Contiguo al Parque Nacional Iguazú y muy próximo al Parque Provincial Yacuy, en el nordeste misionero, se encuentra el Refugio de Vida Silvestre Yacutinga, una iniciativa privada con el asesoramiento de la Fundación Vida Silvestre Argentina. Ocupa una superficie de casi 600 hectáreas de selva misionera en buen estado de conservación, estando presentes especies emblemáticas como el palmito (Euterpe edulis) y el lobo gargantilla o nutria gigante (Pteronuma brasiliensis) y 390 especies de aves, más una importantísima cantidad de especies de los otros grupos de vertebrados. Cuenta con una excelente infraestructura para el visitante, privilegiando siempre reducir al mínimo posible el impacto ambiental.
De las clasificaciones en regiones fitogeográficas que se realizaron del territorio argentino desde el año 1950 en adelante, todas concuerdan, a excepción de una, en considerar a Misiones en su conjunto como un único distrito con distintas denominaciones: Cabrera (1976) la denomina provincia Paranaense, anteriormente este mismo autor (1951, 1953 y 1958), la llamó provincia Subtropical Oriental, Morello (1988 )la llama unidad biogeográfica de las Selvas Misioneras, y la realizada por Burkart et. al.(1999), dentro del Programa Institucional Ambiental promovido por la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la A.P.N., llama eco-región de las Selva Paranaense a toda la provincia a excepción de las llanuras del extremo sur que las incluye en una categorización que llama eco-región de Campos y Malezales que se extiende hasta la provincia de Corrientes.
La vegetación en este distrito presenta una riqueza florística que es única en todo el país y se desarrolla en una trama laberíntica que cubre todo espacio disponible, formando cinco estratos distinguibles los cuales están unidos entre sí por una extensa red de lianas y enredaderas. Cabe acotar que en los distintos niveles bajos podemos encontrar cualquier especie juvenil, perteneciente a niveles más altos, que esté en su estadio de crecimiento. Esto expone con claridad que esta cuestión de la división en estratos sólo tiene por fin ordenar y, por ende, facilitar, la descripción de los componentes de porte arbóreo de la selva. El número de especies de plantas vasculares identificadas supera las 2.000 y la característica más notoria entre la selva y el bosque o monte cerrado, radica en que la primera presenta una gran diversidad de especies leñosas por unidad de medición, es decir, muchos árboles de distintas especies, mientras que en las formaciones mencionadas en segundo lugar hay también gran cantidad de árboles pero muchos de ellos pertenecen a la misma especie.
Las comunidades florísticas del Refugio Yacutinga tienen gran similitud con las habitan el extremo oriental del Parque Nacional Iguazú. Podemos señalar como especies más conspicuas pertenecientes a distintos estratos al cedro misionero (Cedrela fissilis); también llamado cedro blanco o cedro paraguayo, árbol de gran porte y follaje caedizo; el coloso timbó (Enterolobium contortisiliquum), con un tronco que alcanza 1,60 metros de diámetro y los 30 metros de altura; la grapia (Apuleia leiocarpa) que puede alcanzar los 40 metros con su fuste recto con muy poca ramas laterales; el cancharana (Cabralea canjerana) con sus conspicuos frutos rojos redondeados; el guatambú blanco (Balfourodendron riedelianum); el alecrín (Holocalyx balansae) que se distingue por presentar en la base del tronco hasta un metro y medio de altura aproximadamente, unas salientes y hendiduras que se alternan, llamadas localmente “pencas”; el anchico colorado (Parapiptadenia rigida); el sabuguero o caroba blanca (Pentapanax warmingiana); el María preta (Diatenopteryx sorbifolia); el laurel negro (Nectandra saligna) y el auyí miní (Ocotea pulchella), de mucho menos porte que los precitados y el yacaratiá (Jacaratia dedecaphylla) que posee látex, entre muchísimas especies más. Otra importante especie arbórea que está presente en el lugar es el palo rosa (Aspidosperma plyneuron), que es el que alcanza mayor porte en la selva misionera, habiéndose registrado ejemplares de 42 metros de altura (Dimitri, et al, 1997) y fue declarado Monumento Natural Provincial, con lo que obtiene máxima protección. Otra importantísima especie para la conservación es el palmito (Euterpe edulis), del que se han detectado en el Refugio Yacutinga algunos parches con esa especie, protegida especialmente mediante el Dec reto Nº 552/92.
En el estrato intermedio y bajo llaman la atención los helechos arborescentes, característicos de regiones tropicales. Uno de los típicos es el cachí (Alsophila atrovirens) que busca la sombra que existe a esa altura y otro arbolito conspicuo es el parparoba o pari-paroa (Piper geniculatum). Quizá la planta más famosa en este estamento sea la yerba mate (Ilex paraguariensis). Sus hojas secas y machacadas proporcionan el mate, una infusión muy popular en todo el cono sur sudamericano (Erize, et. al. 1993). También bajo el dosel son comunes varias especies de cañas bambúseas, como el tacuaruzú (Guadua angustifolia), tacuara (Guadua trinii) o la picanilla (Guadua paraguayana), cuyas características principales son ser cañas leñosas, huecas o macizas, con hojas caducas, pecioladas y forma lanceolada.
En el sotobosque, donde la luz escasea se desarrollan gran variedad de arbustos, cañas, renovales de árboles, siendo todas plantas de tipo umbrófilo, cuya cantidad de especies hace muy difícil una enumeración detallada. También crecen helechos, pastos de muy diversas especies y por último, hay que hacer mención de la flora que más propicia la intricada malla vegetal: las epífitas – plantas que usan de soporte las ramas de otras-, las enredaderas y lianas que trepan por los árboles, muchas veces perjudicando al hospedador, enlazando ramas de árboles, de arbustos, de hierbas y de otras trepadores y así crean ese ambiente de verdor tan particular que produce admiración. Tal vez merezcan un apartado especial por la riqueza que representa su variedad las Bromeliáceas, grupo que incluye a unas 2.000 especies exclusivas de América, de las cuales muchas son epífitas y un gran número de ellas se las conoce como caraguatáes, presentando gran variedad en la forma y tamaño de sus hojas como en sus flores y en la misma condición, por su diversidad y la belleza de sus flores, están las orquídeas, de las cuales se citan para el Refugio poco más de 40 especies.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Como lo hace suponer la circunstancia de tratar un área cita en plena selva paranaense y lindante con el Parque Nacional Iguazú, su fauna es sumamente variada. Un detalle pormenorizado de las especies de los grupos que han sido inventariados ocuparía mucho espacio y estaría fuera del tenor de este escrito. Se hará mención de las principales especies de vertebrados desde la visión de la conservación – con estatus comprometido, emblemáticas o de escasa distribución – que se ubican en el Refugio Yacutinga.
