones), 1990. Relevamiento bioecológico preliminar del Valle del arroyo Cuñá-Pirú, Posadas. G. Camarero, H. Chaves, N. Franke, A. Bruera, G. Cavia, C. Kiener, S. Balatorre, A. Goñi, E. Krauczuk, H. Patzer, R. Maletti y H. Patzer. Informe inédito.
Giraudo, A.R. y J. L. Baldo, 1989. Informe inédito sobre el área del Valle del arroyo Cuñá-Pirú.
Giraudo, A.R., J.L. Baldo y R.R. Abramson, 1993. Aves observadas en el sudoeste, centro y este de Misiones (República Argentina), con la mención de especies nuevas o poco conocidas para la provincia. Nótulas Faunísticas N°49; 1-13, Corrientes, Argentina.
Giraudo, A.R. y R.R. Abramson, 1994. Comentarios sobre los ofidios registrados en una localidad del centro de la provincia de Misiones, Argentina. Boletín de la Asociación Herpetológica Argentina, Vol. 10, (1): 8-10.
Gobernación de la Provincia de Misiones, 1989. Decreto N°1193, 11 de julio de 1989.
Martin, Carlos, 1994. Guía para la elaboración de Planes de Manejo. Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente – Proyecto de Conservación de la Biodiversidad (PCBB), La Paz, Bolivia, 39 pp.
Rolón L.H. y J.C. Chebez, 1998..Parque provincial Salto Encantado. En: Reservas Naturales Misioneras. Ed. Universitaria, Universidad Nacional de Misiones y Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Misiones, Posadas, Misiones, Argentina.
Soria, A. y J.C. Chebez, 1998. Documento base para la Discusión del Plan de Manejo del Parque Natural Municipal Dr. Luis Honorio Rolón, 54 pp.
UNLP (Univ. Nacional de la Plata, Grupo Interdisciplinario de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo), 1995. Relevamiento del Valle del CuñaPiru, Aristóbulo del Valle, Pcia. de Misiones. Informe inédito.
UNLP (Univ. Nacional de la Plata, Grupo Interdisciplinario de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo), 1997. Anteproyecto Area Protegida Cuñapirú, Aristóbulo del Valle, Pcia. de Misiones, Segundo Informe.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
WWW.PATRIMONIONATURAL.COM
Términos y condiciones
Para su relevamiento de campo, Patrimonio Natural.com se traslada en vehículos