Efectuar una reseña de la fauna de Misiones es una ardua tarea. La variedad de especies en cada una sus grupos es suficientemente diversa como para ocupar muchas páginas. Es la Eco-región de mayor biodiversidad de la Argentina para lo cual es oportuno dar algunos porcentajes que reafirman esta aseveración: del total de mamíferos citados para el país se hayan presentes aproximadamente un 33 %, un 55% de las aves, igual porcentaje de peces, los reptiles representan el 31% y los anfibios casi el 35%. =La fauna invertebrada por la magnitud del número de especies, sólo se mencionará en forma muy somera. Por ejemplo en un relevamiento de los arácnidos realizado por Martín Ramírez en 1995 determinó hasta ese momento 210 especies sólo para el Parque Nacional Iguazú. Un inventario de mariposas realizado en el marco de un convenio entre la Universidad Nacional de Misiones y la Administración de Parque Nacionales dio como resultado que en toda la provincia de Misiones se determinó la presencia de 13 familias que pueden incluir, con aproximación, entre 400 y 500 especies.
Los anfibios no han sido inventariados hasta el momento pero su número ha de ser muy significativo sobre el total de especies de ese grupo que habitan el territorio argentino.
El yacaré overo (Caiman latirostris) es el reptil más destacable y lo acompañan varios reptiles de distintas Familias, como la víbora ñacaniná del monte (Mastigodryas bifossatus), la falsa yarará (Waglerophis merremi) la falsa coral misionera (Erythrolamprus aesculapii).
Entre las aves se destacan el loro maitaca (Pionus maximialiani), el chiripipé (Pyrrhura frontalis), la yacutinga (Aburria jacutinga), ave de la familia Cracidae – que incluye a las llamadas pavas de monte, muitús, charatas y yacupoís- que le da nombre a la Reserva y cuyo estatus nacional la considera En Peligro. Es un ave llamativa por su gran tamaño que supera los 60 centímetros de longitud y por sus conspicuos colores que la distinguen del resto de las especies del grupo: si bien predomina la coloración general negruzca, posee un considerable sector blanco en las cubiertas, una cresta blancuzca y la zona de la garganta con un notable color rojo. También se observan vistosas aves como el surucuá común (Trogodon surrucura), el yeruvá (Bariphthengus ruficapillus), raro pájaro de unos 38 centímetros de longitud que presenta un “antifaz” negro, la corona y el abdomen rojizos y una coloración general verde; el tucancito fajado (Pteroglossus castanotis), el chululú pintado (Grallardia varia), el bailarín azul (Chiroxiphia caudata), la tersina (Tersina viridis) de vistoso color celeste y blanco el macho, y muchísimas especies más que integran un listado de casi 400 especies.
El mamífero terrestre de mayor porte que posee la región Neotropical es el tapir o anta (Tapirus terrestris); ha sido registrado dentro del predio prospectado y es considerado especie Vulnerable por la UICN (2006); algo menor, pero de tamaño igualmente considerable es el carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), abundante en el Refugio dentro de los lugares próximos a los cursos de agua; el mono caí (Cebus apella), el pecarí (Tayassu tajacu), la paca (Agouti paca), el puma (Puma concolor), no habitual como el yaguareté (Leo onca), considerado En peligro a nivel nacional , y en la edición 2006 del Libro Rojo de las especies amenazadas figura con categoría NT (casi amenazado). Fue declarado Monumento Natural por la provincia de Misiones, con lo que se le otorga la máxima protección. También se ven con cierta asiduidad el lobito de río (Lutra longicaudis) y uno de los últimos lugares en territorio argentino con cita fehaciente del lobo gargantilla o nutria gigante (Pteronuma brasiliensis), que, con un largo total que ronda entre los 170 y 195 cm (Parera, 2002), es una de las especies de mustélidos más grandes. Reviste categoría En Peligro para la Unión Internacional para la Naturaleza, de acuerdo al Libro Rojo en su edición 2006.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Ubicación
El Refugio Yacutinga está ubicado en el extremo noreste de la provincia de Misiones, en jurisdicción del Departamento General Belgrano, Municipio Comandante Andrés Guaicurarí. Se sitúa sobre el Rió Iguazú Superior a tan solo 60 km de las Cataratas del Iguazú. Las coordenadas geográficas son: 25º 56’ Lat S. y 54º 04’Long O. y, río de por medio, está el Parque Nacional Do Iguaçu (Brasil).
Las localidades más próximas son Andresito (Ex Almte. Brown) y Dos Fronteras, donde yace el Puente Internacional Comandante Andresito, que une con el Brasil.
Superficie
La unidad de conservación se extiende sobre 570 hectáreas. El objetivo de su creación fue conservar un relicto de selva paranaense en un área clave para la conectividad entre las áreas protegidas del norte misionero.
Relieve
El relieve de la provincia de Misiones podría considerarse como una transición entre la morfología mesetaria del Brasil y las planicies que comienzan en el extremo sur del territorio o sea, la región chaqueña. En su estructura Misiones forma el reborde meridional del macizo de Brasilia, el cual está formado por varias capas de basalto de diferente edad con inserciones areniscas cuarzosas, es decir rocas sedimentarias formadas por la unión de granos de cuarzo y otros minerales consolidados, que, muy erosionado toma la forma de serranías conocidas con los nombres de sierras de Santa Victoria, Misiones e Imán. Las mencionadas estribaciones carecen de los caracteres que identifican a esas formaciones orográficas por lo que no correspondería la denominación de sierras, sino que son propias formaciones del macizo del Brasil que adoptan dorsos y mesetas tabuliformes que le dan esa apariencia. Estas elevaciones actúan como si fueran una columna vertebral del territorio provincial al que recorren en gran parte de su longitud en dirección sudoeste-noreste y alcanzan alturas que promedian entre los 700 y 800 metros sobre el nivel del mar.
Las primeras estribaciones comienzan en el sur con las sierras de Imán, con una longitud cercana a los 50 kilómetros, al sudoeste se presenta la sierra de los Apóstoles que se continúa con la de San José que apenas alcanza los 300 metros de altura. La sierra de Misiones, de unos 180 kilómetros de longitud, continúa a la de Imán, cumpliendo la función de divisorias de aguas entre los afluentes de los ríos Uruguay y Paraná. Desde la localidad de Bernardo de Irigoyen hacia el noroeste se extiende la sierra de la Victoria, de unos 70 kilómetros de largo, ubicada entre las cuencas del arroyo Urugua-í y del río Iguazú. En forma paralela y más al sur de la Sierra de la Victoria se encuentra la pequeña serranía denominada Sierra Morena. Con la mención de esta última elevación se hizo referencia a las principales estribaciones que presenta el relieve de la provincia de Misiones, aunque hay otras serranías que por su poca significación no se comentan. Por las características de la región subtropical que nos ocupa, estas elevaciones están cubiertas mayormente por densa vegetación. Se destacan por su altura los cerros Barracón (835 m.), San Antonio (628m.),Costa , próximo a la frontera con Brasil de 780 metros, Bonito (708m.), Bella Vista (543m.), Melena (518m.) y muchos otros de alturas menores.
Las temperaturas constantemente elevadas y las abundantes precipitaciones han contribuido a la modelación de este paisaje a través de distintos ciclos erosivos, de donde surgieron una gran cantidad de valles labrados por una abundante red de cursos de agua. Estos ríos y arroyos generalmente muy encajonados en sus nacientes, forman saltos y cascadas mientras descienden por los múltiples escalones derivados de la presencia de sucesivos mantos de basalto. A medida que pierden altura hacia sus grandes colectores forman amplios valles.
De acuerdo a lo indicado por José Margalot (1975) en su trabajo sobre la geografía de Misiones, podemos señalar cinco regiones morfológicas que brindan un panorama más localizado del relieve de la Provincia. Ellas son:
1) La Peniplanicie o penillanura del Sur o de los Apóstoles, es una vasta zona de parte austral que en forma más o menos aproximada podría situarse desde Oberá hasta el límite con Corrientes. Es una superficie llana con muy pocas alturas que ha sufrido grandes erosiones, cuya poca elevación también incluye a las barrancas de los dos grandes ríos que la circundan y sólo en forma aislada hay pequeñas elevaciones y selvas. Estas sólo se manifiestan a través de los llamados localmente “capones”, es decir, isletas de montes selváticos aislados. El suelo no presenta la característica típica de gran parte de la provincia en cuanto a ser humoso y oscuro y también la erosión transformó los meláfidos en lateritas. Los cursos de agua presentan abundantes meandros. Estas características morfológicas propiciaron el asentamiento humano y allí se instalaron antiguamente los jesuitas y luego las primeras colonias agrícolas.
2) La franja costera del Paraná o planicie ondulada, que se extiende desde la localidad de Santa Ana hacia el norte bordeando en una lonja de unos 20 kilómetros de ancho al este del gran Río, presenta un relieve caracterizado por tener colinas y ondulaciones que han sido modeladas por los afluentes. Hay extensos espacios de zonas llanas que discurren entre los afluentes y este relieve va cambiando de fisonomía cuando se avanza hacia el centro de la Provincia donde comienzan las estribaciones serranas. El Paraná en gran parte de su recorrido presenta paredes abruptas, rocosas y su cauce es profundo.
3)La franja costera del río Uruguay tiene características muy peculiares por la gran cantidad de meandros que presenta el cauce, algunos semicirculares, o más cerrados aún, a lo que se agrega grandes barrancas. Las colinas se extienden sin una orientación determinada y sus laderas caen a los valles de formas redondeadas.
4) La franja de las sierras centrales que está rodeada por las dos últimas regiones y ocupada por los cordones serranos aludidos precedentemente, se extiende en sentido sudoeste- noreste con los nombres de Sierras de Imán y de Misiones, y otro en el extremo norte que corre en sentido noroeste- sudeste. Como ya se comentara los especialistas no aceptan la condición de sierras , en el sentido orográfico de la palabra, y definen al proceso orogénico como un largo desgaste bilateral del antiguo altiplano, por los afluentes del Paraná y el Uruguay a lo largo de dos o más ciclos erosivos, por cambio del nivel de base o por las condiciones climáticas. En un primer ciclo es probable que se haya llegado a formar una superficie aplanada, y en ciclos posteriores, por el levantamiento regional, los colectores ahondan su curso, encajonando sus meandros y comenzó un descenso general del nivel. Las serranías de la cuenca del Paraná tienen una pendiente abrupta y corta, con algunas partes donde las elevaciones llegan hasta la propia costa del río. En esta zona las selvas sobre las laderas se conservan en estado más o menos prístino. La pendiente del Uruguay sólo se diferencia en que la longitud del declive del terreno es mayor y con descenso casi escalonado.
5) La altiplanicie de San Pedro. Aproximadamente se refiere al sector ubicado al este de la Sierra de la Victoria y al noreste de la localidad de San Pedro que presenta un relieve ligeramente ondulado en discordancia con la red fluvial. Es la parte donde la antigua altiplanicie se presenta más coherente con laderas de mucha pendiente donde hay afloramiento de meláfiros en los valles de la red fluvial y los suelos sufren importante erosión hídrica.
Hidrografía
El territorio de Misiones está profusamente surcado por cursos de agua de distinto rango y >a la vez lo circundan por los cuatro puntos cardinales importantes ríos. Estos son : el Paraná en todo su límite noroeste que la separa de la República del Paraguay en el norte el río Iguazú que se constituye en el límite con el Brasil; en la demarcación ubicado en el sureste está el río Uruguay que también se encarga de separarla de Brasil hasta los Saltos de Moconá, lugar a partir del cual continúan como divisorias internacionales las aguas de los ríos Pepirí Guazú y San Antonio en la parte este -dejando un sector de frontera seca-; por último, en parte los arroyos Itaembé y Chimiray la separan de la provincia de Corrientes.
Las aguas están claramente divididas por el sistema serrano que permite el escurrimiento por sus laderas de las copiosas precipitaciones. Muy encajonados en las nacientes, ríos y arroyos forman saltos y cascadas al salvar los escalones que presenta el relieve para llegar a su colector. En el extremo noreste de la Sierra de Misiones, en las cercanías de la localidad de Bernardo de Irigoyen, se encuentran las mayores alturas de las estribaciones por lo que el lugar se constituye en un gran centro dispersor de aguas. Allí nacen afluentes importantes del Iguazú como el San Antonio, el arroyo Uruguaí o Grande que desagua en el Paraná a través del Embalse Uruguaí, el Piray Miní y el Piray Guazú que también son tributarios del Paraná, el Yabotí Miní, el Pepirí Guazú y el Yabotí Guazú, todos fluyen en el Uruguay.
Otro río muy importante para la provincia es el Iguazú, que en lengua guaraní significa “agua grande” y sobre él se recuesta el Refugio de Vida Silvestre Yacutinga. Su cuenca está limitada por la Serra do Mar al este y sudeste y Da Fortuna al sur. En el estado brasileño de Paraná, donde nace el Iguazú, hay una altura de 1300 metros sobre el nivel del mar y desciende gradualmente hasta alcanzar tan sólo los 100 m. en su confluencia con el Alto Paraná. Tiene una longitud de 1320 kilómetros y a lo largo de su recorrido presenta una serie de saltos (la mayoría se convirtieron en represas), entre los que se destacan el Caixas, el de Santiago, el de Osorio y el más grande y espectacular es el de las Cataratas del Iguazú con caídas de hasta 80 metros de altura, a tan sólo 23 kilómetros antes de su desembocadura en el Paraná.
La superficie de la cuenca del río Iguazú tiene forma de hoja lanceolada y una extensión de 62.000 km2, lo que nos da una idea de la importancia hidrográfica que tiene. Recibe una cantidad muy grande de afluentes, siendo los arroyos Bacacher y Baringüí los que le dan origen y los ríos Chopim y San Antonio son los que forman el límite natural con la hermana República del Brasil.
En lo que respecta al régimen del río Iguazú diremos que sus aguas provienen de las lluvias que caen en su cuenca imbrífera. Gran parte de las precipitaciones se infiltran a través de las múltiples fisuras que seccionan los planaltos y vuelven a aparecer a niveles más bajos en vertientes que surgen abundantemente.
Su curso posee muchos meandros y una serie de salientes y estrechamientos que se alternan hacia arriba y hacia abajo de cada corredera dando origen a cañones en el basalto. Cuando los afluentes no han podido adquirir el mismo ritmo del Iguazú, y este toma un nuevo curso longitudinal, en su curso inferior presenta un gran desnivel que provoca numerosas rupturas de pendiente y niveles que seccionan en trechos al curso del río principal formando las cataratas, consideradas por su extensión las más grandes del mundo. Estas impresionantes caídas de agua forman un arco asimétrico con mayor desarrollo del lado Argentino. Un proceso geológico, definido como un rejuvenecimiento de un fenómeno de erosión retrocedente, provocó un cañadón llamado “Garganta del Diablo” cuyo fondo es una pared de basalto de 60 a 70m. de altura. La longitud de la línea de los saltos alcanza los 2700m. de los cuales 600 corresponden a Brasil. Una vez terminados los saltos, el río Iguazú estrecha su cauce y corre entre paredones de unos 50m. de altura y el ancho oscila entre 30 y 50m.
En la margen donde de ubica el área prospectada, el Iguazú presenta un paleocauce paralelo al mismo, donde hay un bañado, y en las cercanías desemboca el río Yacutinga, el otro río de importancia que surca el Refugio.
Clima
La provincia de Misiones posee un clima Subtropical húmedo de llanura y en una porción pequeña del noreste Subtropical húmedo de meseta. Por su latitud la provincia de sitúa en lo que se denomina “cinturón subtropical de altas presiones” lo que representa que la parte del territorio provincial correspondiente a la vertiente del Paraná reciba en forma continua vientos provenientes del Atlántico cargados de humedad y también vientos tropicales del cuadrante norte. El sector perteneciente a la vertiente de río Uruguay está expuesto a la recepción de los vientos del sur, más frescos, que condensan rápidamente las humedad de que son portadores. Estas circunstancias hacen que las precipitaciones aumenten de suroeste a noreste registrándose por ejemplo en Posadas una media aproximada a los 1.700 mm. anuales y en el extremo noreste se registren lluvias de más de 2.100 mm. Como es característico del clima subtropical hay dos picos en cuanto a las precipitaciones se refiere: uno en otoño y otro en primavera y una disminución poco marcada en los meses de verano e invierno. Así como existe un aumento de las precitaciones desde el suroeste al noreste, se produce una variante también- más suave- de este a oeste, con una disminución en ese sentido.
La rosa de los vientos para la mayor parte de la provincia evidencia como característica notable la ausencia casi total de vientos del sector sudoeste, pocos del sector oeste y la mayor cantidad provienen del sureste. Su velocidad es del orden de los 10 km. por hora, aunque en ocasiones ocurren vientos tornados que superan los 100 km. por hora y producen grandes destrozos en la vegetación de porte arbóreo principalmente. Respecto a las temperaturas hay que señalar que hay al menos dos diferenciaciones pronunciadas. Por un lado tenemos las zonas marginales de los grandes ríos donde el vapor que emana del agua ejerce un efecto de regulación térmica, y la temperatura media anual supera siempre los 20° C , llegando a 26°C en enero y 15°C en julio. Por otra parte tenemos el clima de las zonas serranas, donde la altura hace cambiar sustancialmente esos registros, para cuya estimación vale tener en cuenta que la temperatura desciende 0.6 ° C por cada 100 metros que ascendemos. Esto hace que ocasionalmente ocurran en los cerros más altos precipitaciones níveas. Otra característica climática de toda provincia es que la amplitud térmica diurna sea más marcada que la estacional, lo que permite la condensación de abundante rocío nocturno.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
Cómo Llegar
Para llegar a la ciudad de Posadas, punto de referencia para arribar al Refugio de Vida Silvestre Yacutinga, deberán tomarse los siguientes caminos según el lugar de donde se procede:
• Desde Salta se deberá tomar la ruta provincial hasta su intercesión con la ruta nacional 34 y luego seguir por ésta con rumbo sur y tras recorrer algo más de cincuenta kilómetros a su izquierda (este) parte la ruta nacional 16 a Resistencia. Desde la capital del Chaco cruzamos el puente interprovincial que une con la vecina ciudad de Corrientes en cuyas inmediaciones pasa la ruta 12 que tras pasar por Posadas sigue hacia las “tres fronteras”, la ciudad de puerto Iguazú.
• Desde San Salvador de Jujuy hay que dirigirse hacia el sur por la ruta nacional 34 hasta que se cruza con la 16, y luego el mismo itinerario que para Salta.
• Partiendo de la ciudad Santiago del Estero se circula por la ruta nacional 34 hasta que corta en la localidad de Taboada a la ruta nacional 89 que, tras largo recorrido con rumbo noroeste empalma con la nombrada ruta nacional 16 cerca de la ciudad de Roque Sáez Peña, y se sigue el mismo camino indicado para la ciudad de Salta.
• De San Miguel de Tucumán hay que circular rumbo sureste por la ruta nacional 9 que nos lleva a la capital santiagueña y desde ésta se repite el recorrido señalado.
• De San Fernando del valle de Catamarca también es aconsejable dirigirse por la ruta 37 hacia el este hasta que intercepta a la 9 , que con rumbo norte nos acerca a Santiago del Estero y de ahí continúa como ya se indicó.
• De La Rioja se transita la ruta nacional 38 hasta la capital cordobesa y desde esta ciudad habrá que tomar hacia el este la ruta nacional 19 que la une con la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, y de esta se cruza el Túnel Subfluvial Hernandarias que la comunica con Paraná por donde pasa la ruta 12.
• Partiendo de Córdoba ya se indicó en el párrafo anterior.
• Los sanjuaninos, desde su capital,. tendrán que tomar la ruta 20 hasta Córdoba y de aquí como se indicó más arriba.
• De ciudad de Mendoza se toma la ruta nacional 7 – que pasa por la ciudad de San Luis- hasta la puntana ciudad de Mercedes. Desde esta localidad se toma rumbo noreste por la ruta nacional 8 hasta Río Cuarto y de aquí se sigue la 158 (nacional) hasta San Francisco –Córdoba- y esta se une a Santa Fe de la Vera Cruz por la ruta 19. El resto ya se señaló.
• Desde La Pampa y otras ciudades ubicadas al sur de la Capital Federal tomarán como primer tramo el arribo a la Ciudad de Buenos Aires. Desde esta localidad se toma la ruta Panamericana hasta Zárate, desde aquí se siguen los carteles que nos indican el cruce del “ Complejo Zárate-Brazo Largo” que une las provincias de Buenos aires con Entre Ríos y ni bien se termina de cruzar los puentes se sigue siempre derecho por la ruta nacional 12, pero cuando esta se desvía hacia Gualeguay, seguiremos derecho por el asfalto que a partir de aquí lleva el número de ruta nacional 14 la que bordea las costa del río Uruguay hasta Santo Tomé (Corrientes) donde toma un rumbo norte hasta la ciudad misionera de San José y de aquí estamos muy cerca de Posadas a la que llegamos por la ruta nacional 105.
• Los formoseños irán hacia el sur por la ruta hasta Resistencia a partir de la cual ya se ha indicado el camino.
Para llegar al Refugio Yacutinga desde Posadas se debe circular por la RN 12 hacia Puerto Iguazú. Luego de pasar la entrada a la localidad de Esperanza, pocos kilómetros adelante, parte a nuestra derecha – en Wanda – la RP. 19 que nos conduce a la localidad de Andresito primero y un poco más adelante se ubica la reserva.
Recursos culturales
Si bien no se poseen suficientes fuentes de información para el estudio del período prehispánico de América, se puede aseverar que la ocupación humana inicial se remonta por lo menos, a 10.000 años a.C. y hubo en toda la región un proceso de continuidad y transformación gradual del poblamiento (Caro, et al., 1999). Habría tres etapas en el poblamiento de la zona litoraleña : una primer período que es en el que se instalan los primeros habitantes de la región de la margen izquierda del río Uruguay hace entre 9.500 y 6.500 años a.C.; la etapa temprana que dio lugar al mismo proceso de la etapa anterior pero con instalaciones en toda la cuenca del río Uruguay y en la del Paraná superior, hecho que ocurrió aproximadamente unos 6.000 años a.C; y la etapa media entre los 700 y 1.000 años d.C. (Caro, et al, 1999), en la que se produce una mayor diversificación personal de los pueblos y aparecen los primeros indicios de la cerámica (algunos estiman que esto ya existía hacia el año 500 a.C). La última etapa, llamada tardía, tiene por principal acontecimiento la llegada de los tupí-guaraní, de origen amazónico, cerca de unos 800 años d.C. (por dataciones radiocarbónicas). Los primitivos pobladores fueron recolectores, cazadores y pescadores. Los elementos que usaban par obtener su alimento eran armas arrojadizas provistas de punta de piedra. Generalmente asentaban sus poblados en el ángulo formado por un canal y un río, donde de encontraron, muchas veces, herramientas, generalmente de hueso y también frutos secos carbonizados (Ceruti, 2000). Las puntas de flecha eran de calcedonia, pequeñas y triangulares y con pedúnculo. Hay indicios de que las presas que más consumían eran los pecaríes, tapires, venados y ñandúes y respecto a la recolección sus favoritos eran los frutos de mistol, molle, algarrobo y miel.
El contingente que arribó en la etapa temprana (6.000 aC.), llamados umbú por los arqueólogos brasileños, eran mucho más numerosos que los predecesores. Ocuparon partes del sur de Brasil y los territorios de las actuales provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos y partes de la Banda Oriental. Confeccionaron artefactos de sílex, cuarcita y basalto, tallados a percusión directa y a veces por presión y confeccionaron bolas de boleadora con y sin surco, hachas, manos para moler, picos y percutores. Las boleadoras estarían indicando que usaban espacios abiertos para la caza. A partir del año 1.000 d.C. se sabe de la instalación, en la zona norte de la mesopotamia, de poblaciones cada vez más numerosas de cazadores y pescadores. Ya se trasladadan en canoas y se hallaron utensilios de cerámica simple. Era común que le adosaran a la boca de las vasijas, de a pares, apéndices con forma de animales- especialmente abundaban las de loros – y se distinguen nutrias, carpinchos y también figuras antropomorfas (Caro,et al. 1999). Otra cultura se instaló en la zona de Yaciretá y Salto Grande entre 7.000 y 3.000 años atrás. Sólo se conoce de ellos el material trabajado en piedra al que los arqueólogos denominaron Ivaí. Una industria lítica que los arqueólogos brasileños denominaron Humaitá – entre 7.000 y 1.000 años atrás- fue hallada en las zonas que sus hacedores recorrían : el Alto Paraná y Alto Uruguay, afectando sólo parcialmente la provincia de Misiones, en donde los especialistas la denominaron industria del Complejo Altoparanaense. Igual que la Ivaí, esta cultura no utilizaba elementos de punta sino boleadoras y en la zona de la localidad de Tres de Mayo se encontraron cuevas con características excepcionales para la conservación de elementos como restos del actual tapir, corzuelas, edentados, lobito de río y otras especies más. (Ceruti, 2000). Cambios climáticos produjeron modificaciones del medio ambiente como el avance de la selva subtropical, y los campamentos de la cultura Humaitá o Complejo Altoparanaense se fueron desplazando hacia el este en las cabeceras de los ríos Uruguay y Jacuí. Las poblaciones que quedaron en el área original se adaptaron al creciente avance de la selva y estuvieron en el lugar hasta el año 1.000 d.C., hasta que llegaron los primeros agricultores amazónicos de estirpe guaraní. La familia linguística tupí-guaraní es una de las más importantes de América del Sur y ocupó grandes superficies en los territorios de Brasil, gran parte del Paraguay, algo de Bolivia y un sector del noreste argentino, llegando hasta el Río de la Plata. Se divide en varias ramas y numerosos grupos que, dentro de una gran uniformidad cultural y lingüística, se distinguían por pequeñas diferencias (Canals Frau, 1986). La rama meridional fue llamada guaraní y es la que ocupó, entre muchos otros lugares, la mitad noroeste de Misiones si imaginamos un corte longitudinal en dos mitades del territorio provincial y otra mitad sureste fue ocupada por los Kaingang. Lo más importante de destacar por sobre toda otra consideración, es el proceso de transmisión de la cultura guaraní a las anteriores poblaciones que quedaban en la zona y a las contiguas a su área de dispersión. Incluso tuvieron gran gravitación sobre la vida de la población blanca durante el período hispánico (el idioma es hablado en partes de Misiones, Corrientes y Chaco y es, a la par del español, la lengua oficial del Paraguay). La toponimia y el nombre de la flora y la fauna locales está impregnada de palabras guaraníes. No se sabe con certeza si esta cultura fue la que introdujo la agricultura en la región, pero sí al menos que la difundieron. Al arribo de los españoles los timbúes (una rama guaraní) ya practicaban la agricultura. Su vivienda era la llamada maloca, que consistía en casas de gran tamaño- hasta cincuenta metros de largo- dentro de la cual vivían varias familias bajo el mando de un jefe. Un grupo de estas malocas constituía la aldea y se disponían en torno a un espacio central a modo de plaza (Rex González, 1993). Las armas características fueron el arco y la flechas con punta de madera, una especie de macana confeccionada también en madera dura con filo y las hachas típicas de piedra pulida que los distingue. Su economía se basaba principalmente en la agricultura con dos elementos que pueden atribuirse a origen amazónico; la mandioca y la batata. También cultivaban el maíz, el zapallo, el poroto, el maní, el algodón y la bixa que utilizaban para pintarse el cuerpo, dado que por lo general andaban desnudos, pero también a veces se cubrían con una vestimenta amplia de algodón a modo de camisón. Para cultivar talaban parcelas de selva- lo que se llama roza – con las referidas hachas y cuando el suelo empobrecía cambiaban de sitio, y el espacio desocupado reiniciaba su ciclo de poblamiento vegetal. La alfarería era un arte en el que se destacaban y era confeccionada mayormente con los dedos. Por ejemplo construían grandes urnas funerarias para adultos. Es destacable la práctica de la antropofagia que estaba relacionada sólo con los prisioneros de guerra y de la poligamia con restricciones vinculadas con la capacidad de sustento del individuo.(Rex González, 1993). La cultura esencialmente sedentaria y agrícola propició el establecimiento de misiones jesuíticas. Las primeras se fundaron en el territorio de Guayrá – Brasil- y los ataques que recibieron de los “mamelucos” y otros grupos aborígenes obligó a su traslado al actual territorio de Misiones. Las originarias datan del año 1.609 y duran hasta 1767 siendo la primera la de San Ignacio Guazú. Desde 1687 a 1707 fueron fundadas ocho misiones que sumadas a las ya existentes formaban treinta ciudades que constituían el Estado Jesuítico del Paraguay (Rez González, 1993). Con la expulsión de los jesuitas se produjo un abandono total e incluso hay datos que muestran que muchos guaraníes se habían adaptado a esta forma de vida y que las misiones estaban organizadas adoptando condiciones locales. Las quince misiones entre el Paraná y el Uruguay fueron abandonadas durante la guerra de 1816-1818, Hacia mediados del siglo XIX sólo quedaban 6.000 guaraníes ocupando las antiguas misiones (Métraux, 1946).
El territorio de la actual provincia de Misiones estuvo también ocupado a la llegada de los españoles, por una cultura no vinculada con la Tupí-guaraní que fue la de los Kaingang, cuyo significado en lengua aborigen es “hombre del bosque”, en clara referencia a su hábito de poblar las zonas selváticas, que en el caso de Misiones abarcó toda una ancha franja paralela al cauce del río Uruguay. De ellos podemos decir que construían sus viviendas con troncos y hojas de palmera tejidas y el hombre no usaba vestimenta y las mujeres vestían tejidos hechos con fibras vegetales. Para la caza y defensa utilizaban las flechas hechas de huesos de ciervo o de mono y obtenían el fuego por rotación y lo transportaban en trozos de caña tacuara. Se tiene conocimiento que comían el fruto de la araucaria o pino Paraná (Araucaria angustifolia) y por influencia guaraní implementaron gradualmente la agricultura. Sufrieron una fuerte presión de los guaraníes, a la que se sumó más tarde la de los Charrúas y por último la de los europeos, lo que produjo su paulatina extinción (Caro, et al, 1999)
Ecoturismo
En este espacio de selva paranaense se puede apreciar la vida en una de sus expresiones más ricas dentro de un marco poblado de especies, de sonidos, de colores y de misterio. Esto hace que sea muy difícil expresar mediante palabras la vivencia de la selva. La empresa propietaria del predio compatibilizó armoniosamente la práctica del ecoturismo con la conservación.
La infraestructura con que cuenta este Refugio es de primer nivel, lo que permite garantizar una estadía inolvidable. Son muchas las posibilidades y formas de tomar contacto con la selva y su extraordinaria biodiversidad. Desde paseos en embarcaciones, caminatas, observación de fauna utilizando miradores construidos por los administradores, safaris fotográficos y todo esto, generalmente, se combina con una visita a las cercanas Cataratas del Iguazú.
No olvidemos que la estructura selvática se manifiesta en distintos estratos vegetales, los cuales proveen refugio, comida y áreas de reproducción a más de 320 especies de aves y otras especies animales que son detalladas en el ítem referido a la fauna.
Los Guías Ambientalistas son quienes organizan caminatas sumamente interesantes por los senderos de interpretación de Yacutinga y también orientan en las navegaciones por el río Iguazú o por el río San Francisco. El recorrer estas aguas es sumamente relajante y nos provee la oportunidad de transitar en silencio el bosque en galerías que cubre como un verdadero techo el cauce de los ríos y arroyos.
El Refugio, existen construcciones diseñadas para brindarle la oportunidad de estar solo. Estas han sido distribuidas en distintos ambientes de la reserva. Estar al atardecer en la torre llamada “Escalera al Cielo”, es una experiencia imperdible.
Problemas de conservación
El área natural protegida que se analiza, en términos generales, abarca una porción de selva paranaense en buen estado de conservación y contribuye a la integración del denominado corredor verde, mediante el cual de pretende dar continuidad a la selva en un amplio sector amparado por reservas de distinto tipo.
En la infraestructura edilicia del refugio se adoptaron técnicas de construcción tendientes a producir el menor impacto ambiental posible y al aprovechamiento racional de los recursos. También se propende a incentivar la investigación en el lugar mediante la creación de una estación biológica. A través de la misma, destacados especialistas han implementado un sistema de recría del carpincho; se concretó un detallado relevamiento de aves del Refugio y se realizan actividades para impartir educación ambiental a jóvenes y niños.
Los módulos habitacionales poseen un sistema de agua caliente que comienza utilizando la energía solar para luego optimizar una temperatura constante del agua por medio de calentadores eléctricos sin polución. Por otra parte, la piscina consume gran cantidad de energía y de agua potable, por tanto para reducir y optimizar sus consumos hemos diseñado un sistema que utiliza el agua de lluvia, la cual es recolectada en los grandes techos del edificio principal. En todo momento se trata en disminuir los efectos de nuestra presencia en el área, diseñando y aplicando sistemas de reciclados, disminuyendo al máximo el stress que se genera por toda actividad turística controlada y administrando la energía que producimos. Un sistema adicional de filtrado de aguas sucias se ha diseñado en todos los baños del establecimiento. Este sistema es conocido como pantano de ingeniería, se trata de la utilización de plantas de suelos saturados (como pantanos), cuyas raíces están preparadas para absorber los nutrientes que existen en las aguas estancadas.
Los edificios no poseen ventiladores ni aire acondicionado, arquitectónicamente se han diseñado para crear en su interior un flujo de aire fresco, el cual proviene del sotobosque circundante e ingresa a cada edificio por debajo de los cimientos.
En términos generales, como se señala en los trabajos de otras áreas, el principal problema que tiene que enfrentar la eco-región selva paranaense en el territorio de Misiones es la sustitución de la selva por cultivos y por bosque de especies exóticas. El desmonte por el sistema roza-tumba-quema y reemplazo del bosque natural por forestaciones de exóticas como coníferas y eucaliptos o monocultivos como el té, el tung, el tabaco, la yerba mate y otros, a dejado un porcentaje exiguo de selva comparándolo con la que existía a principio del s. XX. La construcción de grandes represas hidroeléctricas, así como las inundaciones provocadas por el mal manejo regional de la cuenca del Paraná superior, son serios problemas de conservación (Bertonatti y Corcuera, 2000).
Fecha e instrumento legal de creación
El refugio tal como funciona hoy es producto de un convenio firmado, en 2000, entre la firma Yacutinga S.A., el señor Otto Biedler y la Fundación Vida Silvestre Argentina. Anteriormente, en el mismo lugar y desde 1996, existió con el mismo nombre un refugio de menor extensión, cuyo convenio había sido firmado por anteriores dueños del predio.
Bibliografía
Amable M. A., Dohmann K. y L. M. Rojas. 1996. Historia misionera. Una perspectiva integradora. Centro de Investigaciones Históricas “Guillermo Furlong” Ed. Montoya.
Bárquez, R. M. 1987. Los murciélagos de Argentina, Tesis Doctoral. Universidad Nacional de Tucumán.
Bertonatti, C. y J. Corcuera, 2000. Situación ambiental argentina. Fundación Vida Silvestre Argentina. WWF. Buenos Aires.
Bertolutti Flebus, Amanda, 1992. El palmito (Euterpe edulis). Situación actual e incidencia del comercio sobre su supervivencia. Traffic Sudamérica, Argentina- RIE (Red Informática Ecologista), Buenos Aires.
Burkart, R, Bárbaro, N.O.,Sánchez, R.O. y D.A. Gómez 1999. Eco-regiones de la Argentina. PRODIA. Buenos Aires.
Cabrera, A. 1961. Catálogo de los mamíferos de América de Sur. Rev. Mus. Arg. Cs. Nat. (zoología) IV: 1 –307pag. Buenos Aires.
Cabrera, A. L. 1976. Regiones fitogeográficas argentinas. Enciclopedia Argentina de Agricultura y Jardinería, 2da. Ed. , Tomo II, fasc. 1: 1-85.
Canals Frau, S. 1986. Las Poblaciones Indígenas de la Argentina, Hyspamérica, Bs. As.
Caro, R. P. 1999. Historia Argentina. T.I. Desde la prehistoria hasta 1829. Página 12. Buenos Aires.
Ceruti, C. 2000. (Direc. Tarragó) Nueva Historia Argentina. Los pueblos originarios y la conquista. En: Los pueblos del litoral: Ríos y Praderas. Sudamericana. Madrid.
Ciarmiello, D., Fabri, S. y Gil, G. 2005. Primer Campaña de Prospección del Estado de Conservación de un sector del Río Iguazú Superior. Refugios de Vida Silvestre Yacutinga y Ariraí. (Departamento General Belgrano, Municipio Comandante Andrés Guacurarí).
Chebez J. C. y E. Massoia. 1996. Mamíferos de la provincia de Misiones. En: Chebez J. C. 1996. Fauna Misionera. Pag.180- 206.
Chebez, J.C., 1996a. La Selva Paranaense en la Argentina. En: “Primera Reunión Técnica de Trabajo Manejo y Conservación de Áreas Naturales Protegidas de la Selva Paranaense. Argentina, Brasil y Paraguay”, Almirón, M., Chaves, H., Chebez, J.C., Liva, A. y Soria, A., Delegación Técnica Regional Nordeste Argentino, Administración de Parques Nacionales, Puerto Iguazú, Misiones, Argentina, 72 pp.
Chebez, J. C. 1996. Fauna Misionera. Catálogo Sistemático y Zoogeográfico de los Vertebrados de la Provincia de Misiones (Argentina). L.O.L.A.. Buenos Aires.
Chebez, J. C. y N. Hilgert. 2002. Breve historia de la conservación en la selva paranaense. En “El Estado de la Mata Atlántica”. Ibsend Gusmao do Camara y Carlos. Galindo- Lmal (M.).
Chebez, J.C. 1994. Los que se van. Especies argentinas en peligro. 604 pág. Editorial Albatros.
Chebez, J.C. Rey, N.R., Di Giácomo, A. y M. Babarskas.1993. La avifauna del sistema nacional de áreas protegidas en Argentina. Res. Prim. Reun. de Ornit. de la Cuenca del Plata, 12-13. Pto. Iguazú. Misiones.
De la Vega, S., Jaquet, H., Urrutia, L., y R. Aragó. 1997. Guía de Turismo. Argentina. El Ateneo. Buenos Aires.
Dimitri, M. J. (director) 1974. La flora arbórea del Parque Nacional Iguazú. Anales de Parques Nacionales. Tomo XII. Buenos Aires.
Dimitri, M.J. , Leonardis, R.F. , Biloni J. S. 1997. El nuevo libro del Árbol: especies forestales de la Argentina Oriental. El Ateneo. Buenos Aires.
Emmons, L. H. 1997. Neotropical Rainforest Mammals. Ed. The University of Chicago Press, 307 pág.
Erize, F., J. C. Chebez. 1993. El Gran Libro de la Naturaleza Argentina. Ed. Atlantida 330 pág.
Gallardo, J. M. 1987. Anfibios Argentinos. Guía para su identificación. Mosaico. Buenos Aires.
Gallardo, J. M. 1986. La diversidad de la herpetofauna en la selva subtropical misionera. An. Mus. Hist. Nat. de Valparaíso XVII: 153-159, Chile.
Giraudo, A. 2001. Serpientes de la Selva Paranaense y del Chaco Húmedo. L.O.L.A. Buenos Aires.
Gómez, S. E. y N. Itoresani. 1987. Estudios ictiológicos en la cuenca del Arroyo Urugua-í (Misiones, Argentina). Informe técnico del Plan de Relevamiento Florístico y Faunístico del Arroyo Urugua-í. Convenios M.A.C.N. y Mrio.Rec. Nat. de Misiones. Posadas. Misiones.
Laclau, Pablo, 1994. La conservación de los Recursos Naturales y del Hombre en la Selva Paranaense. Boletín Técnico N°20. Fundación Vida Silvestre Argentina, 139 pp.
Margalot, J. A. 1975. Geografía de Misiones. s/ed.. 237pp.
Martinez Crovetto, R. 1963. Esquema fitogeográfico de la provincia de Misiones. Bomplandia. Tomo 1. Nº 3. Corrientes.
Martínez, R. y A. Martínez. 1983. Distribución geográfica de serpientes venenosas en la provincia de Misiones. Bol. Asoc. Herp. Arg. I (3: 10) Buenos Aires.
Martínez Crovetto, R. 1963. Esquema fitogeográfico de la provincia de Misiones. Bomplandia 1 (3): 171- 215.
Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables (MEyRNR), 1999. Misiones, conocer para defenderla. Cuadernillo informativo. Gobierno de la Provincia de Misiones.
Moreno, D. s/f. Refugio de Vida Silvestre Yacutinga. Fundación Vida Silvestre Argentina. Informe Inédito.
Narosky, T y D. Izurieta. 2003. Aves de Argentina y Uruguay: guía para la identificación. Vázquez Mazzini. Buenos Aires.
Navas, J., T. Narosky, N. Bó y J. C. Chebez. 1991. Lista patrón de los nombres comunes de las Aves Argentinas. Asociación Ornitológica del Plata.
Parera, A. 2002. Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica. El Ateneo. Buenos Aires.
Rex Gonzalez A. y J. A. Pérez. 1993. Historia Argentina. Argentina Indígena. Ed. Paidos.
Serrano, A. 200. Los Aborígenes Argentinos. Paideia. Córdoba, Argentina.
www.vidasilvestre.org.ar
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
WWW.PATRIMONIONATURAL.COM
Términos y condiciones
Para su relevamiento de campo, Patrimonio Natural.com se traslada en vehículos